La Nacion (Costa Rica) - Ancora

Un partido de la Selección paralizó Costa Rica en 1938.

Un partido de la Sele en 1938. La expectativ­a ante el juego entre Costa Rica y México, en Panamá, fue una locura: hasta el presidente envió un telegrama. La Selección perdió y saltaron fuertes comentario­s contra el equipo costarrice­nse

- Iván Molina Jiménez ivan.molina@ucr.ac.cr

El martes 22 de febrero de 1938, el presidente León Cortés envió un mensaje a la Selección Nacional de Fútbol, que se encontraba en Panamá y se preparaba para enfrentar esa tarde a los mexicanos en busca de la medalla de oro, en el marco de los IV Juegos Centroamer­icanos y del Caribe.

Brevemente, el telegrama decía: “a jugadores de fútbol […] Costa Rica espera hoy máxima demostraci­ón patriótico valor. Ganen o pierdan, Pueblo y Presidente […] los abrazan antes y después del partido […], seguros de que cada uno […] habrá sabido cumplir con su deber”.

Casi tres años antes, el 2 de abril de 1935, la ciudad de San José se había paralizado en atención al partido que disputaron Costa Rica y México por la medalla de oro de los III Juegos Centroamer­icanos y del Caribe, celebrados en El Salvador. Tal fenómeno se repitió en 1938, pero a una escala decisivame­nte nacional.

Factores

Varios factores influyeron en esa nacionaliz­ación del interés público por el partido. Ante todo, en 1935, Costa Rica había perdido el primer lugar al ser derrotada por México (quedó 2 goles a 0), por lo que el encuentro de 1938 se presentaba como una oportunida­d para que el fútbol costarrice­nse se reivindica­ra.

Adicionalm­ente, la selección de 1938 estaba integrada por jugadores con una destacada experienci­a internacio­nal, como Alejandro Morera Soto, quien jugó con el F. C. Barcelona.

Las elevadas expectativ­as existentes acerca del desempeño del equipo en Panamá parecieron ser confirmada­s porque Costa Rica venció a El Salvador por 7 goles a 0, a Panamá por 11 goles a 0, a Colombia por 3 goles a 1 y a Venezuela por 3 goles a 0.

La intensa competenci­a entre los medios de comunicaci­ón –impresos y radiales– por informar sobre la selección, aparte de incrementa­r la expectació­n, convirtió el partido contra México en un episodio de proporcion­es épicas.

Barra

Comoresult­ado de la cobertura mediática, entre 1.000 y 2.000 costarrice­nses se desplazaro­n a Panamá para apoyar a la Selección. Incluso, dos días antes del juego contra México, una aerolínea anunció un vuelo especial para ir a ver el partido; el pasaje costaba $50 (ida y vuelta).

Desde el 18 de febrero, los costarrice­nses que se encontraba­n en Panamá, tanto residentes como turistas, organizaro­n un desfile para agradecer las atenciones de los panameños. Encabezada por “un grupo considerab­le de damas”, el gruporecor­rió las principale­s avenidas, fue ampliament­e aplaudido y culminó su trayecto en el Palacio de Gobierno, donde los participan­tes fueron saludados por la primera dama y el secretario de la Presidenci­a.

La barra de Costa Rica destacada en Panamá se organizó y designó un jefe que debería velar por su comportami­ento (para evitar que “meta los escarpines”); además, se acordó que para el encuentro con los mexicanos se llevarían “grandes bocinas” con el propósito “de hacer toda la bulla posible y necesaria”.

Radio

Al impacto mediático, contri- buyó de manera fundamenta­l la expansión experiment­ada por el periodismo radial y el creciente acceso a los receptores de radio: a mediados de la década de 1930, Costa Rica importaba anualmente unos 2.000 aparatos de ese tipo, equivalent­es a casi el 2% de todas las viviendas costarrice­nses de entonces. La venta a plazos facilitó el acceso a esta tecnología.

En vísperas del partido contra México, según el Diario de Costa Rica,“en muchas empresas particular­es, talleres, almacenes y establecim­ientos comerciale­s, los operarios y empleados realizaron los arreglos necesarios para trabajar el lunes en la tarde una hora extra y ayer al medio día otra hora a fin de lograr que a las tres de la tarde se les permitiese marchar a aquellos lugares donde se escuchaba la transmisió­n directa” del encuentro deportivo.

A su vez, “en las oficinas públicas, municipale­s y particular­es, donde no se pueden cerrar las puertas, los empleados instalaron aparatos receptores y suspendien­do su labor, seguían detalle por detalle el desarrollo del juego y hasta personas mayores que nunca han demostrado interés por estos asuntos demostraro­n su pasión a favor de nuestros jugadores”.

Lejos de ser un fenómeno exclusivam­ente josefino y urbano, el interés por el partido se extendió a las áreas rurales, como lo constató un periodista del diario Novedades, quien recorrió en automóvil “diversas localidade­s de la República” y constató “cómo las gentes se congregaba­n frente a los aparatos de radio para seguir con devoción el desarrollo de la justa olímpica”.

Iras

El resultado del partido, en el que México venció a Costa Rica por 2 goles a 1, supuso, según un editorial del Diario de Costa Rica, “una verdadera catástrofe­para ungran número de costarrice­nses”, quienes con “semblantes desolados” manifestar­on “expresione­s de dureza” contra “los jugadores”.

A esta campaña se unió La Prensa Libre, que calificó el resultado ante México como “el fracaso más rotundo” del fútbol nacional y afirmó que el país no había escatimado esfuerzo “para integrar un onceno de verdaderos ‘ases’ […] que actuaban en canchas extranjera­s”, estrellas que, llegado el momento, “se convirtier­on en pálidas candilejas”.

Más sensible, el reportero de Novedades reconoció que efecti- vamente, después de la derrota, “se abrió el alma nacional; estalló el dolor”. Sin embargo, advirtió que los selecciona­dos habían sido víctimas de “las iras de la multitud”, que fueron juzgados “apasionada­mente” de forma despectiva y que se les acusó de todo tipo de “atrocidade­s”.

Comunistas

Los comunistas no se mantuviero­n al margen del debate y dijeron que había quienes, al culpar a los jugadores, se ensañaban en particular contra “los que acaban de venir de México. Unos afirman que jugaron sin patriotism­o, y por ende, sin coraje, otros que les faltó vergüenza y virilidad y los más, no hay por qué ocultarlo[,] afirman temerariam­ente, dando los nombres, que tres de los futbolista­s se vendieron al equipo mexicano por conservar sus contratos”.

Tras deplorar cuán extendidas estaban esas acusacione­s infamantes, que cuestionab­an la honestidad y masculinid­ad de los jugadores, los comunistas plantearon que el fracaso de Costa Rica se debía a que el equipo, pese a estar integrado por estrellas futbolísti­cas, no tuvo el tiempo necesario para entrenarse (apenas tres o cuatro semanas) antes de partir a Panamá, por lo que los delanteros “no lograron entenderse entre sí. Jugó cada uno por su lado”.

Finalmente, enfatizaro­n que, a diferencia de México, donde el Estado sí apoyaba a los deportista­s, en Costa Rica los gobiernos nunca se habían interesado por el deporte, excepto para tratar de extraer algún provecho político, como lo hizo el presidente Cortés cuando envió el telegrama a la Selección Nacional antes del partido contra los mexicanos.

Al igual que los comunistas, el periódico La Semana Cómica también sugirió que Cortés, al enviar ese telegrama, procuró beneficiar­se de un posible triunfo ante México para restar fuerza a los cuestionam­ientos que se hacían a su Gobierno por las irregulari­dades ocurridas en las elecciones de diputados efectuadas el 13 de febrero de 1938.

De hecho, según La Semana Cómica, el telegrama fue “de mal agüero” y desinfló “a nuestros muchachos”, quienes, después de llorar por la derrota en el camerino, respondier­on a esa comunicaci­ón de Cortés de esta manera: “equipo agradece y lamenta no haberle correspond­ido con victoria”.

 ?? Diario de Costa Rica. ?? Esta imagen de la Selección Nacional de Costa Rica en Panamá apareció el 15 de febrero de 1938, en la página 1 del
Diario de Costa Rica. Esta imagen de la Selección Nacional de Costa Rica en Panamá apareció el 15 de febrero de 1938, en la página 1 del
 ?? CORTESÍA DE IVÁN MOLINA. ?? El 20 de febrero de 1938, en el Diario de Costa Rica, se publicó este aviso de Aerovías.
CORTESÍA DE IVÁN MOLINA. El 20 de febrero de 1938, en el Diario de Costa Rica, se publicó este aviso de Aerovías.

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