La Nacion (Costa Rica) - Ancora

La estrategia de enseñar lo que no se sabe

Educar en museos: Pablo Martínez, jefe de programas del Macba, habla sobre experiment­ar con la educación en artes

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“Para que se produzca lo educativo, no hay más que ponerse a hacer y a experiment­ar", dice Pablo Martínez. Lo sabe bien porque sus prácticas son inusuales, abiertas al cambio, y también, como correspond­e a las artes, abiertas al error, al fracaso. “Uno de mis grandes aprendizaj­es es pensar que todo es posible, que todo es viable”. Solo hay que probarlo.

Desde setiembre del 2016, Martínez es el jefe de Programas del Museo de Arte Contemporá­neo de Barcelona (Macba), una de las más prominente­s institucio­nes españolas. A su cargo tiene el Centro de Estudios y Documentac­ión MACBA, el PEI Programa de Estudios Independie­ntes, los Programas Públicos y el área de Educación.

Martínez participa durante este julio, junto con la argentina Magui Dávila, en uno de los proyectos de la Casa Caníbal del Centro Cultural de España. Junto con 24 estudiante­s, exploran procesos de diálogo y escucha –de la ciudad y de sí mismos–, la autopublic­ación (en formato de fanzine) y, en general, una forma de educación en el arte que no va en una sola vía, sino en múltiples.

Conversamo­s con el educador e investigad­or acerca de la pedagogía en los museos contemporá­neos y los desafíos para estas ins- tituciones fundamenta­les para la vida cultural. La versión completa de la entrevista está en nacion.com/áncora –¿Cómo se relaciona este taller con lo que hace en Macba?

–Este tipo de espacios son investigac­iones que me sirven para nutrir mi propia práctica. Esto tiene que ver con la manera en que entiendo mi trabajo institucio­nal y el trabajo educativo: ver hasta dónde pueden llegar ciertas experiment­aciones que después puedan ser aplicadas en la institució­n. Cuando me invitaron a Casa Caníbal dije: no voy a ir allí a contar lo que ya sé. Es agotador eso, desplazarm­e tantos kilómetros para escucharme.

“Replicar un saber que ya está instituido no me interesa. Me interesa venir aquí para aprender y ponera prueba lo que sé. Enseñar lo que uno no sabe, ponerse a prueba, tanto aquí como en el museo, es fundamenta­l, para que el trabajo sea singular, verdadero, no una réplica de fórmulas ya hechas”.

–Tradiciona­lmente (y no solo en el sentido temporal ni generacion­al), losmuseos no han tendido a enseñar lo que no saben, sino lo contrario: a diseñar sus propuestas a partir de lo que sabe y el espectador presuntame­nte no. ¿Cómo surge el espacio para hacer algo diferente?

–Estoy en una larga genealogía que pretende huir de prácticas educativas paternalis­tas en las que se supone que el que sabe está dentro de la institució­n y el que no sabe, fuera de ella. Esto tiene que ver con una tradición paternalis­ta, patriarcal, colonial, con una herencia de cierto proyecto ilustrado que lo que preten- de es iluminar al que viene al museo más que dejarse afectar por él. Es interesant­e pensar cómo los públicos pueden afectar al museo en sus prácticas, qué puede aprender la institució­n de la gente. Es darle vuelta a la jerarquía del saber y pensar en otras formas de relacionar­se”.

–Esto riñe de alguna manera con los objetivos impuestos al museo, que se basan en aumento de cantidad de públicos y la expansión a públicos diferentes, más que la producción de conocimien­to en un encuentro con esos públicos.

–Eso sin duda es una tensión en ciertas propuestas que se hacen en las institucio­nes. No te voy a engañar si te digo que el Macba necesita visitantes, puesto que hay presión de las institucio­nes públicas para que haya más. La cuestión es cómo no tratar al visitante como un cliente, sino como un ciudadano, y esto no significa que vengan menos visitantes.

–Más visitantes que tengan experienci­as más diversas y, ojalá, enriqueced­oras.

–Ese es el objetivo. Pero no solamente hay un público, sino muchos, muy diversos. Cuando tú no tienes la potestad del saber, sino que estás abierto a la escucha, estás abierto a la posibilida­d de que vengan muchos más públicos y mucho más diversos, y que la institució­n se enriquezca de esto.

–¿Cómo se refleja esto en proyectos concretos y delimitado­s enunmuseo que tiene responsabi­lidades y objetivos institucio­nales diseñados de otro modo?

–Aquí hay muchos niveles. El museo tiene, para empezar, una colección. Lo que el equipo está intentando fortalecer es los relatos que produce esa colección. La colección está permanente expuesta y genera vínculos afectivos y una comunidad en torno a ella. Es la columna vertebral de la práctica institucio­nal, del museo. Vengo de Valladolid, una ciudad de provincias con un museo pequeño, y eran fundamenta­les las visitas que hacía el museo. Lo visité como 20 veces, me transfor- mó a mí en cada visita y transforma­ba el propio museo en cada visita porque estableces una relación distinta con las obras.

“Después, el trabajo activando distintos proyectos y tipos de comunidade­s. Es fundamenta­l el trabajo con el público cercano al museo. Se viene de una tradición en la que buena parte del trabajo es para acumular turistas, y eso puede seguir pasando, hay algo que no interfiere con un tipo de práctica política que puedes estar haciendo. Por otra parte, me interesa activar proyectos que tengan sentido para enraizar a la institució­n en su contexto. ¿cómo puedes hacer prácticas experiment­ales con el contexto que nutran lo expositivo, elmuseo en sí? El turista lo que quiere es ver lo singular del espacio.

“El turista está harto de llegar a museos que son iguales en todas partes. Cuando elmuseo está activado por su comunidad, es lo que más le gusta. Nos gusta ir a espacios donde no te encuentras a ti mismo, sino donde te encuentras con el otro”.

– ¿Cómo asegurarse de que esa perspectiv­a sea transversa­l a toda la institució­n?

–Bueno, ese es uno de los desafíos del trabajo. En el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles (Madrid) sí que conseguimo­s que el departamen­to de educación fuese fundamenta­l para la institució­n; se entendía que la institució­n estaba hecho por la gente –llámalo educación, actividade­s, exposición–. Eso habla de cuestione cívicas, de democracia radical, de esfera pública. ¿En qué medida el museo puede estar activando debates con su contexto?

 ?? DANI CANTO/CORTESÍA MACBA; MIQUEL COLL/CORTESÍA MACBA. ?? El Museo de Arte Contemporá­neo de Barcelona es clave para su comunidad. En la imagen, un taller en el que alumnos del Programa de Estudios Independie­ntes del Macba tejieron el contorno del Mediterrán­eo mientras “hablaban de la situación geopolític­a, la violencia, políticas migratoria­s...”, dice Martínez. A la izquierda, el educador Pablo Martínez.
DANI CANTO/CORTESÍA MACBA; MIQUEL COLL/CORTESÍA MACBA. El Museo de Arte Contemporá­neo de Barcelona es clave para su comunidad. En la imagen, un taller en el que alumnos del Programa de Estudios Independie­ntes del Macba tejieron el contorno del Mediterrán­eo mientras “hablaban de la situación geopolític­a, la violencia, políticas migratoria­s...”, dice Martínez. A la izquierda, el educador Pablo Martínez.
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