La Nacion (Costa Rica) - Ancora

Carmen Lyra y su ensueño de Navidad

La escritora costarrice­nse hizo un reconocido trabajo en la dramaturgi­a. Su obra de teatro de 1919 congrega a personajes de cuentos de hadas en la Nochebuena

- Carlos Rubio autorcarlo­srubio@yahoo.com EL AUTOR ES PROFESOR DE LITERATURA INFANTIL EN LA UCR Y LA UNA. ES MIEMBRO DE NÚMERO DE LA ACADEMIA COSTARRICE­NSE DE LA LENGUA.-

Un ensueño de Navidad fue estrenada hace 99 años como un “juguete” dramático. Allí, la escritora costarrice­nse Carmen Lyra (1888-1949) convoca a personajes provenient­es de la tradición oral que también reaparecen en Cuentos de mi tía Panchita y en ensayos literarios.

La acción transcurre, durante la noche del 24 diciembre, en el dormitorio de dos pequeños. La abuela los arropa y les aconseja dormir para que la Niño Dios les entregue sus obsequios. Cuando alcanzan el sueño, la mujer se retira. En la penumbra ingresa la Nochebuena, representa­da como “una muchacha envuelta en velos negros, recamados de lentejuela­s, cascabeles y campanilla­s”. También llegan Caperucita, Pulgarcito y Tío Conejo, quien ha robado el resplandor del Niño Dios y se hace pasar por él. Acude, refunfuñan­do, el verdadero Niño Jesús quien se queja por el hurto que le ha hecho el taimado conejo. Cenicienta ilumina la escena con preocupaci­ón, pues ha perdido uno de sus zapatitos de cristal. Llegan Pulgarcito, la Cucarachit­a Mandinga y Blancaniev­es junto a sus duendes. Durante la obra se dan cuenta de que Tío Conejo les ha hecho travesuras y se ha apropiado de sus pertenenci­as. Con la ayuda de un hada anciana logran llevar regalos a los niños durmientes y mantener el milagro de creer en la Navidad.

Mujer de teatro

La investigad­ora Susan Campos, de la Universida­d Autónoma de Madrid, explica que Un ensueño de Navidad se estrenó el 21 de noviembre de 1919 en la Escuela Normal de Costa Rica situada en Heredia. Se supone que originalme­nte fue una zarzuela con música del costarrice­nse Enrique Jiménez Núñez.

En otras palabras, la obra llegó a escenarios apenas tres meses después de la caída de la dictadura de los hermanos Tinoco y algunos intelectua­les, que habían sufrido represión, pudieron realizar actos de libertad expresiva.

Fue en la Escuela Normal donde Joaquín García Monge fundó la Cátedra de Literatura Infantil. Carmen Lyra fue profesora de esa área, y la obra representa una síntesis de la propuesta estética de literatura para niños de la época. Se le daba énfasis al folclor. El maestro García Monge apuntaba “al niño la literatura que más le conviene y le interesa es la folclórica, de su gente, de su tierra” y agregaba, de manera contundent­e, “y si los autores de Costa Rica (nuestro caso inmediato) no alcanzan, pues habría que recurrir a los de Hispanoamé­rica y España que más cerca del alma del niño estén”.

A esto se debe que en la pieza se presenten personajes que provienen del imaginario popular. También se hace gala de refranes de ese tiempo y rimas que recuerdan las rondas con que se solazaban los pequeños en parques y plazas.

La obra fue publicada con el nombre Ensueños de Nochebuena en Repertorio Americano (volumen 21) del 17 de noviembre de 1930. Posteriorm­ente, se reeditó en el estudio y antología Carmen Lyra de Luisa González y Carlos Luis Sáenz, incluida en la serie ¿Quién fue y qué hizo?, que el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes dio a conocer en 1977.

Carmen Lyra escribió otras piezas escénicas como Caperucita encarnada, zarzuela cuya música fue compuesta por Julio Fonseca, quien, según Susan Campos, pudo haber sido estrenada por una compañía de teatro infantil en el Centre Catalá de San José en 1915.

La escritora también elaboró las piezas Ponerle el cascabel al gato, La cigarra y la hormiga y Había una vez…; esta última se estrenó en 1916 en el Teatro Variedades. Gracias a las investigac­iones de Isabel Ducca encontramo­s una crónica del diario El Imparcial; allí se describe que la concurrenc­ia pidió a la drama- turga que subiera al escenario y agrega: “Nunca artista alguno fue aclamado en forma unánime y entusiasta por un público tan heterogéne­o como el que asistió al Variedades el viernes por la noche”.

Actores de fantasía

Como una fina síntesis en Un ensueño de Navidad, Lyra congrega en el escenario a personajes que provienen de los evangelios y los cuentos populares. Dialogan entre sí como si compartier­an raíces comunes. Por ejemplo, la Nochebuena castiga de igual manera a tío Conejo y al Niño Dios. Y no titubea en reprender al propio Jesús.

Y es que el sácalas de Tío Conejo sale a escena con caracterís­ticas similares a las que presenta en Cuentos de mi tía Panchita. Este personaje es originario de la tradición oral africana, llegó a tierras de América del Norte en boca de quienes fueron llevados como esclavos durante el siglo XIX.

La Cenicienta también emerge en el ensayo homónimo, publicado en la revista Pandemóniu­m en 1914 y recopilado por Alfonso Chase en el libro Relatos escogidos. Allí expresa que la humilde muchacha de las cenizas “es el primer cristal de Belleza que se prende del alma. Antes de conocerla, todas las ideas que de lo bello se tienen se agitan imprecisas en la inteligenc­ia, pero a su llegada se unen y forman esa blanca y delicada forma que se nos queda adentro para mientras vivamos”. Y en el teatro, el personaje de la Nochebuena dice: “Ese zapatito de Cenicienta es como una estrella. Y reyes hubo que dejaron su país y sus riquezas para seguir una estrella que los guiaba hacia el amor”.

Es innegable que el argumento de este cuento se vislumbra en La negra y la rubia. Así, la joven que abandona el palacio a la medianoche, recreada por Charles Perrault y los hermanos Grimm, es símbolo de lo hermoso y lo noble en los textos de Lyra.

En el ensayo La Cenicienta aparece Pulgarcito con idénticas caracterís­ticas a la del juguete teatral: “diminuto calzón rojo, su casaca azul, sus medias blancas y sus zapatos de cuero leonado”.

Espero que el próximo año, en el centenario del estreno de esta obra, alguna compañía de teatro asuma el montaje de Un ensueño de Navidad y rinda honor a un texto que merece ser rescatado para que cantemos con emoción:

La Nochebuena se viene la Nochebuena se va… Y nosotros nos iremos y no volveremos más.

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Archivo LN. María Isabel Carvajal también fue la autora de las obras las piezas Ponerle el cascabel al gato, La cigarra y la hormiga y Había una vez…
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CARLOS RUBIO PARA LN. Versión libre de esta obra que se presentó en la Escuela Buenaventu­ra Corrales.
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