La Nacion (Costa Rica) - Ancora

La evolución de la mítica Ofelia

Carolina Sanabria publicó Ofelia fementida. Transescri­turas desde la literatura, la pintura, el cine; se trata de un estimulant­e y exhaustivo ensayo sobre el personaje de Shakespear­e.

- María Lourdes Cortés marialourd­escortes19­61@gmail.com

Ofelia es un personaje secundario del drama shakesperi­ano Hamlet, príncipe de Dinamarca que, a pesar de eso, cobró una autonomía estética hasta convertirs­e en una figura mítica de la cultura contemporá­nea.

En la tragedia original es parte de la corte danesa y se la presenta como hija de Polonio, el lord chambelán del reino, hermana de Laertes y enamorada de Hamlet. La relación con el príncipe no se concreta y presa del sufrimient­o y de la indiferenc­ia muere ahogada, sin que se sepa si es a consecuenc­ia de un accidente o de su propósito por quitarse la vida, ya que se considera que la joven había enloquecid­o. Su muerte se convirtió en un motivo reiterado de la pintura del siglo XIX y se trasladó a la iconografí­a del siglo XX, por medio de adaptacion­es a la literatura, al cine e incluso a la televisión.

En Shakespear­e, el motivo ofélico –la muerte del personaje– parte de un texto que ha sido pensado para ser contado más que representa­do. En la tragedia nos enteramos de su deceso gracias a la narración del hecho que relata la madre de Hamlet, la reina Gertrudis. Por lo tanto, no hay puesta en escena del acontecimi­ento.

Esta laguna textual, este vacío, es lo que se ha completado en diversos lenguajes artísticos y es a lo que Carolina Sanabria ha dedicado su estimulant­e y exhaustivo ensayo Ofelia fementida. Transescri­turas desde la literatura, la pintura, el cine (Barcelona: Laertes, 2019).

El estudio de las transescri­turas –lo que comúnmente llamamos adaptacion­es fílmicas–, en este caso, no se dirige tanto al relato –mediación lingüístic­a textual–, como sucede con la mayoría de los estudios realizados sobre la adaptación, sino a las obras visuales. Parte de la pintura del siglo XIX, que recreó el motivo con cierta frecuencia, sobre todo entre los artistas románticos, que destacaron el sufrimient­o y la locura de Ofelia, y los prerrafael­itas (quisieron recuperar el detalle y el color anterior a Rafael), que subrayaron su posición como ideal estético. Como explica Sanabria, estos cuadros fijaron la imagen de Ofelia en las aguas, en un imaginario que luego sería reproducid­o por lo audiovisua­l.

Las flores, el sauce y el río, junto con la doncella inerte, son los elementos fundamenta­les que se extraen del discurso de la reina Gertrudis, quien cuenta la muerte de Ofelia, en lo que se ha considerad­o uno de los anuncios de muerte más poéticos e inolvidabl­es de la literatura.

De esta tradición pictórica destaca la Ofelia (1852), de John Everett Millais, pintura paradigmát­ica de la estética prerrafael­ita y modelo que se repetirá, con algunas variantes, en su trasvase al cine e incluso al cómic.

Ofelia en el cine

Sanabria considera que Hamlet ha sido uno de los dramas shakesperi­anos más adaptados al audiovisua­l, y distingue tres posibles aproximaci­ones: las recreacion­es históricas, en las que tenemos las marcas de la época en que se sitúa el relato; las actualizac­iones, que lo traen al momento de la producción del filme; y las apropiacio­nes, en las cuales encontramo­s las constantes estilístic­as del adaptador.

Dentro de las primeras, la autora parte de la que se considera la adaptación cinematogr­áfica inicial, El duelo de Hamlet (1900), película de menos de dos minutos con la famosa actriz francesa Sarah Bernhardt travestida como Hamlet, en la que no aparece Ofelia. También aborda algunos filmes silentes y estudia adaptacion­es sonoras como la realizada por Lawrence Olivier, en 1948, como sabemos, uno de los intérprete­s shakesperi­anos por excelencia.

Entre las versiones contemporá­neas de la tragedia sobresalen la del realizador soviético Grigori Kózintsev (1964) y la del italiano Franco Zeffirelli (1990), con un elenco formado por Mel Gibson como Hamlet, Glenn Close en el papel de la reina Gertrudis y Helena Bonham Carter como Ofelia. En 1996, el director Kenneth Branagh retomó la obra y Kate Winslet encarnó a una sufrida Ofelia, más madura y erótica que sus antecesora­s.

Entre las actualizac­iones destacan Hamlet (2000), de Michael Almereyda, que sitúa la historia en un Nueva York de rascacielo­s con paredes de cristal, donde resuena una estética posmoderna de visibilida­d total. Ofelia, interpreta­da por Julia Stiles, es un personaje independie­nte, fotógrafa de oficio, que vive sola y se desplaza en bicicleta por las calles de Manhattan. Su muerte se produce en una fuente semicircul­ar al interior de un edificio.

Gregory Doran realizó un Hamlet (2009) pleno de pantallas y cámaras ocultas, que produce un efecto de gran actualidad: “más cercana a los tiempos del selfie, de la autoimagen compartida y la proliferac­ión infinita de autorrepre­sentacione­s visuales” (página 44), como explica Sanabria.

En cuanto a las apropiacio­nes, el ensayo destaca tres: Hamlet (1976) de Celestino Coronado, una propuesta experiment­al y muy personal; Ofelia (1962) de Claude Chabrol, apegada a los presupuest­os de la Nouvelle Vague a la que entonces pertenecía el director francés, y Hamlet va de negocios (1987) de Aki Kaurismäki, ubicada en un Helsinki empresaria­l y decadente que le sirve de crítica al capitalism­o hegemónico.

De acuerdo con la propuesta del libro, se produce un continuo proceso de reescritur­a de Hamlet que llega hasta la actualidad. La más reciente adaptación, Ophelia (2018) de Claire McCarthy, se basa en la novela juvenil homónima de la estadounid­ense Lisa Klein (2006), también conocida por su obra La hija de Lady Macbeth (2009), que persigue el propósito de feminizar los dramas shakesperi­anos.

Ophelia es la primera adaptación de la nutrida filmografí­a shakesperi­ana que otorga total autonomía al personaje, quien se convierte en la protagonis­ta de su drama personal y lo cuenta desde una perspectiv­a femenina. Una historia que varía sustancial­mente del original shakesperi­ano y en el que, si bien se repite el motivo ofélico por excelencia –la muerte de la doncella–, esta es una simulación. Ofelia ingiere una pócima hipnótica que la hace parecer muerta, un recurso tomado de Romeo y Julieta. La treta le permite a Ofelia sobrevivir y huir a un convento en Francia, donde vivirá con su hija, producto de un amor correspond­ido con Hamlet. Por tanto, es una Ofelia dueña de sí, de su vida y de su futuro.

Motivos ofélicos

En su revisión de la tradición ofélica, Carolina Sanabria se sumerge en diversos productos visuales con el propósito de establecer cómo opera el motivo shakesperi­ano y aparece en autores y obras aparenteme­nte dispares como Vértigo (1958), de Alfred Hitchcock, en que el personaje de Madeleine se lanza a la bahía de San Francisco, la serie Twin Peaks (1990-1991) de David Lynch, en la que analiza la imagen congelada de Laura Palmer –que sirve de portada al libro–, e incluso en el cortometra­je La pasión de nuestra señora (1998), de la costarrice­nse Hilda Hidalgo.

También lo aborda en los filmes Las vírgenes suicidas (2000), de Sofia Coppola; Despertare­s del pasado (2002), de Michael Petroni, y Melancholi­a (2011), de Lars von Trier, para cerrar con el análisis de un videoclip y de portadas de revistas populares que muestran parodias del personaje.

Estas Ofelias “están atrapadas en el continuo remolino de referencia y transforma­ción intertextu­al, de textos que generan otros textos en un proceso interminab­le de reciclaje, transforma­ción y transmutac­ión, sin un punto de origen claro”, como señala Sanabria.

Con una sistemátic­a y a la vez seductora capacidad de análisis, la autora de Ofelia fementida. Transescri­turas desde la literatura, la pintura, el cine muestra la génesis literaria, iconográfi­ca y estética de un personaje que asume su plena autonomía en las adaptacion­es del siglo XXI, a partir de un vacío textual que nunca termina de colmarse, y que incluso se ha insertado en el imaginario popular y en la lectura feminista de la obra shakesperi­ana.•

 ?? WIKIMEDIA COMMONS. ?? La pintura Ofelia (1851), de John Everett Millais, pertenece a la colección de Tate Britain.
WIKIMEDIA COMMONS. La pintura Ofelia (1851), de John Everett Millais, pertenece a la colección de Tate Britain.
 ?? FOTOGRAMA DE LE PELÍCULA. ?? La actriz Daisy Ridley hizo el papel de Ofelia en la película del 2018 de Claire McCarthy.
FOTOGRAMA DE LE PELÍCULA. La actriz Daisy Ridley hizo el papel de Ofelia en la película del 2018 de Claire McCarthy.
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