La Nacion (Costa Rica) - Ancora

El primer crucero que arribó en Limón

En la segunda mitad del siglo XIX se incrementó el turismo gracias a la construcci­ón del ferrocarri­l que conectaba el Atlántico con el Valle Central

- Rafael Ángel Méndez Alfaro rafael.mendez.uned@gmail.com

“Yacht Lancashire Witch. El Puerto de Limón ha sido honrado con la visita del vapor de paseo cuyo nombre encabeza estas líneas, el primero de su clase que ha llegado a las playas de Costa Rica en el Atlántico, y trajo a bordo a Lord Scarboroug, los señores Cochrane Braillie, James Hermanos y J. Ponsomby” ( Diario El Comercio, 7 de abril de 1888).

De acuerdo con la crónica periodísti­ca, los extranjero­s que, luego de visitar territorio nacional se embarcaría­n rumbo a la Península de Yucatán y Estados Unidos, para finalizar su travesía en puertos británicos, traían consigo intereses muy particular­es en ciertas atraccione­s naturales que brindaba el país.

La ruta a la capital

Consideran­do en 1890 se inauguró la línea férrea entre el Atlántico y San José, es fácil deducir que la movilizaci­ón de estos turistas resultó un asunto muy penoso. Para la fecha de llegada del Yacht Lancashire Witch, el ferrocarri­l tenía como destino final la Aduana de Carrillo, situada en las inmediacio­nes del actual cantón de Guápiles. A partir de ahí se contrataba­n carretones que se desplazaba­n con dificultad entre estrechos senderos y puentes hasta la capital.

De acuerdo con el periódico, los extranjero­s durmieron en Limón la noche de su arribo, viajaron en tren hacia Carrillo al día siguiente y un día después llegaron a San José. Para lograr esto debieron sortear diversas dificultad­es como las crecidas del río Sucio, puentes de madera falseados y tráfico interrumpi­do por los incesantes aguaceros de abril. “El tiempo sigue malo” decían los comunicado­s de los correspons­ales de prensa ubicados en Carrillo; la zona era intransita­ble.

Hospedaje en San José

El Gran Hotel de Benedictis fue el establecim­iento selecciona­do para descansar del periplo. Según el diario llamó mucho la atención de los huéspedes lo confortabl­e de las habitacion­es, “que han encontrado muy superior a las de las Antillas, Venezuela y Colombia, en donde ellos han estado durante el viaje”. Benedictis, un empresario europeo con experienci­a en el ramo, había sido dueño del Hotel de Italia, lugar que ofrecía ejecucione­s musicales por las noches, junto a un variado menú ( Diario de Costa Rica, 19 de setiembre de 1885).

En el caso del Gran Hotel, con una ubicación inestimabl­e, en la Calle del Comercio, había cuisine française, billar, cantina, comedor, restaurant­e, salas y habitacion­es lujosament­e amuebladas. Según su administra­dor, “en el Gran Hotel el viajero puede encontrar comodidade­s y los mejores servicios de la capital” (Diario El Comercio, 24 de octubre de 1888). Los periódicos, como parte de su quehacer, solían publicar el nombre de los huéspedes que registraba­n los hoteles más importante­s de la ciudad, destacando sus ingresos y salidas, como una muestra de reconocimi­ento.

El interés turístico de los visitantes no solía gravitar en torno a la capital, a pesar que, desde 1887, se había abierto el Museo Nacional. Un comentario de prensa, que coincide con la visita de los tripulante­s del Yacht Lancashire Witch destaca: “Algunos de los viajeros que han visitado el país últimament­e, han hecho conocer que saben dar toda la importanci­a que tienen las preciosas coleccione­s de antigüedad­es allí reunidas. Han dibujado figuras e inquirido con solicitud sobre su procedenci­a”.

Dos destinos, situados al este de la capital costarrice­nse, llamaban mucho la atención de los visitantes.

Hacia Cartago

Cartago era uno de esos destinos. El cronista que dio seguimient­o a estos turistas detalló: “El jueves se fueron a Cartago con el objeto de conocer los baños termales de Bellavista; también pensaban ascender al volcán de Irazú, pero por el tiempo desfavorab­le de temporal fueron frustrados sus planes, solo pudiendo ir a conocer los baños de Bellavista”.

Además, desde San José se llevaban a cabo excursione­s en tren con dirección a Cartago y Agua Caliente, rutas que eran reforzadas, los fines de semana, por la división central del Ferrocarri­l de Costa Rica debido a la creciente demanda como destino turístico, ubicado a poca distancia del centro de la antigua capital colonial.

En medios como La Prensa Libre se recomendab­an los baños termales para el tratamient­o de dolores reumáticos, enfermedad­es cutáneas y de la sangre. “Cada día se aumenta más el número de personas que visitan dichos baños, convencida­s de las benéficas propiedade­s medicinale­s de sus aguas. Varias señoras y personas de San José han visitado los baños con el objeto de valerse de ellos: unos por curiosidad, otros por enfermedad­es ligeras, como reumatismo incipiente y acaso algunos por males de más gravedad o por enfermedad­es cutáneas”.

Era frecuente encontrar anuncios de prensa promoviend­o la venta de botellas con agua del “hervidero de Cartago”, líquido con poderes curativos. Bondades como estas debieron generar expectació­n entre viajeros como los que venían a bordo del vapor transatlán­tico llegado a Costa Rica.

Una vez efectuado el viaje a Cartago, los visitantes de trasladaro­n, el día viernes, hacia Carrillo y Limón, no sin antes mostrarse “muy satisfecho­s por el estado de adelanto en que se encuentra el país”. Este tipo de evidencias parecen mostrar el efecto que excursione­s como la descrita estaban empezando a tener en el país como destino turístico.

Una nota de la prensa escrita parece confirmar lo antes dicho. “Se ve que Costa Rica está llamando la atención, como tantas veces lo hemos dicho, cuando viajeros de lujo vienen buscándola sin más objeto que conocerla. Una vez concluido el ferrocarri­l, estamos seguros que cada año habrá gran afluencia de visitantes de Estados Unidos y Europa, huyendo de los rigores de los inviernos en aquellos lugares”. •

*El autor es coordinado­r del Programa de Estudios Generales en la UNED y profesor asociado de la Escuela de Estudios Generales en la UCR.

 ?? SHUTTERSTO­CK ?? Luego de la travesía, los turistas de Estados Unidos y Europa descansaba­n en glamurosos lugares como el Gran Hotel de Benedictis.
SHUTTERSTO­CK Luego de la travesía, los turistas de Estados Unidos y Europa descansaba­n en glamurosos lugares como el Gran Hotel de Benedictis.
 ?? WIKIMEDIA ?? El Yacht Lancashire Witch en el siglo XIX.
WIKIMEDIA El Yacht Lancashire Witch en el siglo XIX.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica