La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

+: +7 06 )87 * * 2 4* 2 ,* / 0*#2 /

5*6 * 7'5 * * * 52,5 4/ ,* 4* *"5 5Ó.! 5. *6#/ -2 2 6*+2 7'* ',2 20' 5 *. 65 0/ * / '* *+* 0* *. *. / * 0 54/ 8 .2 *. / 4* * *. "5 4/ ,* 2 /012 7'* ' Í 02. 65 /"*.4' / ,* 5# *4/ 8 4 /92!

-

na de las ventajas de vivir muchos años, es la cantidad de historias que uno colecciona. Por ejemplo, siempre quise ser reportero de televisión. Sin embargo, lo mejor que pudo ocurrir en mi carrera fue ejercer en prensa escrita, y no en la tele, en vista de los pachos que sufrí con mis aventuras de libreta y trazo, de los cuales salí discretame­nte ileso. Que si me hubieran sucedido en vivo, ¡madre mía!.

Una vez me aproximé a entrevista­r a Wilson Muñoz en la gramilla del estadio Saprissa, luego de que el mediocampi­sta morado había logrado un doblete.

Entre los entrevista­dores, una guapa muchacha esperaba su turno. Todo bien, hasta que la atractiva reportera se puso al frente y en vez de hablar de los

goles, le solicitó a Muñoz un autógrafo.

El jugador accedió. Tomó el pilot. De pronto, sin decir agua va, la chica se desabrochó el pantalón y le indicó que quería la firma “en una de sus nalguitas” (no recuerdo en cuál). Sin saber qué hacer, Wilson hizo las de Melquiades. A mí me dio un mareo y me empecé a menear como Chibolo, que no existía en ese tiempo, pero así fue como me puse.

El único que mantuvo el seso fue Gustavo López, a la sazón, reportero de Monumental. Con audacia, Tavo persiguió a la chica, mientras la afición vacilaba de lo lindo en las gradas. Así como lo cuento, sucedió realmente. Y si no me creen, busquen la escena en Youtube, que es como una Tablet donde Dios apunta casi

/todos los pecados.

En otra ocasión, en un partido entre Saprissa y Uruguay de Coronado, tenía el encargo de entrevista­r a la figura, con el agravante de que al minuto 89, ningún protagonis­ta merecía tal distinción. Por dicha, en la agonía del juego, el juez señaló un penal a favor de los morados. Salvada y media, pensé. Si Enrique Díaz anota, será la figura; y si, por el contrario, el arquero Rodolfo Jarret ataja o desvía, enton- ces será Jarret.

Dicho y hecho. Díaz remató y Jarret se lució con un tapadón. Ahí está, ¡la figura! Bajé presuroso del palco e intercepté al guardameta en la gramilla. “Lo felicito, Jarret, pero, díga- me: ¿usted adivinó la dirección del remate o se jugó la esquina?”. “Mire, yo no soy Jarret, yo soy Withaker (Alfredo)”, respondió el arquero suplente (ambos son negros y vestían igual). Imagínense, en vivo y por tele, hubiese sido debut y despedida. Cuando la volé de veras fue en un documental sobre la cultura que realizábam­os en el Centro de Cine. Habíamos visitado diferentes comunidade­s en busca de tradicione­s. Y llegamos a Santa Ana, tierra cebollera por excelencia. Por suerte, varios agricultor­es ocupaban la calle trenzando una gran cantidad de cebollas. “¡Socále, que se nos van!”, le supliqué a Tomotane Hara, mi camarógraf­o. “Mae, tranquis, que les falta un montón”, respondió Tomo. Armó el equipo y me coloqué ante la cámara. -- Y empecé el rollo: “Santa Ana es tierra de cebollas. Conversemo­s con este agricultor, para que nos hable de esta abundante cosecha”. Le acerqué el micrófono. El campesino me miró desde el suelo, se incorporó con una trenza en la mano, se acomodó el sombrero y, circunspec­to, dijo: “Lo que pasa es que estas cebollas, las traemos de Cartago”. ¡Corte! No hubo modo de convencerl­o de que disimulara y dijera que las cebollas eran de Santa Ana. Por eso, como les decía, me hubiera encantado ser estrella en la tele. Pero, idiay…¡No se pudo!

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica