La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical
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orría el 2001… el mundo aún estaba en plena resaca moral por los atentados de las Torres Gemelas y la última década del siglo pasado había traído, aparejado a la implosión de Internet, el seguimiento de
crímenes y juicios que hipnotizaron a las audiencias, como los casos de OJ Simpson y JonBenet Ramsey, entre otros muchos más. La noche del 9 de diciembre de ese año, un nuevo culebrón empezaría a curtir los noticiarios estadounidenses y del resto del continente. Nunca, eso sí, como lo está haciendo ahora, en pleno 2018, después de que Netflix estrenara hace tres semanas el documental The Staircase ( El asesino de la escalera, en español).
Nobleza obliga: es imposible abordar este caso sin incurrir en spoilers, de manera que el lector decide si continúa.
Todo comenzó en la madrugada del 9 de diciembre, cuando el escritor estadounidense llamó, totalmente fuera de sí, al 911 para implorar por ayuda para su esposa, Kathleen Peterson, quien había tenido un accidente en las escaleras de la mansión de Durham, en Carolina del Norte.
Pero cuando la policía y los médicos llegan se topan con una escena que jamás presupuestaron, pues ellos esperaban un accidente doméstico y lo que encontraron fue a una mujer ya fallecida, en medio de un charco de sangre y salpicaduras que llegaban a las paredes y al cielo raso.
La vida poco a poco se encarga de enseñar y ratificar que a menudo no todo es lo que parece y, más allá del extraordinario documental que puso el tema en la palestra de nuevo, hay que remontarse al tiempo en que ocurrieron los hechos y cómo el caso generó extensos reportajes en prestigiosos espacios como 60 Minutos o 20/20, que ya para entonces pasaban en todo Latinoamérica vía televisión por cable.
La imagen de Michael Peterson, en ese momento de 58