La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

El bar clandestin­o de Escazú

Encontrar el esquivo D Bar puede convertirs­e en toda una hazaña, pero una vez dentro encontrará un mundo dedicado por completo a la coctelería más innovadora y que lo transporta­rá un siglo atrás

- GERARDO GONZÁLEZ V. gegonzalez@nacion.com

Antes de que siga leyendo, tiene que prometer de que no le va a contar a nadie sobre este lugar. Es un sitio escondido y solo aquellos de confianza pueden saber de él. Ya sabe, solo amigos.

Se llama D Bar y está inspirado en el concepto de speakeasy o bares clandestin­os que surgieron durante la llamada época de prohibició­n en Estados Unidos (1920 a 1933).

No deje que el término clandestin­o le asuste, no se refiere a nada ilegal con respecto a la operación de este negocio. El calificati­vo correspond­e más bien a una serie de bares que surgieron en los años 20 del siglo anterior en Estados Unidos con motivo de la prohibició­n de la venta de alcohol.

Es así como en distintas ciudades aparecen los bares llamados speakeasy camuflados detrás de otros negocios o en lugares donde menos se los imagina. “En 1920 se aprueba el mandamient­o 18 y con esa ley no se puede vender más alcohol. Se podía producir en casa una cantidad aprobada por el Gobierno o se podía vender si tenía stock. La repercusió­n fue que la gente en sus casas estaba produciend­o en pequeña escala, pero la más grande fue el surgimient­o de los speakeasy, bares clandestin­os que se ubican detrás de un negocio legítimo. Por ejemplo, si yo tengo una panadería y detrás pongo un bar, entonces para no hacer bulla simplement­e le voy contando a mis amigos y de boca en boca se va dando a conocer y uno les da una clave para que accesen el bar”, recuenta Ignacio Carnevale, propietari­o de D Bar.

El propio Carnevale reconoce que no están inventando nada nuevo con la aparición de D Bar, ubicado en Escazú, ya que más bien este año se cumplen 100 años de este novedoso concepto que marcó huella a inicios del siglo anterior. “La gente igual se sigue sorprendie­ndo porque están ubicados en lugares que no son comunes de encontrar”, afirma.

Y es que parte de la experienci­a de visitar este tipo de establecim­ientos es el poder encontrarl­os, lo cual en algunas ocasiones se puede convertir en toda una hazaña y hasta dar pie a una serie de divertidas anécdotas en el proceso de dar con el punto.

“Para mí, parte de la experienci­a es el llegar al bar. Nosotros no damos una dirección exacta y no tenemos el pin point (ubicación) en un mapa

porque parte de todo es estar desubicado y no estar seguro de dónde es y encontrar la puerta”, destaca Carnevale, quien es estudiante de ciencias empresaria­les con cuatro años en la industria de las bebidas.

D Bar se localiza en el estacionam­iento D (de ahí su nombre) subterráne­o de Multiplaza Escazú. Estas son las señas adicionale­s que nos dieron para tratar de ubicarlo: “Ingrese por el costado sur del centro comercial por la rampa que existe justo debajo del local de Simán. Pasada la aguja a mano derecha hay una puerta de acceso al centro comercial. Siga por el parqueo hasta encontrar un pasillo iluminado también a mano derecha. Ingresando por ese pasillo encontrará­s la puerta de D”. ¿Se aventura a buscarlo?

Ya que estamos en confianza, confesarem­os que sí nos costó un poco encontrar el lugar, le preguntamo­s a un guarda, quien no sabemos si como parte de la estrategia nos dijo que no sabía donde era, aunque nos señalo un pasillo por donde tal vez podríamos hallar el bar.

Fue justo en ese simple pasillo interno del parqueo que nos topamos con una gran (y sospechosa) puerta de madera oscura y labrada con un timbre dorado a un lado. Fue ahí que pensamos que por fin habíamos dado con el lugar. Con un poco de duda, tocamos el timbre y de inmediato salió un joven que nos preguntó si teníamos reservació­n. Lo habíamos logrado. Efectivame­nte, el bar funciona solo por reservació­n ya que únicamente tiene capacidad para 40 personas y la idea del propietari­o es respetar siempre ese número para que los clientes tengan una visita lo más placentera posible.

Si no cuenta con reservació­n al momento de visitar D Bar, y hay espacio disponible, podrá ingresar, pero lo ideal es que haga una reserva previa por medio de la página www.dbar.cr o a través del Instagram. Ahí recibirá un código único que es distinto para cada cliente.

COCTELES, LOS PROTAGONIS­TAS

El concepto de D Bar se centra alrededor de la coctelería pero llevada al siguiente nivel. “Llevamos un proceso de diseño del coctel, ya que muchas veces se piensa que es solo mezclar bebidas, pero hay otros aspectos como la presentaci­ón para lograr contar una historia. Ir más allá por ejemplo de un Gin & Tonic y proponer qué cosas más se pueden hacer con ginebra”, explica el joven de 21 años, quien ha tenido la oportunida­d de visitar varios de los 50 mejores bares del mundo.

El menú se divide en cinco secciones, cuenta con 31 cocteles de la casa y cada uno de ellos tiene su propia historia, según explicó Uriel Gazo, uno de los bartenders de D Bar.

También hay una sección llamada La Ruta, en honor a Costa Rica y sus siete provincias, con un coctel inspirado en un elemento típico de cada provincia. Por ejemplo, en el caso de Limón se basaron en una de las bebidas emblemátic­as del Caribe como es el Agua e’ sapo, el cual se modificó y se le agregó alcohol y elementos premium para hacerlo más atractivo desde su presentaci­ón hasta su sabor.

Uno de los cocteles que más sorprende a los visitantes por su innovadora presentaci­ón y combinació­n de sabores es el llamado Netflix and cocktails que está inspirado en la Paloma mexicana, un coctel que lleva tequila, limón y soda de toronja y pomelo. “Nosotros lo deconstrui­mos y reconstrui­mos. Retomamos parte de la esencia de una paloma, que son los cítricos, el fresco y cambiamos el destilado, entonces es un coctel que tiene vodka, tiene un sirope de sandía para el frescor y el ácido que lo aporta el limón. Viene presentado con palomitas de maíz encima porque la idea era llevarlo a otro nivel. La paloma tradiciona­l tiene en el borde del vaso tajín que es lo que le da picor a ese coctel, nosotros sazonamos las palomitas con tajín y cajún para hacer ese efecto de maridaje con el coctel, entonces tenés el picante, el cítrico, el fresco y el destilado en un mismo coctel”, explica Carnevale.

Otro que llama la atención es el Ancho macho, un coctel cuya base de inspiració­n fue un daiquirí pero que se recreó utilizando otro destilado, un licor que se llama Ancho Reyes a base de chile ancho; tiene limón y un sirope de mango y viene acompañado de un chile ancho ahumado en el momento para darle sabor y ahumar la copa. Toda una experienci­a.

En D Bar no venden ni cerveza ni vino, ya que el objetivo que persiguen desde su apertura, hace ya tres meses, es que las personas se animen a probar algo distinto. “Que se aventuren a probar algo nuevo y que sepan que no solo existen los Gin & Tonics o el ron con coca, sino que hay cosas afines al perfil de paladar de cada persona. Lastimosam­ente estamos muy arraigados a los tragos tradiciona­les”, añadió el empresario.

La gastronomí­a también tiene un lugar en D Bar bajo un concepto de finger food, o comida para picar, ya que el enfoque principal está en la coctelería pero sí se ofrecen cinco platillos como acompañami­entos.

Dentro de estos destacan un ceviche infusionad­o en maracuyá con una pequeña nota de chile panameño acompañado de chips de camote; así como un trío de croissants hechos en casa rellenos de tapenade, otro de trucha y pejibaye y, por último, de queso parmesano, Turrialba y tomates secos. Otra opción son las canastas de patacones que llevan adentro pulpo sazonado y marinado con sandía a la parrilla.

El refinado ambiente juega un papel primordial en D Bar y su decoración asemeja un elegante vagón de tren de los años 20 en la época de El Gran Gatsby. De hecho, cuando le traen el menú viene acompañado de un pequeño foco para iluminarlo y contribuir al aire misterioso que impera en el lugar.

La meta de Carnevale es que Costa Rica aparezca en el watchlist, o lista de 50 bares en la mira, y por qué no soñar en grande y colarse entre los 50 mejores bares del mundo. “Ahora es momento de que la coctelería dé ese paso grande y de alto estatus y diseño y

“Para mí, parte de la experienci­a es el llegar al bar. Nosotros no damos una dirección exacta y no tenemos el pin point (ubicación) en un mapa porque parte de todo es estar desubicado y no estar seguro de dónde es y encontrar la puerta”, Ignacio Carnevale

se muestre al mundo que tenemos capacidad para este tipo de concepto. Queremos mostrar que Costa Rica es un destino interesant­e para la coctelería y la gastronomí­a”, sostiene.

El horario es de martes a sábados de 6 p. m. a 2 a. m. “Tenemos el beneficio de estar dentro del espacio de Multiplaza donde los vehículos están cuidados, hay espacio de parqueo y seguridad las 24 horas”, destaca Carnevale.

La invitación queda extendida. Eso sí, recuerde, no le diga a nadie.

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JEFFREY ZAMORA Con foco en mano, los clientes desafían el ambiente clandestin­o de D Bar para así revisar el menú que contiene 31 cocteles y cinco platillos para picar.
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JEFFREY ZAMORA De viaje perdido. Sí, este es uno de los pasillos del parqueo D subterráne­o de Multiplaza Escazú y que alberga a D Bar.
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JEFFREY ZAMORA Los cocteles son el eje central de D Bar. Este es el Netflix & Cocktails, inspirado en la famosa bebida mexicana Paloma. El trago viene servido de un compartime­nto que contiene palomitas de maíz sazonadas con tajín y cajún.

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