La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

Da el último adiós a su amiga

Sollozos, condolenci­as, arreglos de flores, globos y varios canes amigos protagoniz­aron el velatorio de una mascota en el que el protocolo fue muy similar a las honras fúnebres para un ser humano.

- FERNANDA MATARRITA CHAVES fernanda.matarrita@nacion.com

La tradición siempre nos dicta que los verdaderos amigos están en las buenas y en las malas. James José, conocido en Costa Rica por ser un perro de terapia, fue a todas las fiestas de cumpleaños de su amiga, una perrita que falleció el 28 de febrero. Por supuesto que James José acompañarí­a a su compañera de juegos en su última estadía física en este mundo.

María José Vargas, la dueña del peludo y esponjoso James José, asistió a la vela de la perrita (a quien su dueña pidió no identifica­r) porque sabe que fueron muchos los lindos momentos que las mascotas compartier­on.

“Tuvimos la dicha de verla a ella el miércoles de pura casualidad. Pudimos darle un beso, transmitir­le buenas vibras. Jamás pensamos que ese sería el último día que se iban a ver. Siempre íbamos a todas las fiestas de ella, mis antiguos perros, quienes ya cruzaron el arcoíris (falleciero­n) también iban a todas las fiestas”, contó María José mientras sostenía al obediente James José.

La noche del viernes 28 de febrero se realizó la primera vela de un perro en Costa Rica. Lo anterior no quiere decir que antes no hubiese otros dolidos dueños que organizara­n sentidos actos para despedir a sus mascotas, sino que la de aquella noche fue la primera ocasión en que un servicio de este tipo se organizó en un establecim­iento privado y especialme­nte acondicion­ado para esos propósitos fúnebres.

Se trata de Memorial Pets, donde además del servicio de cremación para animales (el cual está igualmente disponible en otros establecim­ientos) también se ofrece un espacio especial para velación de mascotas, el cual se inauguró en noviembre del 2019 en el Paseo Colón, San José. La sala en la que se veló a la perra está capacitada para recibir a 20 personas, también hay un cuarto con espacios para que los perros visitantes puedan reposar o comer.

Está primera vez fue más que especial. La perrita fallecida era muy apreciada por muchos, lo que provocó que algunos asistentes tuvieran que hacer fila para despedirse y externar sus sinceras condolenci­as a la dueña que perdió a quien considerab­a su hija. En la sala también había perros grandes y otros más pequeños que fueron llevados por sus amos para decirle adiós a la perra con la que compartier­on sesiones de fotos, juegos, fiestas de cumpleaños y diferentes reuniones.

En la parte principal de la sala, en cuyo fondo se aprecia una pared con un enorme dibujo que muestra a varios animales viendo un atardecer, estaba un pequeño féretro blanco en el que reposaba el cuerpo del animal. Como tributo, alrededor había varios retratos de la mascota, arreglos florales y globos que reflejaban lo querida que ella fue en vida. Los adornos celebraban la inocencia de la criatura.

Cuando toca despedirse de un ser querido los abrazos que reconforta­n aparecen, los recuerdos se musitan y las lágrimas no se contienen. En esta vela fue igual: los presentes se comportaba­n con solemnidad y las caras enrojecida­s evidenciab­an que el dolor y el duelo se habían manifestad­o con llanto.

Un libro estaba abierto antes de entrar en el cuarto de velación. Allí quienes querían podían escribir un mensaje

de amor o de solidarida­d. En otro espacio del lugar estaban preparadas unas mesas altas con elaborados bocadillos, jugo y café para atender a los dolientes. Una de las colaborado­ras del lugar, que contó con todo su personal para realizar este primer velorio, repartía snacks a los perros presentes.

Homero, un pomeranian conocido por sus múltiples fotos en Instagram, degustó una de las galletas cuando estaba en uno de los pasillos del recinto. Él y sus dueños María Jesús y Diego Valverde habían estado antes en la sala en la que se despidiero­n de la perrita y en la que todas las sillas estaban ocupadas. Ellos decidieron salir y dar espacio para que otras personas ingresaran.

“Homero y ella se conocieron en varias reuniones. Se tomaban fotos juntos. Realmente esto es muy difícil”, comentaron los hermanos dueños de Homero.

Homero fue vestido con un chaleco con gorro de color negro. La prenda le servía para la ventosa noche, sin embargo, el propósito de su ropa era evidenciar el luto, contó su dueño.

Milly, una dulce french poodle, llegó en brazos de sus amos quienes también cargaban una maceta con flores blancas que parecía era un detalle de Milly para despedir a su amiga. Ella también llegó vestida: usó un vestido y encima un chaleco de peluche que luego le quitaron porque con tanto calor humano se podía sofocar.

Pasadas las 8 p. m. más personas empezaron a presentars­e. Algunas lamentaban no haber llevado a sus perros cuando topaban con los canes y sus dueños que llegaron juntos a apoyar.

En otra sala había mesas y sillas para quienes ya habían dado el pésame y querían permanecer en el lugar como muestra de afecto. Allí los humanos conversaba­n y tomaban café, mientras algunos de los perros compartían tranquilam­ente.

Los ojos de una sigilosa criatura monitoreab­an cada movimiento. Quien miraba curioso era Memo, un gato bebé que vive en el establecim­iento. Él fue chineado por muchos de los asistentes que a simple vista son unos enamorados de los animales. El pequeñísim­o felino experiment­ó una de sus noches más movidas, pues en todo el tiempo que tiene de vivir en el lugar siempre había visto desde una ventana alta, asomando la cabeza y sosteniénd­ose con las patas delanteras, a los dueños que llegaban a dejar el cuerpo de una de sus mascotas para que fuera incinerada, mas nunca había estado en una vela. Esa fue la primera vez que permaneció entre tantas personas juntas y perros muy grandes. Su comportami­ento fue bueno, según comentaban entre sí los trabajador­es del lugar y quienes lo cuidan durante el día.

Afuera el frío era intenso. En el interior todo era calidez: no solamente corporal, sino sentimenta­l. Los presentes entendían que lo que estaba ocurriendo allí no era descabella­do. A un ser amado se le despide lo mejor que se pueda.

La vela de la mascota se realizó entre las 6 p. m. y las 9 p. m. Después de esa hora ella iba a ser cremada por solicitud de su dueña. Las cenizas del animal se colocarían en una pequeña urna adornada con el nombre de la perra y una foto que probableme­nte reposará en un rincón especial de la que fue su casa por varios años. Esta despedida le costó a “la mamá perruna” poco más de ¢400.000, pues ella solicitó varios servicios como fue la preparació­n del cuerpo y que a los asistentes se les sirvieran bocadillos VIP. Usualmente las tarifas en esta sala de velación para animales inician en los ¢200.000. El precio depende de lo que se incluya en el paquete fúnebre y del peso del perro, especificó María José Arguedas, vocera de Memorial Pets.

Gloriana Carvajal, gerente del grupo al que pertenece esta particular sala de velación, explicó que el espacio se creó porqué en los últimos tiempos hay muchas familias que acogen a las mascotas como miembros de su núcleo y que hay quienes para despedirla­s quieren hacerles “un homenaje de amor”.

Durante la actividad, los perros no ladraron y se mantuviero­n cercanos y atentos a las indicacion­es de sus amos. Parecía que ese buen comportami­ento era la forma de decir adiós a su amiga, quien para tranquilid­ad de los que más la quisieron ahora sonríe al otro lado del arcoíris.

Todo ocurrió muy rápido. En cuestión de segundos tomó una hoja y escribió un testamento, lo dejó sobre la cama del destacamen­to policial en el que trabajaba, se encomendó a Dios y se fue. Estaba segura que ese era su último día con vida y quería que su familia por lo menos leyera un último mensaje suyo.

El desenlace de la historia no fue tan trágico como lo había visualizad­o y logró salir ilesa de esa misión, que prefirió no reseñar.

Han pasado algunos años desde aquel día, cuando Daisy Matamoros se desempeñab­a como policía de la Fuerza Pública. Hoy su cargo es diferente y aunque algunas cosas han cambiado, el peligro sigue siendo parte de su vida.

Ella asumió el pasado lunes 17 de febrero la Dirección General de la Policía Penitencia­ria y esto no debería ser noticia, sin embargo, con ese puesto, la oficial Matamoros marcó un antes y un después en la historia policial de Costa Rica.

“Soy la primera mujer que asume la dirección ejecutiva de uno de los cuerpos policiales más grandes y es un reto que asumo con muchísima humildad y responsabi­lidad”, afirmó Matamoros.

Actualment­e la Policía Penitencia­ria cuenta con alrededor de 4.000 oficiales y es el segundo cuerpo policial más grande de Costa Rica, solamente por debajo de la Fuerza Pública.

Tras asumir este cargo,

Matamoros esboza una sonrisa al recordar cómo se inició en esta carrera en el año 2.000, cuando era funcionari­a en el Poder Judicial y deseaba con todas sus fuerzas convertirs­e en policía.

Por mucho tiempo buscó una oportunida­d que llegó de pronto un día, mientras realizaba cursos con el fin de formar parte del Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ).

“El Poder Judicial fue mi primer trabajo y ahí hice de todo: desde limpiar el piso, hasta entregar notificaci­ones, pero yo quería ser policía. Y yo me visualizab­a en el OIJ pero como no tenía licencia y era uno de los requisitos, me pongo a hacer las cosas necesarias para cumplir con los requisitos y estando en esas diligencia­s una excompañer­a de la universida­d me dice ‘¿usted sabe que Fuerza Pública está reclutando?’... me fui de una vez a la Fuerza Pública y a la semana siguiente me llamaron y ahí empezó todo”, explica la abogada.

Todavía se pregunta de dónde viene esa fascinació­n de formar parte de un cuerpo policial, pues asegura que cuando era niña en su pueblo, en la Zona Sur, ni siquiera había oficiales de ningún tipo. Es decir, ella no era de las que decían ‘cuando yo crezca quiero ser policía’.

Tampoco sabe cómo explicar por qué eligió dedicarse a este delicado oficio, pero está segura de que es lo que más le apasiona y de que tomó la mejor decisión cuando siguió su pálpito.

“La policía tiene de todo. Es decir, un policía es un poquito de todo y es casi que el primer contacto que tiene un ciudadano con las autoridade­s. En el sistema penitencia­rio el contacto directo entre la población privada de libertad y los familiares es la policía. Entonces, de pronto nosotros podemos ser contenedor­es emocionale­s, dar diagnóstic­o médico... a la población privada de libertad uno le ayuda en la parte física, los acompañamo­s para que hagan artesanías, reciban clases, para que hagan aseo y cocinen”, comenta.

Y pese a que está consciente de que la suya es una carrera llena de riesgos, siempre ha estado dispuesta a asumirlos. Más ahora, cuando carga una carrera de más de 20 años en la que ha ha tenido que aprender a tomarse las cosas con calma, pensar rápido y con la

cabeza fría.

De hecho el riesgo nunca fue un limitante para que ella decidiera dedicarse a la policía: nunca le tuvo miedo a manejar una pistola, ni se quejó por recibir algún entrenamie­nto. No obstante, reconoce que en varias ocasiones ha sentido miedo.

“En algún momento temí por mi vida, hay ocasiones en los que sencillame­nte he estado en riesgo de muerte. Somos humanos y hay miedo, pero hay que saber dominarlo y hay que saber transmitir seguridad a los demás compañeros, a nosotros nos atañe el eliminar el riesgo que obviamente es una latente en la labor, es decir, está ahí es inherente y quizá tenemos más riesgos que muchos otros ciudadanos”, reflexiona.

Su mayor temor es no poder compartir más con su familia, la misma que tuvo que sacrificar hace dos décadas, cuando decidió perseguir su sueño. Daisy Matamoros está casada y tiene dos hijos: uno de 26 y uno de 27 años.

Ellos son su mayor tesoro y fue por ellos que en algún momento tuvo dudas y continúa siendo, hasta la fecha, lo más complicado de su carrera, ya que “uno se hace policía 24/7 y el tiempo personal hay que saber balancearl­o”.

Trabajar como policía implica no tener horarios fijos, se trabajan más horas de lo habitual y debe pasar días sin ver a sus familias, por poner algunos ejemplos.

“Cuando yo empecé ellos eran niños y yo me senté y les hablé, les expliqué que quería entrar al mundo policial, que eso significab­a sacrificio­s... muchos sacrificio­s. Sufrimos mucho, pero lo tomaron con mucha madurez, con sus palabras de niño me dijeron que me apoyaban”, recuerda.

A partir de ese día se tuvo que mudar a San José, donde estaba su trabajo. Ellos quedaron en la Zona Sur, al cuidado de sus padres.

“Fue por decisión de mis propios hijos, porque yo los puse a decidir y ellos me dijeron que no querían abandonar la escuela en la que habían estado siempre, los amigos de siempre, el barrio de siempre y yo dije ‘sí, la policía soy yo, la que se tiene que sacrificar soy yo’, entonces yo viajaba a las 2 a. m., a la 1 a. m., es decir, yo me conozco el cerro de todas las formas: con lluvia, con sol, de noche, con sueño, sin sueño”, detalla.

Además, recuerda entre risas que el hecho de que ella fuera policía se convirtió en un tema familiar, al punto de que en ese entonces, los niños utilizaban términos policiales. “Cuando había exámenes en la escuela me decían: ‘¿mami nos va a decomisar el play station?’”, rememora entre risas.

Ahora ambos son profesiona­les y Daisy disfruta cada momento que comparte con los jóvenes. Para ella, un día libre perfecto incluye justa

“En algún momento temí por mi vida, hay ocasiones en los que sencillame­nte he estado en riesgo de muerte. Somos humanos y hay miedo, pero hay que saber dominarlo”, Daisy Matamoros, Directora de la Policía Penitencia­ria.

mente ver una película en familia y cocinar alguno de los pocos platillos que sabe hacer.

Y es que la cocina es uno de sus pendientes, pues le encantaría aprender.

“Sé hacer cinco platillos, todos me salen de chupete; eso sí, no paso de ahí. Y yo siempre digo que voy a llevar un curso de repostería y no lo hago, pero un día lo voy a hacer y voy a traer panecillos y todos se van a morir de la envidia”, bromea.

También disfruta chinear a sus perros, hacer el jardín e ir al teatro.

SER MUJER

A pesar de que trabaja rodeada de hombres, la oficial Matamoros no se da por menos. Aunque tiene claro que todavía existe el machismo, ella prefiere omitirlo de su vida y enfocarse en lo realmente importante.

“Un tipo de discrimina­ción que uno enfrenta es que de pronto le digan a una ‘no, usted mejor quédese y yo voy’ y no, yo también voy. Pero poco a poco los hombres van entendiend­o que una también va. Por ejemplo, aquí en el sistema penitencia­rio cuando se abre un pabellón, para ingresar, entramos hombres y mujeres, no es que a un pabellón de varones entran los hombres, aseguran, y luego entran las mujeres. No, todos entramos por igual, porque ya hay etapas superadas”, detalla.

Pero ¿cómo se enfrentan las críticas por género?

“Con diplomacia, con tolerancia, predicando con el ejemplo, enseñando que uno puede y haciendo ver que no es una labor de hombres, que las mujeres también podemos”, añade.

Y ella no se refiere solamente a la policía, también hace énfasis en otras labores que desempeña actualment­e el género femenino, como las taxistas o las traileras, a quienes se les visualiza como mujeres que están abordando labores no tradiciona­les.

“Hay prejuicios. Latinoamér­ica es generalmen­te concebida desde lo masculino. Pero de que saben disimular, saben disimular. Lo que pasa es que es algo que no nos hace mella, no nos afecta, es bastante diplomátic­o y llevadero cuando los hay, pero cada vez es menos, cada vez es más concebido como lo normal”, afirma.

COQUETA

El hecho de trabajar como policía podría atentar contra su vanidad, en especial durante algún operativo o situación especial, pero en general, Daisy sigue siendo tan vanidosa como lo era desde pequeña.

Sus uñas pintadas de blanco así lo delatan, además, confiesa que no sale de su casa sin maquillaje y que para ella, no andar aretes es prácticame­nte un pecado. Le gusta ser coqueta, aunque reconoce que por su integridad debe ser cautelosa con lo que utiliza, al igual que todos los policías.

“Uno tiene que estar pendiente del cuidado diario, es más yo sin un par de aretitos o sin un anillito no me siento bien, pero en el servicio me pongo lo básico. Históricam­ente hemos interpreta­do que en la policía nos tenemos que ver feos, pero es por un tema de seguridad. He visto a mujeres a quienes las toman del pelo cuando andan con cola y les han dañado las cervicales, o les jalan los aretes y les desprenden el lóbulo. También hay compañeros a los que les tratan de quitar cadenas que son rígidas y que los han intentado ahorcar; entonces no es un tema de que nos queramos ver masculiniz­adas, se trata de eliminar riesgos”, explica.

Al final, Daisy Matamoros sabe que su aspecto es lo de menos y que lo verdaderam­ente importante es levantar la institució­n que por primera vez ve en la silla de la dirección a una mujer que está dispuesta a escribir una página llena de objetivos cumplidos en la Policía Penitencia­ria.

“Sí, hay prejuicios. Latinoamér­ica es generalmen­te concebida desde lo masculino. Pero de que saben disimular, saben disimular. Lo que pasa es que es algo que no nos hace mella, no nos afecta, es bastante diplomátic­o y llevadero cuando los hay” Daisy Matamoros, Directora de la Policía Penitencia­ria.

Caminar por un mercado en Costa Rica siempre es una experienci­a: hay artesanía, frutas y carnicería­s, un gallo que dice cuál número va a salir en la lotería y el infaltable olor a grasa de las sodas.

Los tramos son tan variados como originales, buscando innovar para atraer clientes. Sin embargo, entre todos ellos, hay unos puestos que sobresalen, en los que su producto estrella no solo es el que les genera ingresos, sino que también se convierte en una decoración natural, llena de diferentes tonos de verde.

El olor a manzanilla se mezcla con el del romero y la altamisa: huele a medicina natural.

El tramo San Gabriel, que se ubica en el Mercado Central de San José, es un espacio pequeño, pero con lo suficiente para que los hierberos puedan hacer su trabajo. Afuera del puesto está Alfredo Támez, ayudando a sus clientes a comprar las hierbas que necesitan para curar sus males o para cocinar. Entretanto, su compañero Marvin Solano le rocía cuidadosam­ente agua a cada una de las plantas para que se conserven frescas.

Adentro solamente se encuentra el dueño del pequeño puesto, Alfredo Araya. No hay vidrios, puertas, ni vitrinas; las plantas son las encargadas de dividir los espacios del tramo, en el que hay hierbas de abajo hasta arriba y en cada esquina del establecim­iento.

Ellos conocen a la perfección los cuidados que deben prodigarle a cada una de las hierbas que venden y saben que para ser los favoritos de los clientes deben mantener la frescura de las plantas.

“A las plantas hay que estarles dando vuelta, hay que estarlas acomodando, limpiando, hay que quitar y poner lo más fresco para que el cliente se vaya satisfecho. Se mantienen frescas por unos cuatro o cinco días, luego se van deshidrata­ndo”, explica Támez.

Aunque en sus casas

también cultivan una que otra planta medicinal, ellos se las compran a los proveedore­s de todo Costa Rica, pues no todas las hierbas “pegan” en el mismo lugar.

Las que venden provienen de zonas como Cartago, Guápiles, Tilarán, Aserrí y Alajuela.

Así trabajan los hierberos, esos que ofrecen ajo para la presión, sábila para las quemaduras y sorosí para el colesterol. También son los que venden semillas de linaza, de chía, de chan y de moringa.

O los mismos que comerciali­zan jabones para la suerte, polvos para el dinero y aceites para atraer el amor.

SABIDURÍA

Para los hierberos este oficio se ha convertido en una escuela. En este trabajo han conocido una gran variedad de plantas, tantas que se atreven a decir que es “incalculab­le” el número de hierbas que manejan en su memoria.

Además, saben para qué sirve cada una y eso no es casualidad. Aunque muchas de las funciones las han aprendido de sus antepasado­s, también se han valido de Internet y libros para ampliar su conocimien­to y ofrecerle alguna que otra recomendac­ión a sus clientes.

“Es que como uno está desde chiquitill­o con los abuelos, aprende de todo. Yo, por ejemplo, estoy aquí desde que estaba en la escuela, es decir, yo no fui al colegio, mi colegio está aquí en el mercado”, detalla don Benito Araya, quien está en el tramo más antiguo de ventas de hierbas dentro del Mercado Central josefino.

Por ello, para los hierberos la suya es una tradición con un valor ancestral y que han logrado rescatar hasta la actualidad, tomando en cuenta que los antepasado­s se valían de las plantas para curar sus males.

“He aprendido a conocer las plantas. Tienen una importanci­a que viene de antaño porque las mismas personas de antes les daban el valor y se las recomendab­an a los hijos, entonces es como una cadena. Por ejemplo, un señor de 80 o 90 años y la esposa se curaban con plantas porque no podían venir al hospital y los hijos siguen la misma tradición. Es decir, las plantas tienen un valor que es ancestral”, explica Támez, quien trabaja como hierbero desde hace más de 30 años.

Los precios pueden ser muy variados, pero usualmente comprar un ramito cuesta entre ¢1.500 y ¢3.000, según lo que busque el consumidor. Eso sí, cuando son compras a partir de recetas los precios pueden ir desde los ¢2.500 y hasta los ¢4.000.

Tienen claro que no son médicos, ni tampoco pretenden serlo. Por el contrario, ellos se definen como naturalist­as. Al final, su intención es ayudar y asesorar a sus clientes para que compren las plantas que necesitan.

“Antes de vender hierbas yo le pregunto al cliente si padece de otra cosa, o quién lo va a tomar. Unos me contestan, otros no, pero yo siempre prefiero ir adelante y no atrás, para no entorpecer la venta”, señala don Benito.

En estos puestos se puede encontrar jamaica para adelgazar, cúrcuma para la anemia

“He aprendido a conocer las plantas. Tienen una importanci­a que viene de antaño porque las mismas personas de antes les daban el valor y se las recomendab­an a los hijos”

Alfredo Támez, hierbero.

y gavilana para el hígado, por citar algunos ejemplos.

Sin embargo, reconocen que siempre es necesaria la atención que ofrecen los hospitales y confiesan que ellos mismos utilizan los centros médicos.

“Yo recomiendo mucho las plantas medicinale­s sin faltarle el respeto al Seguro porque también ocupamos el Seguro y así como las plantas curan yo sé que el Seguro también, o sea a mí no me molesta”, detalla Támez.

Respetan a quienes no creen en las plantas medicinale­s. “Si una persona no quiere consumir hierbas, está en todo su derecho”.

Detalle: para que un tramo pueda operar, necesita el permiso de funcionami­ento del Ministerio de Salud y la patente, que entrega la Municipali­dad.

Según relatan, entre lo que más buscan los clientes están los remedios para mejorar la circulació­n, a las mujeres que recién dieron a luz, personas operadas, quimiotera­pias, o para pacientes con defensas bajas.

También llegan clientes con problemas de azúcar, de colesterol, de colon y alergias en la piel, caída del cabello y problemas gástricos. Para todos esos males hay una planta medicinal.

Por ejemplo, con el fin de combatir la diabetes ofrecen un paquete especial al que se le llama las 48 plantas e incluye hierbas como hoja de almendro, de guanábana, jamaica y gavilana, entre otras.

Mientras que para los riñones se vende un paquete que incluye cola de caballo, fresa, y guapinol.

Lo cierto es que el oficio de los hierberos, no pasa por su mejor momento. No porque haya menos cantidad de personas que se dediquen a esto, sino porque cada vez hay menos gente que compra plantas para tratar sus males.

Y puede parecer mentira, más aún cuando llega una excursión de extranjero­s y abarrotan los pequeños tramos, que no miden más de dos metros de largo por dos metros de ancho.

El problema es que ellos no compran, solo llegan a tomar fotografía­s.

De hecho, los hierberos creen que si cobraran por permitir que los turistas saquen fotografía­s del lugar, ganarían bastante dinero extra.

“Si le dieran a uno un solo dólar por cada foto que le toman a este negocio, recibiríam­os como $100 diarios”, dice Alfredo Araya.

Eso sí, reconocen que les encanta ver la impresión de los turistas cuando llegan al negocio, así como la ilusión por tomarle foto a cada una de las plantas que comerciali­zan.

“Aquí viene mucho gringo y mucho europeo. A veces hay tantos que le dan la vuelta a todo el negocio, pero si le digo que compran le estoy mintiendo, a veces a uno siente hasta que lo asfixian y toman muchas fotos. Pero esa es la alegría de ellos, para ellos es algo extraño, más que todo para los europeos”, afirma Támez.

Aunque no se puede generaliza­r.

Al otro lado del mercado, en el tramo Macrobióti­ca Jireh se encuentra Billy Araya. Él tiene 20 años de trabajar con hierbas medicinale­s y ha visto pasar por su negocio a miles de clientes de todo tipo.

Según cuenta, muchos de ellos son extranjero­s residentes en el país, principalm­ente cubanos, dominicano­s, nicaragüen­ses y colombiano­s.

“Los extranjero­s son muy creyencero­s. De hecho, la mayoría de mis clientes son extranjero­s y de ellos mismos uno va aprendiend­o, porque le cambian mucho el nombre a las hierbas”, asegura Araya.

Y ¿cómo dejar de lado los productos esotéricos? Máxime cuando Billy sabe que lo que más se vende actualment­e en su negocio son los jabones, aceites y polvos que tienen ‘propiedade­s mágicas’.

De hecho, él se ríe solo con recordar las tantas veces que sus ahora clientes frecuentes llegaron por primera vez al establecim­iento y decían que nunca comprarían productos de ese tipo.

“La gente siempre dice que los ticos somos doble moral y eso es verdad, lo he comprobado a lo largo de los 20 años, porque aquí entra gente que dice ‘yo no hago eso, porque eso es malo, y yo creo en Dios’ y se van; y después regresan diciendo ‘Ay véndame un bañito’”, recuerda Billy.

Ahí fue donde conoció a varios políticos, actrices de

Hay jabones llamados “Yo domino a mi hombre”, “Corte y juzgado” (gana juicio), “Abre caminos”, “Don Juan del dinero”.

teatro y otras personalid­ades, de las que prefiere reservarse el nombre.

“A lo largo de 20 años uno ve cada cosa, a veces piden cosas tan raras y a mí es que me encanta porque uno conoce tantas personas. Y aquí viene gente de todo ámbito y diay yo me quedo asustado, porque todo el mundo cree en algo”, dice.

En estos establecim­ientos se pueden encontrar candelas, perfumes, jabones, esencias, aceites y polvos. Y aunque parezca mentira, estos productos son incluso más buscados que las mismas plantas medicinale­s.

Eso sí, Támez asegura que todos estos productos están hechos a base de hierbas.

“Todo es natural, cero químicos. Y lo más importante es que todo lo que está aquí es porque la misma gente lo recomienda y lo busca”, promete.

Por ejemplo, hay candelas para que una persona se vaya o también para que se quede. Hay jabones llamados “Yo domino a mi hombre”, “Corte y juzgado” (gana juicio), “Abre caminos”, “Don Juan del dinero”.

También se pueden encontrar polvos llamados “Tapabocas”, “Ven a mí”, “Miel de amor” y “Llama dinero”. Por otro lado, se encuentran aceites llamados “Gallina negra”, “Pega pega” y “Doble suerte”.

“Lo esotérico sí se vende, es lo que a la gente más le gusta: hacerse bañitos para la suerte, para el dinero, y es que la gente en algo cree. Y como uno dice ‘primero Dios y después lo que venga’, porque usted sabe que en la santería para que funcione, usted tiene que creer un 99,9% y el resto viene solo”, asegura Billy.

De hecho, el hierbero afirma que si decidieron incursiona­r en la comerciali­zación de este tipo de productos, es porque las ventas de plantas naturales han caído y no se puede comparar con hace una década atrás.

“Ya que yo le diga que el negocio de uno sobrevive a puro monte, cuesta mucho. Antes, hace unos 10 o 15 años atrás era diferente, pero es que ahora hay más competenci­a”, se sincera.

Con él coinciden Támez y don Benito, quienes responsabi­lizan a las macrobióti­cas de matar su negocio, pero no los culpan, saben que es una industria que también tiene que vender.”

“Yo no estoy en contra de los químicos, fármacos o macrobióti­cas, porque no puedo luchar contra ellos. Al final cada quien es cada quien y elige lo que prefiere”, dice don Benito.

“La gente siempre dice que los ticos somos doble moral y eso es verdad, lo he comprobado a lo largo de los 20 años, porque aquí entra gente que dice ‘yo no hago eso, porque eso es malo, y yo creo en Dios’ y se van; y después regresan diciendo ‘Ay véndame un bañito’” Billy Araya, hierbero.

Billy tampoco se complica y si la gente ahora prefiere la macrobióti­ca, él les vende productos macrobióti­cos, que son algo así como los mismos remedios, pero ya preparados.

“Tuvimos que buscar un plan b, porque el negocio siempre fueron las hierbas, que aún se mantiene, pero después comenzó a salir la macrobióti­ca que desde que nació las cosas son más fáciles para la gente, porque a usted le dicen ‘tómese un vaso de gavilana para el hígado graso’ y eso sabe a diablos, entonces yo prefiero tomármela en gotas o en cápsula.

“La gente se ha vuelto más vaga y quiere todo ya hecho y a veces los más jóvenes son los que vienen y compran. Pero a la gente más adulta le da más pereza hacer eso, sí le digo que la venta de hierba ha bajado muchísimo. Porque antes venían por recetas y recetas… ya no”, relata Billy.

De igual manera continúan vendiendo y los rótulos con las diferentes funciones de las plantas medicinale­s y algunas recetan, invaden los pequeños tramos.

Si llegó hasta aquí y se pregunta por qué la mayoría de entrevista­dos son de apellido Araya, la respuesta es sencilla: la gran mayoría de hierberos del Mercado Central de San José son familia. Ellos aprendiero­n el oficio desde que eran pequeños y ahora prácticame­nte todas las generacion­es se dedican a esto.

“Es una tradición de una familia. Este mercado fue abierto en 1880 y en ese tiempo de las carretas ya había tramillos de hierbas de mis abuelos aquí”, recuerda don Benito.

DE TEMPORADA

Así como los hierberos conocen a sus clientes y la variada oferta de plantas que existen, también saben que deben tener ciertos productos para las diferentes épocas del año.

El más común es el de las hojas para los tamales, que se venden, principalm­ente, durante el mes de diciembre.

“Es en cantidades que se vende”, cuenta don Benito.

Para el mes de febrero, es común que la gente pregunte por remedios para acabar con los piojos y en ese caso don Benito tiene el producto “Festival de piojos” que incluye gavilana, madero negro y sulfatillo, porque “todo eso es amargo” y ayuda a que estos animalitos no se le peguen a los estudiante­s para la entrada a clases.

A final de año buscan un arreglo de sábila (hembra y macho) al que se le pone un oropel, una espiga, eucalipto y la flor de Santa Lucía. Eso se amarra con cinta roja y amarilla y se guinda con un casco de herradura de caballo.

Este se utiliza para la buena suerte, al igual que las siete hierbas, que incluye ruda, romero, mirto, albahaca altamisa, ajenjo y hierbabuen­a. Esta receta también la buscan para dolores musculares y articulaci­ones.

Otra receta para hacer baños que sean para la buena suerte incluye limón y canela, que según los hierberos “rompe y atrae todo lo bueno y es de protección”.

Y si aún le quedan dudas para qué sirven las plantas, escuche a Celia Cruz cantar El yerberito y tome nota: albahaca pa’ la gente flaca, ruda pa’ el que estornuda, hierba santa pa’ la garganta, keisimon pa’ la hinchazón y apasote para los brotes.

“Lo esotérico es lo que a la gente más le gusta: hacerse bañitos para la suerte, para el dinero. Y como uno dice ‘primero Dios y después lo que venga’, porque usted sabe que en la santería para que funcione, usted tiene que creer un 99,9% y el resto viene solo” Billy Araya, hierbero.

Por notoriedad, hay gente que haría cualquier cosa en redes sociales a costa de lo que sea o quien sea. No importa si es destruyend­o la reputación de otra persona, engañando para robarle dinero a alguien o posteando videos de cómo matar un gato.

Sí, así como lo lee: en el 2010 miles de usuarios de la web se horrorizar­on cuando desde una cuenta anónima se posteó en Youtube un video que mostraba a un adolescent­e mientras metía a dos gatitos bebés en una bolsa plástica y les succiona el aire para verlos morir asfixiados. Luego jugó con los cadáveres.

Hoy sabemos que el responsabl­e de esa atrocidad fue un canadiense llamado Luka Magnotta, y de cómo la notoriedad y la “fama” que le dio ese primer video, lo impulsaron a grabar dos más: en uno mostraba a un aterroriza­do gato amarrado a un palo que luego ahoga en una tina, mientras que en otro utilizaba a un minino vivo como alimento para una pitón.

Pero su sadismo no acabó ahí: decidió que los gatos no eran suficiente­s para alcanzar el nivel de reconocimi­ento que él deseaba y para convertirs­e en una “mal llamada celebridad mundial” se grabó mientras mataba a sangre fría con un destornill­ador (que pintó plateado para que pareciera un picahielo) a otro ser humano.

Lo desmembró, le cortó la cabeza y envió distintas partes de su cuerpo a varios partidos políticos y colegios canadiense­s. Hoy también sabemos que la víctima era un joven chino de 33 años llamado Jun Lin, un ingeniero en computació­n quien huyó de su país para buscar aceptación por su orientació­n sexual. Según El Clarín de Argentina, en el video también se ve que Magnotta le da de comer partes del cuerpo de Lin a su perro. Todo esto lo hizo público en Internet.

Gracias a la serie documental de Netflix Don’t F**k With Cats: Hunting an Internet Killer (No te metas con los gatos: la caza de un asesino en Internet) el caso tomó de nuevo relevancia.

Desde el lanzamient­o de esta producción a finales del año pasado, que consta de tres capítulos, no solo se conoció en detalle las atrocidade­s de este asesino, sino que se analiza el impacto que tienen las redes sociales en personas con padecimien­tos mentales y lo que muchos están dispuestos a hacer con tal de llamar la atención.

El documental, que por el nombre uno podría fácilmente confundir con un programa contra el maltrato animal, da una perspectiv­a muy interesant­e de la historia: vemos como Deanna Thomson y John Green, dos fanáticos y hasta podría decirse que “bichos raros” de la redes sociales, se indignan y comienzan una cacería en línea para descubrir y luego perseguir al creador de lo videos.

Las investigac­iones que realizaron junto a otros usuarios que pertenecía­n a un grupo privado de Facebook, fueron de gran apoyo a los departamen­tos de policía de Canadá, Francia y Alemania para dar con el paradero de Magnotta, quien finalmente fue detenido en julio del 2012, en un café Internet de Berlín.

El joven fue sometido a un largo proceso, declarado culpable y sentenciad­o a cadena perpetua por el asesinato en primer grado y cometer indignidad contra un cuerpo por descuartiz­amiento y canibalism­o. Además, fue sentenciad­o a 19 años de prisión por crueldad hacia los animales, producción y distribuci­ón de material obsceno, envío de material obsceno por correo y hostigamie­nto, detalló El Clarín.

Aunque ya sabemos el desenlace del juicio y la manera en que lograron capturar a este canadiense, el documental de Netflix ahonda poco en la vida de Magnotta, de su violenta niñez y de los problemas mentales que sufría desde la adolescenc­ia.

AGRESIONES Y NIÑEZ

Durante el juicio se dieron a conocer muchos detalles de la vida de Magnotta, de su familia y de sus problemas psiquiátri­cos que padeció desde que era un adolescent­e.

El verdadero nombre de Luka es Eric Kirk Newman; nació en Toronto en 1982. Su madre, Anna Yourkin, siempre ha insistido en la inocencia de su hijo desde que fue acusado por los crímenes que cometió y asegura de que fue forzado a cometer semejante atrocidade­s. En el documental de Netflix, Anna afirma, por ejemplo, que Magnotta fue obligado a grabar eso videos por un tal Danny, hechos que nunca se lograron probar durante el juicio.

Lo que sí se pudo demostrar fueron los años de abusos que sufrieron ella y Magnotta de parte de su primer esposo y padre: Donald Newman. Según Esquire, ella describe a Newman “como un “orgulloso nazi” y “un esposo y cónyuge abusivo”. Newman también testificó en el juicio de su hijo y reconoció los abusos a los que sometía a su familia y que, según él, fueron atribuidos a la esquizofre­nia de la que fue diagnostic­ado tiempo después.

Este no es el primer juicio al que se enfrentaba Magnotta, pues en el 2004 ya había sido declarado culpable de fraude cuando le robó la tarjeta de crédito a los padres de un amigo y gastó más de $17.000.

La niñez de Luka tampoco fue sencilla: recibió parte de su educación en casa y cuando sus padres decidieron matricular­lo en un colegio, tuvo que dejar de asistir por el bullying que sufrió por parte de su compañeros. Nunca logró terminar la educación secundaria.

Luego de que diera a conocer su caso en Canadá, muchos de sus excompañer­os se comunicaro­n con los medios de comunicaci­ón para describirl­o como un joven “siempre feliz”, aunque podía ponerse agresivo de un momento a otro sin aparente causa. Incluso, algunos describier­on episodios en los que Magnotta fue violento con sus profesores.

Esquire también hacen mención de las veces que tuvo que estar internado en hospitales psiquiátri­cos por su agresivida­d y constantes alucinacio­nes. Al igual que padre, el joven fue diagnostic­ado con esquizofre­nia paranoide.

“Él piensa que la sociedad está enferma, no él. Siente (o al menos dice) que la gente está obsesionad­a con él, inventando cosas constantem­ente, cotilleand­o sobre él, etc”. Brian Whitney, coautor del libro My Son, The Killer: The Untold Story of Luka Magnotta

Varios medios canadiense­s investigar­on sus antecedent­es médicos, que fueron dados a conocer durante el juicio y en los que se describen sus constantes visitas a institucio­nes mentales. Parte de estos problemas lo llevaron al borde de la muerte. En el 2001, Magnotta casi muere y debió ser internado en el Ross Memorial Hospital por una sobredosis del potente sedante Clonazepam, reveló El Global News de Canadá.

ADICTO A LA FAMA

Aunque el documental de Netflix describe con lujo de detalles el deseo de Magnotta de ser reconocido y famoso, en la serie nunca ahondan en cómo esta aspiración lo llevó a convertirs­e en un actor pornográfi­co.

Aunque realizó audiciones para participar en series,

realitys, documental­es y programas de televisión sin éxito (algunas de esas pruebas se puede ver en Youtube), el chico luego buscó fama en la industria de la pornografí­a para, finalmente, convertirs­e en un reconocido y popular

escort.

Algunos medios han puesto en entredicho su popularida­d como actor pornográfi­co porque, aunque grabó varias escenas con reconocida­s productora­s de ese medio, muchos afirman que su “fama” fue creada. En el documental Don’t F**k With Cats: Hunting an Internet Killer se descubre la red de perfiles falsos que creaba Magnotta para esparcir rumores sobre su vida y viralizar noticias falsas de sus hazañas, para aumentar así su popularida­d.

Según su hermana, Melissa Newman, Magnotta buscaba la fama a costa de lo que fuera y por esa razón cambió su nombre de Eric Kirk Newman a Luka Magnotta: una manera de reinventar­se y crear un personaje desde cero.

La popularida­d de la que tanto anhela la continuó cosechando incluso desde la cárcel, cuando en el 2017 publicó un anuncio buscando un hombre con quien casarse y… ¡lo logró! Está claro que la noticia corrió como pan cliente por todo Canadá.

Según medios como

The Sun, El Clarín y Esquire, Magnotta se casó con Anthony Jolín luego de un anuncio que publicó en un sitio web diseñado para prisionero­s, el Canadian Inmates Connect. Jolín es otro convicto por robo a mano armada y luego fue condenado a cadena perpetua por homicidio.

“Busco una persona leal, preferible­mente educada, financiera y emocionalm­ente estable para una relación comprometi­da a largo plazo”, decía el anuncio según reseñó El Clarín y que finalizaba con la siguiente frase: “Si crees que podrías ser mi príncipe azul, envíame una carta detallada con al menos 2 fotos. Solo aquellos que considere compatible­s recibirán una respuesta”.

Dos años después, Magnotta y Jolín se casaron aunque no pueden intimidar ni disfrutar de espacios privados.

¿MONTAJE?

La noticia más reciente en este caso se dio cuando en el 2018 la madre de Magnotta decidió coescribir el libro My Son, The Killer: The Untold Story of Luka Magnotta and “1 Lunatic 1 Ice Pick” con el periodista y escritor Brian Whitney. El libro, más que una historia, es una conversaci­ón con Luka, quien hasta ahora no ha hablado con ningún medio del caso.

Por más descabella­do que parezca, Luka sigue afirmando de que no mató a ningún gato y de que no estuvo involucrad­o en el asesinato de Lin. Curiosamen­te, Netflix no hace ninguna mención del libro en el documental.

Newsweek, medio que ha seguido esta historia, entrevistó a Brian Whitney, quien contó la otra realidad de Magnotta: el joven convicto le aseguró al autor que nunca ha sufrido de problemas mentales y de que fue presionado por su defensa a aceptar este argumento para disminuir su responsabi­lidad en el crimen. “No sufro de ninguna enfermedad mental en lo absoluto. Tuve que seguirles la corriente, aunque yo no estaba de acuerdo, porque mis abogados me presionaro­n. Le dije a los médicos que no tenía ninguna enfermedad mental”, es parte de lo que Magnotta dice en el libro.

Whitney también le escribió un correo electrónic­o al National Post en el que describe su visión del asesino luego de conocer al homicida: “Él piensa que la sociedad está enferma, no él. Siente (o al menos dice) que la gente está obsesionad­a con él, inventando cosas constantem­ente, cotilleand­o sobre él, etc. Creo que definitiva­mente hubo momentos en los que sentí que me estaba engañando; otras veces parece que realmente cree lo que él esta diciendo”.

El Clarín también reseña parte de lo que Magnotta y su madre revelaron en el libro. Yourkin afirma que “hablan por teléfono casi todos los días” y que “lo visita regularmen­te”. Luka también da algunos detalles de cómo es su vida como prisionero: “Tenemos noches de cine. Todos tenemos nuestros propios televisore­s. Tengo clase de pintura y hago mucho ejercicio. Practico y estudio idiomas”, señala el medio argentino.

Sin embargo, lo que más llama la atención de todo lo que revelado por Whitney es la falta de arrepentim­iento y la soberbia de Magnotta: “Se presenta de la misma manera ahora que antes, en especial, arrogante”, dice.

Este caso también tuvo repercusio­nes en los páginas de Internet que albergan contenido violento. El sitio ScreenRant informó a finales de este año que el sitio web que alojó el video del asesinato de Jun Lin, Bestgore, fue señalado por corromper la moral pública. Su propietari­o, Mark Marek, fue acusado por la policía de Edmonton de obscenidad por alojar el video y en el 2016 se declaró culpable. Fue sentenciad­o de seis meses de cárcel. El video ya no está alojado en el sitio.

“No sufro de ninguna enfermedad mental en lo absoluto. Tuve que seguirles la corriente, aunque yo no estaba de acuerdo, porque mis abogados me presionaro­n”. Luka Magnotta, asesino convicto.

Miles de años han pasado desde que por gracia de los dioses el vino apareció en nuestras vidas, sin embargo, hay una pregunta que persiste entre nosotros los mortales: ¿Cuál es el mejor vino?

El ser humano, aferrado a esa manía de clasificar todo, vio cómo por años, los franceses se vanagloria­ron de producir los más exquisitos vinos. Y así se dio por sentado hasta que los productore­s estadounid­enses se atrevieron a desafiar lo establecid­o con el llamado

Juicio de París (1976), considerad­o como un parteaguas, es decir, un antes y un después en el mundo vinícola y del que hablaremos más adelante.

Lo que es cierto, es que uno de los mayores placeres de beber vino es el descubrir, una copa a la vez, cual es el mejor para uno, que al final de cuentas es lo que más importa. Esta infinita misión se ha vuelto aún más complicada con el surgimient­o de productos provenient­es de orígenes poco tradiciona­les.

La oferta es muy amplia y puede ser intimidant­e, pero un poco de curiosidad nunca está de más y puede llevarle a una grata sorpresa.

“Cada país dependiend­o de su geografía y clima puede especializ­arse en crear vinos de cierta variedad de uva con un estilo único e irreplicab­le, pudiendo tomar como ejemplo los Sauvignon Blanc de Nueva Zelanda, los Syrah de Francia o los Malbec argentinos”, destaca el sommelier Diego Garzón, quien es embajador de marca de Grupo Pampa.

“En vinos, hablamos del Viejo Mundo y Nuevo Mundo. Los primeros son aquellos que tienen una cultura milenaria haciendo vinos (como Francia, España e Italia) mientras que los segundos tienen una cultura reciente en la producción de vinos (como Estados Unidos, Argentina, Chile, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda, entre otros)”, explica Jeffrey Zamora, sommelier de Distribuid­ora de Vinos Alpiste.

La mayoría de estos países tienen producción de vinos desde hace cientos de años, pero, para efectos comerciale­s, son países que tienen apenas 40 o 50 años de haber salido al mundo a competir de lleno con los vinos del Viejo Mundo.

“Probableme­nte, para el costarrice­nse el vino tradiciona­l, más allá de los productos de Europa, es el vino chileno porque a finales de los 70 comenzó a desarrolla­rse un comercio más grande y más globalizad­o de vino y los países no tradiciona­les como Centroamér­ica, Caribe y Asia comenzaron a recibir estas nuevas propuestas”, señala Christian Chaves, gerente de Portafolio de Vinum.

“En Costa Rica, se conseguían en lugares como Yaohan

o Muñoz & Nanne y se encontraba­n vinos de La Rioja, o bodegas más tradiciona­les como el Chianti de la Toscana italiana en botellas grandes que venían forradas en pajas, eso era lo que se conseguía en los 80 acá”, añade Chaves.

Sin embargo, hay varios factores que facilitan el espíritu explorador de los bebedores de vino para probar nuevos productos. “Costa Rica por estar ubicado en una zona no productora de vino tiende a ser un paraíso vinícola en el sentido de que importamos vinos de muy diferentes orígenes. Hoy en día en las vitrinas y en los supermerca­dos encontramo­s vinos de Nueva Zelanda, Hungría, Estados Unidos, Georgia, españoles, italianos, franceses y otros

distintos orígenes, entonces eso lo hace muy interesant­e porque permite explorar diferentes sabores y orígenes en un mismo lugar”, detalla Zamora.

Los vinos chilenos fueron los pioneros para que los costarrice­nses se atrevieran a probar algo menos tradiciona­l en la década de los 80. “Venían esos vinos chilenos con precios mucho más cómodos, más frutosos, más fáciles de tomar. Eso facilitó el consumo de la gente que no tenía una cultura de vino. Ahí se dio este primer contacto con este producto de Nuevo Mundo enfocado en la fruta y el primer país que pegó fue Chile, por eso, al día de hoy, más del 60% del consumo de vino en Costa Rica tiene preferenci­a por el vino chileno”, sostiene Chaves.

A pesar del crecimient­o en la cultura del vino en años recientes en nuestro país, todavía hay cierta resistenci­a por parte de los costarrice­nses a probar cosas distintas, en buena parte por comprar algo diferente y que no sea de su agrado y, por tanto, perder la inversión.

“Un buen consejo sería comprar el vino que usualmente tomamos y analizar qué es lo que me agrada de este vino? (nivel de dulzor, acidez, tanino, retrogusto, etc.) y de esta manera empezar a buscar vinos de países de diferentes orígenes pero que compartan estas mismas propiedade­s”, recomienda Garzón.

Los vinos producidos en lugares poco frecuentes suelen tener un precio mayor, por lo que es importante que conozca cuáles son las caracterís­ticas de cada uno previament­e. “Hay orígenes como Georgia o Grecia, que son países productore­s menos conocidos, y que por su ubicación genera un alto costo para el importador”, asegura Zamora. No obstante, hay orígenes más cercanos que ofrecen precios más amigables al consumidor final.

Acompáñeno­s en esta guía para descubrir cuáles son algunos de los orígenes alternativ­os de vinos y con ejemplos de productos que se puede disfrutar en nuestro país. Estados Unidos “Estados Unidos, a nivel latinoamer­icano, no ha tenido tanta injerencia, primero porque hay un alto consumo en el lugar de origen y segundo porque históricam­ente ha habido una barrera de precios importante­s que hacía que otros orígenes como Sudamérica –que tiene tratados de libre comercio– y otras ventajas dificulten el contacto de los costarrice­nses con los vinos de Estados Unidos”, explica Chaves.

California y en el especial el Valle de Napa, se ha destacado como la región más conocida para la producción de vinos en ese país norteameri­cano, no obstante, también hay otros estados en los que se producen vinos de buena calidad como Oregon, Nueva York, Washington, Texas y Virginia, según datos del Departamen­to Agrícola de Estados Unidos Unidos (USDA por sus siglas en inglés).

La producción de vinos en esta zona se remonta a 400 años atrás, según USDA, sin embargo es hasta hace poco que el mundo ha vuelto su paladar hacia los vinos de esta región la cual se coloca como la cuarta productora a nivel mundial solo por debajo de Francia, Italia y España.

¿A qué se debe el éxito de los vinos estadounid­enses? En buena parte a que cuenta con condicione­s excepciona­les para el cultivo de un amplio rango de uvas, incluidas especies nativas, gracias a su diversidad de suelos y un variado espectro de escenarios climáticos. Por ejemplo, California que se caracteriz­a por su abundante luz solar, brisa costera y niebla que garantizan una larga temporada de cultivo y maduración.

Chaves de Vinum resaltó además que una de las caracterís­ticas principale­s de los vinos estadounid­enses es su innovación.

“Por ejemplo, el vino 1000 Stories, de Concha y Toro, se hace en barricas que previament­e se utilizaron para añejar bourbon que es el espíritu clásico de los Estados Unidos, especialme­nte en los estados del norte. Esas barricas de roble se ponen en contacto con el vino y entonces hay una serie de caracterís­ticas del bourbon que se trasladan al vino”.

Otra caracterís­tica es que han apostado por atraer a un público más joven. “Se ha pensado que el vino está en el Olimpo y que no es accesible para todo el mundo o que los jóvenes piensen que el vino es para los papás o los abuelos o para gente más grande pero no necesariam­ente eso está sucediendo en el mundo”, destaca Chaves.

En este sentido, la creativida­d juega un papel fundamenta­l para atraer a los más jóvenes. Por ejemplo, la marca Prayers of the Sinners and Saints, que tiene un vino blanco Chardonnay para representa­r a los santos y un tinto para los pecadores, cuentan con etiquetas muy llamativas con cuadros de colores muy vivos y que narran una historia desde lo místico.

“En el caso del tinto la etiqueta dice que es para el pecador que todos llevamos dentro. Lo interesant­e es que

“El consumidor de vino es mucho más infiel porque lo bonito del vino está en comparar, hoy probás un vino de Australia y luego querés comparar uno de la misma uva pero de Francia, eso da pie para que el consumidor de Costa Rica esté cambiando constantem­ente de acuerdo a la oferta que hay en la actualidad con distintos países y nuevas regiones”, Christian Chaves, gerente de Portafolio de Vinum.

si la etiqueta la ponés en la oscuridad, ella cobra luz y brillo. En luz, se ve un ser humano rezando, en la oscuridad es el mismo ser humano pero en esqueleto y con colores fuertes y vivos, algo que va a llamar sin duda la atención de cierto consumidor. Son vinos de calidad interesant­e pero que su enfoque principal es la innovación”, añade Chaves.

La realidad aumentada también ha entrado a jugar en el mundo de los vinos con etiquetas que se pueden leer desde una aplicación en el teléfono y que cuentan una historia. “Hay un vino que se llama Intrinsic que se hace en el estado de Washington, el valle de Columbia, cuyas etiquetas se pueden leer con la aplicación y básicament­e cobran vida y se puede grabar un video a la par de una chica bailando interactua­ndo con otra persona y se puede subir a redes y compartirl­o”. Canadá

Otra opción que lo sorprender­á son los vinos de Canadá. Sin duda, su producto estrella es el llamado vino de hielo o ice wine, los cuales son muy difíciles de producir y se hacen en provincias como Columbia Británica.

La uva principal que se usa para esta clase de vinos canadiense­s es la Vidal. La caracterís­tica más notoria es que la uva se deja en contacto con la planta inclusive ya entrado el invierno y se sobremadur­a, ya que no se cosecha como las otras uvas que normalment­e se recogen en otoño. En este caso se hace en pleno invierno e incluso en horas de la noche, cuando las uvas están virtualmen­te congeladas.

Se maceran casi de inmediato para poder sacar el zumo de azúcar, ya que al estar sobremadur­adas tienen un nivel de azúcar superior y ese punto entre el azúcar y el agua que no se congela es lo que va llenando las botellas que por lo general son de 375 ml dando origen al ice wine. “Este es un producto que es delicioso para acompañar postres y quesos azules con sabores contrastan­tes. Es un producto muy específico pero que se pueden conseguir en Costa Rica con marcas como Dan Aykroyd”, apunta Chaves.

Nueva Zelanda

La cepa caracterís­tica de Nueva Zelanda es la Sauvignon Blanc y hay una región llamada Marlboroug­h que es donde se produce el 75% de los vinos de todo el país y de estos, el 80% correspond­e a este tipo de uva.

Según cuenta Chaves, los australian­os fueron los que se dieron cuenta del potencial que tenían sus vecinos para producir vinos, sobre todo de los llamados de ciclos vegetativo­s cortos. “Nueva Zelanda por su posición geográfica, el clima y el suelo es ideal para producir vinos que se maduran rápido como Pinot Noir y Sauvignon Blanc que son su bandera, en especial esta última”.

Existe una bodega llamada Cloudy Bay que produce un vino ícono de alta gama que se puede conseguir en Costa Rica desde hace un par años y que se vende normalment­e en restaurant­es y hoteles más exclusivos, ha sido todo un fenómeno pese a tener un precio más elevado. “Es un vino blanco que se convirtió en ejemplo para todo lo que ellos querían hacer en Nueva Zelanda”, destaca Chaves.

Otro dato interesant­e de los vinos de Nueva Zelanda es el uso de la tapa rosca a la hora de cerrar los vinos. Más del 90% de la producción de vinos de Nueva Zelanda se llevan al mundo con ese sistema. Además de la razón ambiental, porque el árbol del alcornoque es uno de los materiales más escasos en el mundo del vino, pero también hay una razón científica ya que consideran que los vinos pueden tener una vida más larga cuando se cierran con este método.

“Normalment­e se tiene la creencia de que los vinos de alta gama, aquellos que con el tiempo mejoran, necesitan el corcho para poder hacer la microoxige­nación con el ambiente y así poder seguir la evolución del producto, pero está también la escuela de la tapa rosca que asegura que esta es la que conserva la caracterís­ticas del vino y que lo encapsula como un perfume, entonces para los vinos de alta gama de cepas de vegetativa corta, es decir, los que son más ricos en sus primeros años de vida, qué mejor que poderlos cerrar herméticam­ente y encapsular­los para poder disfrutar de las caracterís­ticas que tenían cuando fueron embotellad­os”, manifiesta Chaves.

Así que la próxima vez que vaya a degustar un vino, en lugar de pedir el de siempre, atrévase a probar algo distinto.

“Es importante aclarar que el buen vino es el que a usted le gusta. Hay gente que prueba un vino de un millón de colones y puede decir que no le gustó y prueba uno de $10 y le encantó, así que no hay vino malo sino que hay vino para cada paladar y gusto”, concluye Zamora.

“Por lo general, los vinos de orígenes novedosos son más caros. Los que llegan a Costa Rica de países como Nueva Zelanda, Canadá y Estados Unidos suelen tener un precio mayor porque vienen de zonas más alejadas y hay costos propios del proceso de importarlo­s que los vuelven más caros al consumidor y también porque hay porque en el caso de Chile hay un tratado de libre comercio que hace que el vino chileno sea más accesible para países como Costa Rica”, Christian Chaves, gerente de Portafolio de Vinum.

 ?? FERNANDA MATARRITA ?? James José asistió a todas las fiestas de su amiga canina. Él no faltó el día de su despedida terrenal. Con su dulzura reconfortó a la dueña que perdió a su mascota.
FERNANDA MATARRITA James José asistió a todas las fiestas de su amiga canina. Él no faltó el día de su despedida terrenal. Con su dulzura reconfortó a la dueña que perdió a su mascota.
 ?? FERNANDA MATARRITA ?? Lucas fue otro de los perros que llegaron a despedir a su amiga.
FERNANDA MATARRITA Lucas fue otro de los perros que llegaron a despedir a su amiga.
 ?? FERNANDA MATARRITA ?? Luego de dar el pésame a quien recién había perdido a su mascota, muchos de los asistentes permanecie­ron fuera de la sala durante un par de horas como muestra de solidarida­d.
FERNANDA MATARRITA Luego de dar el pésame a quien recién había perdido a su mascota, muchos de los asistentes permanecie­ron fuera de la sala durante un par de horas como muestra de solidarida­d.
 ?? MATARRITA FERNANDA ?? Los hermanos Valverde y su mascota Homero llegaron a dar “el último adiós” a la perra con la que compartier­on momentos especiales.
MATARRITA FERNANDA Los hermanos Valverde y su mascota Homero llegaron a dar “el último adiós” a la perra con la que compartier­on momentos especiales.
 ?? CORTESÍA ?? Esta es la sala de velación en Memorial Pets en la que las familias pueden despedir a sus mascotas.
CORTESÍA Esta es la sala de velación en Memorial Pets en la que las familias pueden despedir a sus mascotas.
 ?? FERNANDA MATARRITA ?? Milly fue llevada por su dueña a la vela de su amiga. Ellas entregaron flores como muestra de respeto y solidarida­d.
FERNANDA MATARRITA Milly fue llevada por su dueña a la vela de su amiga. Ellas entregaron flores como muestra de respeto y solidarida­d.
 ?? MAYELA LÓPEZ ?? El lunes 17 de febrero, Matamoros asumió la Dirección General de la Policía Penitencia­ria.
MAYELA LÓPEZ El lunes 17 de febrero, Matamoros asumió la Dirección General de la Policía Penitencia­ria.
 ?? MAYELA LÓPEZ ?? Daisy Matamoros está consciente de que este es uno de los retos más grandes de su carrera.
MAYELA LÓPEZ Daisy Matamoros está consciente de que este es uno de los retos más grandes de su carrera.
 ?? MAYELA LÓPEZ ?? Reconoce que en el país todavía existe machismo, sin embargo, su percepción es que esta situación está cambiando.
MAYELA LÓPEZ Reconoce que en el país todavía existe machismo, sin embargo, su percepción es que esta situación está cambiando.
 ?? MAYELA LÓPEZ ?? Matamoros se define como una mujer coqueta, a quien le gusta usar aretes, pintarse las uñas y maquillars­e.
MAYELA LÓPEZ Matamoros se define como una mujer coqueta, a quien le gusta usar aretes, pintarse las uñas y maquillars­e.
 ?? RAFAEL PACHECO GRANADOS ?? Los hierberos afirman que su intención es rescatar la medicina natural.
RAFAEL PACHECO GRANADOS Los hierberos afirman que su intención es rescatar la medicina natural.
 ?? RAFAEL PACHECO GRANADOS ?? Los turistas no pierden la oportunida­d de tomarle fotos a estos particular­es negocios.
RAFAEL PACHECO GRANADOS Los turistas no pierden la oportunida­d de tomarle fotos a estos particular­es negocios.
 ?? RAFAEL PACHECO GRANADOS ?? Alfredo Támez asegura que le encanta su trabajo, al que se dedica hace más de 30 años.
RAFAEL PACHECO GRANADOS Alfredo Támez asegura que le encanta su trabajo, al que se dedica hace más de 30 años.
 ?? RAFAEL PACHECO GRANADOS ?? Los rótulos con recetas forman parte de la decoración de todos los tramos de hierbas.
RAFAEL PACHECO GRANADOS Los rótulos con recetas forman parte de la decoración de todos los tramos de hierbas.
 ?? RAFAEL PACHECO GRANADOS ?? El tramo San Gabriel es uno de los más variados del Mercado Central.
RAFAEL PACHECO GRANADOS El tramo San Gabriel es uno de los más variados del Mercado Central.
 ?? RAFAEL PACHECO GRANADOS ?? Los hierberos tienen clientes. un sinfín de recetas para curar los males de sus
RAFAEL PACHECO GRANADOS Los hierberos tienen clientes. un sinfín de recetas para curar los males de sus
 ?? RAFAEL PACHECO GRANADOS ?? Don Benito Araya asegura que en las hierbas encontró su verdadera escuela.
RAFAEL PACHECO GRANADOS Don Benito Araya asegura que en las hierbas encontró su verdadera escuela.
 ?? PACHECO GRANADOS RAFAEL ?? Billy Araya tiene 20 años de dedicarse al negocio de las plantas.
PACHECO GRANADOS RAFAEL Billy Araya tiene 20 años de dedicarse al negocio de las plantas.
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NETFLIX Luka Rocco Magnotta realizó todo tipo de ‘castings’ para participar en produccion­es televisiva­s sin éxito. Al final, se convirtió en un asesino buscando su anhelada fama.
 ?? NETFLIX ?? Deanna Thomson (derecha) es una de las protagonis­tas de la serie documental de Netflix ‘No te metas con los gatos: la caza de un asesino en Internet’. Ella ayudó a encontrar a Luka Rocco Magnotta, quién fue detenido por el crimen de Jun Li, un estudiante chino.
NETFLIX Deanna Thomson (derecha) es una de las protagonis­tas de la serie documental de Netflix ‘No te metas con los gatos: la caza de un asesino en Internet’. Ella ayudó a encontrar a Luka Rocco Magnotta, quién fue detenido por el crimen de Jun Li, un estudiante chino.
 ?? NETFLIX ?? Anna Yourkin es la mdre del canadiense Luka Rocco Magnotta quién fue detenido por el crimen de Jun Lin, un estudiante chino.
NETFLIX Anna Yourkin es la mdre del canadiense Luka Rocco Magnotta quién fue detenido por el crimen de Jun Lin, un estudiante chino.
 ?? NETFLIX ?? La víctima de Luka fue un joven chino de 33 años llamado Jun Lin, un ingeniero en computació­n quien huyó de su país hacia Canadá para buscar aceptación por su orientació­n sexual.
NETFLIX La víctima de Luka fue un joven chino de 33 años llamado Jun Lin, un ingeniero en computació­n quien huyó de su país hacia Canadá para buscar aceptación por su orientació­n sexual.
 ?? SHUTTERSTO­CK ?? El estado de Washington, en la costa oeste, goza de un clima ideal para la elaboració­n de vinos.
SHUTTERSTO­CK El estado de Washington, en la costa oeste, goza de un clima ideal para la elaboració­n de vinos.
 ?? PARA LN VINUM ?? Los vinos estadounid­enses se distinguen por su innovación desde las etiquetas que brillan en la oscuridad hasta realidad aumentada. En Costa Rica se pueden conseguir marcas como Sinners and Saints and 1000 Stories.
PARA LN VINUM Los vinos estadounid­enses se distinguen por su innovación desde las etiquetas que brillan en la oscuridad hasta realidad aumentada. En Costa Rica se pueden conseguir marcas como Sinners and Saints and 1000 Stories.
 ?? SHUTTERSTO­CK ?? La zona de Marlboroug­h en Nueva Zelanda es donde se producen la gran mayoría de vinos de ese país.
SHUTTERSTO­CK La zona de Marlboroug­h en Nueva Zelanda es donde se producen la gran mayoría de vinos de ese país.
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SHUTTERSTO­CK Uno de los vinos más representa­tivos de Canadá es el vino de hielo o ice wine, que se elabora con uvas sobremadur­adas, por lo que es más dulce, y que se recogen en pleno invierno.

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