La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical
Consejos
En cuarentena, a prudente distancia entre sí, los campesinos siguen trabajando para que no nos falten sus productos en la mesa. Esta es la reseña de un día de brega agricultora en San Juan de Chicuá, Cartago.
Recordar
por qué decidieron vivir solos y tratar de aprovechar el tiempo para conocerse más uno mismo.
triste o con temor, es importante expresarlo y tener redes de apoyo.
Si se siente solo, Hacer rutinas diarias
que le permitan estar ocupado durante el día.
Plantearse una meta
(como llevar un curso en línea) para que la cuarentena tenga un significado.
Sacar el tiempo
para hacer videollamadas a los seres queridos.
Buscar espacios para conectarse
con personas a las que no ve desde hace mucho tiempo.
Evitar aislarse emocionalmente
de sus amigos y familiares para no caer en depresión.
más normal posible para no cambiar mucho dinámica de trabajo, porque luego uno se acostumbra a otro tipo de cosas. Yo siempre he sido bastante solitario, entonces no me ha costado mucho adaptarme”, cuenta.
Además, vive en una zona donde hay cuatro casas y sus vecinos se encargan de crear un ambiente agradable y el ruido que hacen nada más le ayudan para sentir que está acompañado.
“El hecho de no tener personas dentro del apartamento no me hace sentirme solo. Además, con las redes sociales uno pasa conectado todo el día y eso cambia mucho la dinámica. Aunque sí me hace falta ir a la oficina, uno es más estricto y siempre hay gente preguntando cosas, pidiendo opiniones y hay reuniones”, afirma.
Pérez detalló que ya tiene tres semanas de estar en aislamiento social y aunque no cree que mentalmente le pueda afectar, trata de no pensar mucho en lo que viene después de que pase la pandemia, pues eso sí le genera mucha preocupación.
Pero para saber eso todavía quedan muchas semanas, por lo que ahora lo más importante es trabajar en la salud mental y prepararse para no caer en una trampa propia.
Las primeras horas del día en la zona norte de Cartago, iluminadas con los primeros rayos de luz llegan como un esperanzador panorama de un futuro mejor, en medio de la emergencia por el covid-19.
El paisaje apreciado desde lejos promete llevarnos más lejos. La vista se esfuerza por abarcarlo todo en un instante, pero termina entendiendo que no es tan fácil como lo supone.
Y claro, después el ojo se pone más selectivo y los detalles entusiasman hasta al más escéptico. Los pastizales se renuevan y el ganado se abastece para luego retribuir con su crema y nata. Las trojas y casas en lontananza nos remiten a quienes cuidan los cultivos a su alrededor.
Entonces uno se acerca y ahí están los sembradios de cebolla, papa, zanahoria, repollo, coliflor o brócoli, y también sus celosos cuidadores, campesinos que se empeñan en llevar a buen final los cultivos.
Algunos recogen las cosechas plantadas desde meses atráotros se esmeran en atenciones hacia las plantaciones que recién emergen pero que garantizan alimento para más adelante. Y en medio del verdor predominante destacan los terrenos polvorientos donde labriegos preparan la siembra que dará frutos cuatro meses más adelante.
Pocos como ellos para acatar las recomendaciones sanitarias por el nuevo coronavirus.
Sin embargo, tienen licencia para salir a trabajar y por dicha lo hacen porque nos garantizan que los alimentos no escasearán.
“Tenemos que hacerlo” afirman. Pero en el terreno guardan prudencial distancia, los saludos de contacto físico quedaron en el olvido y siguen un escrupuloso ritual de higiene antes de ingresar a la casa cuando regresan del campo.