La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

Consejos

En cuarentena, a prudente distancia entre sí, los campesinos siguen trabajando para que no nos falten sus productos en la mesa. Esta es la reseña de un día de brega agricultor­a en San Juan de Chicuá, Cartago.

- RAFAEL PACHECO rpacheco@nacion.com

Recordar

por qué decidieron vivir solos y tratar de aprovechar el tiempo para conocerse más uno mismo.

triste o con temor, es importante expresarlo y tener redes de apoyo.

Si se siente solo, Hacer rutinas diarias

que le permitan estar ocupado durante el día.

Plantearse una meta

(como llevar un curso en línea) para que la cuarentena tenga un significad­o.

Sacar el tiempo

para hacer videollama­das a los seres queridos.

Buscar espacios para conectarse

con personas a las que no ve desde hace mucho tiempo.

Evitar aislarse emocionalm­ente

de sus amigos y familiares para no caer en depresión.

más normal posible para no cambiar mucho dinámica de trabajo, porque luego uno se acostumbra a otro tipo de cosas. Yo siempre he sido bastante solitario, entonces no me ha costado mucho adaptarme”, cuenta.

Además, vive en una zona donde hay cuatro casas y sus vecinos se encargan de crear un ambiente agradable y el ruido que hacen nada más le ayudan para sentir que está acompañado.

“El hecho de no tener personas dentro del apartament­o no me hace sentirme solo. Además, con las redes sociales uno pasa conectado todo el día y eso cambia mucho la dinámica. Aunque sí me hace falta ir a la oficina, uno es más estricto y siempre hay gente preguntand­o cosas, pidiendo opiniones y hay reuniones”, afirma.

Pérez detalló que ya tiene tres semanas de estar en aislamient­o social y aunque no cree que mentalment­e le pueda afectar, trata de no pensar mucho en lo que viene después de que pase la pandemia, pues eso sí le genera mucha preocupaci­ón.

Pero para saber eso todavía quedan muchas semanas, por lo que ahora lo más importante es trabajar en la salud mental y prepararse para no caer en una trampa propia.

Las primeras horas del día en la zona norte de Cartago, iluminadas con los primeros rayos de luz llegan como un esperanzad­or panorama de un futuro mejor, en medio de la emergencia por el covid-19.

El paisaje apreciado desde lejos promete llevarnos más lejos. La vista se esfuerza por abarcarlo todo en un instante, pero termina entendiend­o que no es tan fácil como lo supone.

Y claro, después el ojo se pone más selectivo y los detalles entusiasma­n hasta al más escéptico. Los pastizales se renuevan y el ganado se abastece para luego retribuir con su crema y nata. Las trojas y casas en lontananza nos remiten a quienes cuidan los cultivos a su alrededor.

Entonces uno se acerca y ahí están los sembradios de cebolla, papa, zanahoria, repollo, coliflor o brócoli, y también sus celosos cuidadores, campesinos que se empeñan en llevar a buen final los cultivos.

Algunos recogen las cosechas plantadas desde meses atráotros se esmeran en atenciones hacia las plantacion­es que recién emergen pero que garantizan alimento para más adelante. Y en medio del verdor predominan­te destacan los terrenos polvorient­os donde labriegos preparan la siembra que dará frutos cuatro meses más adelante.

Pocos como ellos para acatar las recomendac­iones sanitarias por el nuevo coronaviru­s.

Sin embargo, tienen licencia para salir a trabajar y por dicha lo hacen porque nos garantizan que los alimentos no escasearán.

“Tenemos que hacerlo” afirman. Pero en el terreno guardan prudencial distancia, los saludos de contacto físico quedaron en el olvido y siguen un escrupulos­o ritual de higiene antes de ingresar a la casa cuando regresan del campo.

 ?? RAFAEL PACHECO ?? La producción se sigue dando, pero también hay que llevarla a la ciudad. Este camión recolector de leche circulaba muy cerca del volcán Irazú, a las 6:42 a.m. del pasado 27 de marzo.
RAFAEL PACHECO La producción se sigue dando, pero también hay que llevarla a la ciudad. Este camión recolector de leche circulaba muy cerca del volcán Irazú, a las 6:42 a.m. del pasado 27 de marzo.
 ?? RAFAEL PACHECO ?? Las cosechas no se pueden perder. Estos hombres recogían zanahorias por la mañana y por la tarde debían lavarlas y empacarlas, bajo estrictos controles de higiene, para enviarlas al mercado.
RAFAEL PACHECO Las cosechas no se pueden perder. Estos hombres recogían zanahorias por la mañana y por la tarde debían lavarlas y empacarlas, bajo estrictos controles de higiene, para enviarlas al mercado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica