Cambios en Bicsa
La Junta Directiva sesionará seis veces al año, no 30 como hasta ahora, y los comités corporativos de Bicsa no pagarán dietas.
Los cambios en el gobierno
corporativo del Banco Internacional de Costa Rica (Bicsa) parecen tan sensatos que es difícil comprender por qué no fueron aprobados antes y por unanimidad. Aun así, la amplia mayoría de los directores del Banco de Costa Rica (BCR), el accionistamayoritario, dio su consentimiento a la reforma, consistente en incrementar la austeridad y mejorar el control.
Bicsa ha operado con una autonomía injustificada por los resultados. Las debilidades del Banco han sido objeto de amplia discusiónen los últimos meses y aconsejan la adopción de nuevas orientaciones. En particular, es importante que los propietarios, el Banco de Costa Rica (BCR) como accionista mayoritario y el Banco Nacional (BNCR), como minoritario, tengan información oportuna de las operaciones de la empresa transnacional.
Por eso es difícil entender el voto en contra de la directora Mónica Segnini, del Banco de Costa Rica, para quien es preferible mantener la situación actual. Los otros seis directores apoyaron los cambios propuestos, que entrarán en vigor después de su aprobación en una asamblea general de accionistas pero, dada su aceptación por la Junta Directiva del BCR y la posición mayoritaria de esa entidad en el accionariado, prácticamente pueden darse por hechos.
La Junta Directiva sesionará seis veces al año, no 30 como hasta ahora, y lo comités corporativos de Bicsa no pagarán dietas. Las sesiones extraordinarias de Junta Directiva solo serán pagadascuando el BCR lo apruebe. La figura del subgerente, en la actualidad vacante, será eliminada. El único cambio para el cual es necesario el voto favorable del BNCR es la reducción del número de directivos de nueve a siete.
Las medidas tendrán un fuerte impacto sobre los costos de la Junta Directiva de Bicsa. En el 2015, las sesiones costaron $766.063, de los cuales $116.403 corresponden al pago de dietas. La operación de la Di- rectiva es cara por el carácter transnacional del Banco, con sedes en Panamá y Miami y operaciones en el resto de Centroamérica. Eso implica la necesidad de viajes, pero no siempre son indispensables, porque la Directiva podría sesionar en el país.
Bicsa también pagó, en el primer semestre, $22.776 por la participación de directivos en los comités de Auditoría, Cumplimiento, Riesgo y Tecnología. Ese gasto quedará eliminado a partir de la reforma. La austeridad no le viene mal al Banco, pero más beneficiosa todavía podría resultar la voluntad de ejercer control desde las directivas de las casas matrices, en particular el BCR, y también desde la alta administración.
La gerencia de Bicsa se verá obligada a coordinar e informar sobre sus actuaciones. Paola Mora, presidenta del BCR, dice tener la intención de ejercer un control oportuno, adecuado y eficaz, “incluso con la posibilidad de redirigir decisiones”. Con eso se pretende unificar criterios de funcionamiento porque “no puede ser” que no se hablen “cuando la casa matriz es el BCR”.
Parte de las tareas pendientes de ejecución quedaron claras en el curso de los debates recientes sobre el papel del Banco y su desempeño, pero el BCR no debe emprender el nuevo camino sin antes hacer un alto para diagnosticar los problemasy revisar las actuaciones recientes. Los bancos establecen con sus clientes relaciones prolongadas en el tiempo y conviene revisarlas para constatar sus condiciones actuales, así como su conveniencia original. La autonomía ejercida hasta ahora por Bicsa lo hace necesario. Si los cambios se hacen para mejorar la coordinación y unificar criterios, razón de más para un examen detallado de la situación actual.
Conocer las actuaciones de Bicsa es necesario para evitar afectaciones a sus dos accionistas, dijo Mora. Ese conocimiento debe ser lo más completo posible desde el inicio de esta nueva etapa.
La Junta Directiva sesionará seis veces al año, no 30 como hasta ahora, y lo comités corporativos de Bicsa no pagarán dietas Más beneficiosa todavía podría resultar la voluntad de ejercer control desde las directivas de las casas matrices, en particular el BCR