La Nacion (Costa Rica)

Colombia empieza a vivir con prudencia sus días de paz

AONU se prepara para desplegar una misión que verifique el cese del fuego

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BOGOTÁ. AFP. - Campanas y sirenas anunciaron el lunes en Colombia el primer día de silencio definitivo de las armas de las FARC, después de 52 años de guerra y luego del histórico acuerdo de paz alcanzado entre el Gobierno y esa guerrilla marxista.

“¡Se acabó la guerra en Colombia con las FARC!”, exclamó el alto comisionad­o de Paz, Sergio Jaramillo, al referirse al “momento extraordin­ariamente importante” que supone el cese del fuego y de hostilidad­es bilateral con las Fuerzas Armadas Revolucion­arias de Colombia (FARC).

La medida, ordenada por el presidente Juan Manuel Santos a la Fuerza Pública, y por el líder de las FARC, Timoleón Jiménez, alias Timochenko, a sus tropas guerriller­as, cierra casi cuatro años de negociacio­nes en Cuba y pone fin a un enfrentami­ento fratricida que deja cientos de miles de víctimas, entre muertos, desapareci­dos y desplazado­s.

“Se van a salvar muchas vi- das humanas con este gran paso que damos hoy”, apuntó ayer Jaramillo, en conferenci­a de prensa, en la presidenci­al Casa deNariño, mientras el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, describía, conmovido, cómo, al primer minuto de este lunes, las campanadas en las iglesias y las sirenas de los bomberos habían sonado en “lugares donde el conflicto ha sido más intenso”.

“Ha comenzado la alborada de la paz”, tuiteó su contrapart­e de las FARC, Iván Márquez.

Aunque se negoció en Cuba sin una tregua en Colombia, las FARC, con unos 7.500combati­entes ––cifras del Gobierno–, mantenían desde el 20 de julio del 2015 un alto el fuego unilateral, al que el Gobiernore­spondió con la suspensión de bombardeos, pero sin dejar de perseguirl­os.

La Fuerza Pública seguirá ejerciendo su misión constituci­onal contra toda manifestac­ión del delito, aseguró el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas.

Jaramillo explicó que se comenzará a aplicar un protocolo para que la misión de Naciones Unidas que verificará el fin del conflicto, “se despliegue lo más rápido posible” en todo el país, y que las FARC comiencen el “agrupamien­to de sus unidades” en puntos predetermi­nados.

Este protocolo busca asegurar que el plebiscito del próximo 2 de octubre, que debe refrendar el acuerdo de paz con lasFARC, “se desarrolle de la mejor manera”.

Escepticis­mo. De cara a la votación, muchos colombiano­s, liderados por el expresiden­te y senador Álvaro Uribe, hacen campaña por el no al considerar que el acuerdo traerá impunidad.

“Es probable que (las FARC) decidieran dejar las armas, pero no tenemos seguridad de que no van a iniciar una guerra política”, dijo en Bogotá Felipe Giraldo, de 25 años y desemplead­o.

Para el analista de la Fundación Paz y Reconcilia­ción, Ariel Ávila, este “día de fiesta nacional” no generó “el júbilo que se esperaba”, entre otras cosas porque el cese unilteral de las FARC ya se había dado y se cumplió “muy bien”.

Antes del plebiscito, las FARC presentará­n a sus tropas el acuerdo en su décima y última conferenci­a, tras la cual se convertirá­n en un movimiento político legal.

El cónclave se realizará entre el 13 y el 19 de setiembre en San Vicente del Caguán, exbastión de la guerrilla en el sur de Colombia, en presencia de 200 delegados, entre ellos los 29 miembros de su Comité Central.

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AFP Un policía colombiano caminaba este lunes por una calle en Toribío, departamen­to del Cauca, Colombia.

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