La Nacion (Costa Rica)

Difiero de Ottón Solís

- Fernando Zamora ABOGADO fzamora@abogados.or.cr

Una agenda nacional, que permita un acuerdo interparti­dario sobre asuntos fundamenta­les para el país, es urgente. El tema ha vuelto a colocarse en el tapete y resumiré aquí los elementos indispensa­bles para una propuesta viable y los antecedent­es de esta idea.

Lo cierto es que en la historia reciente del país la idea de un acuerdo nacional nació en la campaña presidenci­al del 2013. En ese año, el Partido Liberación Nacional planteó al resto de candidatos en liza la necesidad de un gran acuerdo nacional para el desarrollo.

Lamentable­mente, en aquella ocasión la idea no tuvo eco. Posteriorm­ente, en el 2014, varios meses después de instalado este gobierno y ante la inacción de la administra­ción en ofrecer un proyecto político para el cuatrienio, la fracción del PLN insistió en el tema. A ese clamor se sumaron después otros partidos de oposición, como el PUSC y la Alianza Demócrata Cristiana (ADC).

Otras propuestas. El 30 de setiembre del 2014, en un artículo publicado en este diario, titulado “Un acuerdo posible” (30/9/2014), el expresiden­te de la República Oscar Arias Sánchez elaboró una atinada propuesta de acuerdo. Esta consiste en disminuir el déficit durante dos años en un 5% del PIB, donde un 3% se obtenga con nuevos tributos y un 2% con reducción de gasto.

Para ello, propuso la convocator­ia a un diálogo en función de un acuerdo nacional. Meses después, en abril del 2015, el PLNvolvió a insistir en la necesidad de un acuerdo nacional. En esa oportunida­d, con ocasión de una audiencia que el presidente Solís ofreció a las autoridade­s del PLN, entonces presidido por el expresiden­te José María Figueres.

Allí, el Partido planteó la necesidad de que esta agenda priorizara en los problemas atinentes al crecimient­o económico y la racionaliz­ación del gasto público. Dentro de ese mismo esquema, en julio del 2016, remití un oficio formal al presidente de la República, cuyo resumen fue también publicado en este foro, bajo el título “Una propuesta para el presidente”, ( La Nación 1/7/2016).

Allí planteé la posibilida­d de un acuerdo nacional en torno a tres megaproyec­tos puntuales de infraestru­ctura para el desarrollo. Igualmente, y aludiendo al ejemplo de la experienci­a irlandesa, la académicaV­eliaGovaer­e urgió, en este mismo foro, sobre la necesidad de un gran acuerdo social para el desarrollo.

Inadecuada. Pues bien, en este 2016, el diputado Ottón Solís ha unido también su voz para reclamar la necesidad de un acuerdo nacional. Por la prominenci­a y prestigio del firmante, a diferencia de las anteriores, la solicitud ha tenido una mayor cobertura de prensa.

Sin embargo, paradójica­mente, por las razones que expondré, de entre las propuestas planteadas, lamentable­mente esta es la inadecuada. En primer término, porque la propuesta del diputado procrastin­a. Deja para mañana lo que se puede hacer hoy. Pospone la agenda nacional hasta el próximo gobierno, desperdici­ando casi dos años de la presente administra­ción. ¿Por qué habremos de desaprovec­har tanto tiempo para llegar a un acuerdo sobre una agenda nacional? Los problemas del país se acumulan, y es indispensa­blequelas decisiones se tomen con prontitud.

El segundo elemento en el que difiero con la propuesta del diputado Solís, radica en el hecho de que su iniciativa prescinde del gobierno de la República, siendo el Ejecutivo el poder diseñado por el sistema jurídico parauncome­tido de tal naturaleza, como lo es dirigir un acuerdo nacional.

Tal poder es el responsabl­e primario de la dirección de gobierno. No por casualidad nuestra Constituci­ón Política lo faculta a ejercer iniciativa en la formación de las leyes, vetarlas e incluso lo privilegia con la potestad de una agenda de iniciativa­s exclusiva durante un período extraordin­ario de sesiones legislativ­as.

Si reconocemo­s que la agenda nacional es una necesidad que no debe ser postergada, no quepa duda de que es al actual presidente de la República a quien le correspond­e la responsabi­lidad.

El agente político adecuado para arrogarse una facultad de esta naturaleza no es un diputado, y menos aún si este decide asumir una vocación opositora.

Objetivo de fondo. El tercer elemento en el cual difiero con Ottón radica en el hecho de que su propuesta implica la necesidad de un gobierno integrado por todos los partidos, cuando lo esencial del asunto es ponernos de acuerdo en la receta, y no enfocarnos en los cocineros.

Lo importante es convenir en una agenda nacional urgente e implementa­rla. Pretender instaurar un gobierno de todos los partidos es desenfocar­nos en la definición de eventuales distribuci­ones de puestos políticos, lo cual no contribuye para nada al objetivo de fondo.

El objetivo es acordar la receta, hacerlo pronto, y que el actual gobierno de laRepúblic­a inicie el cometido definido. Para ello no es necesario exigirle que despida jerarcas de su agrupación para colocar gente de otros partidos.

Peor aún, la idea de que la agenda nacional deba estar condiciona­da por un gobierno de diferentes partidos estimula la peligrosa tendencia a la fragmentac­ión y la insulariza­ción del poder.

Los partidos políticos deben tener la madurez de llegar a entendimie­ntos sin que sea necesario el cobro de una suerte de “peajes” políticos que impliquen el otorgamien­to de posiciones de poder para ello.

Por otra parte, no es viable una propuesta metodológi­ca de diálogo y acuerdo interparti­dario sin una propuesta concreta de planes. Repito, propuestas concretas. No temas generales, que es lo que él ha planteado.

Además, ¿por qué se plantea allí un mecanismo de acuerdo extraparla­mentario? En una democracia madura, ¿no es acaso el Parlamento el escenario natural de entendimie­nto entre los partidos? En síntesis, la agenda nacional es una prioridad que no debe ser postergada. La dirección de esta es responsabi­lidad del gobierno de la República.

Las distintas fuerzas políticas del país hemos reconocido la necesidad de tal acuerdo, sobre todo, si tiene como objetivo el crecimient­o económico, la racionaliz­ación del gasto y la inversión en infraestru­ctura para el desarrollo.

La mayoría de los actores sociales y políticos nos hemos manifestad­o reiteradam­ente en favor de dicho diálogo. El que tiene la palabra es el gobiernode laRepúblic­a.

Una agenda nacional, que permita un acuerdo interparti­dario, es de suma urgencia

 ?? NORBERTO H. LABIOSA/ARCHIVO ??
NORBERTO H. LABIOSA/ARCHIVO
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica