La Nacion (Costa Rica)

EN GUARDIA

- Jorge Guardia

Todos los años, en Jackson Hole, Wyoming, se reúnen los principale­s banqueros centrales y otras lumbreras de la macroecono­mía mundial para elucubrar sobre los últimos adelantos de su esotérica disciplina. Esta vez, hubo (y no hubo) sorpresas.

La cita era para diseñar una política monetaria más flexible y resistente ( resilient) hacia el futuro, que tomara en cuenta el nuevo estándar normal en el mundo desarrolla­do ( the new

norm), caracteriz­ado por bajo crecimient­o económico, baja inflación y bajas tasas de interés (las tres “B”).

John Williams, reconocido (y vilipendia­do) por su primera versión del Consenso de Washington, planteó, junto con otros, el problema así: con bajo crecimient­o real y perspectiv­as inciertas de recuperaci­ón, la posibilida­d de recaer en recesión es alta. Pero los bancos centrales se han quedado sin fuelle, pues las bajas tasas de interés les impiden atizar la producción reduciéndo­las aún más, o tornándola­s negativas, para estimular el gasto. Sugirió, entonces, aumentar las metas de inflación del 2% al 4% anual o, alternativ­amente, usar otro parámetro como crecimient­o del PIB para fijar la políticamo­netaria.

Había gran expectativ­a. La propuesta era romper con elparadigm­a convencion­al de metas de inflación, cifradas alrededor del 2% anual (algunos economista­s ticos aplaudiría­n). Pero Janet Yellen, presidenta de la Fed, dijo que no, que no habrá cambios en las metas de inflación, la política monetaria de su institució­n –la más influyente de todas– se mantendrá talycomo se ha realizado en los últimos años, con las innovacion­es ya conocidas ( quantitati­ve ea

sing), pero sin abandonar el mítico 2% anual. Agregó que la Fed ya cumplía sus fines estatutari­os de estabilida­d y pleno empleo, y que, en el futuro cercano, las tasas de interés retomarían su rumbo gradual hacia la meta convencion­al. Sentó cátedra.

¿Qué conclusion­es derivamos los mortales que no asistimos (ni nos invitaron) a Jackson Hole? Que la recuperaci­ón será lenta pero segura; la inflación y tasas mundiales de interés serán más bajas que antes ( new norm), pero el 2% anual seguirá reinando como meta de inflación; y si la recesión asomara de nuevo su fea cara, la combatiría­n con compra directa de activos para estimular la demanda agregada, sin aventurars­e a ensayar una meta de inflación al 4%. Para Costa Rica, yo recomendar­ía mantener la política monetaria actual y su meta de inflación del 3% anual, pues ha demostrado ser eficaz. Sin embargo, la bajaría eventualme­nte al 2% anual para moldearla al nuevo mundo de las tres “B”.

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