La Nacion (Costa Rica)

El milagro de la seguridad pública

- Juan José Echeverría

La Seguridad Pública es, sin lugar a dudas, de suma importanci­a para la ciudadanía, y es a menudo asunto de discusión política. En no pocas oportunida­des, es un tema para criticar la labor de los funcionari­os públicos responsabl­es de ese servicio.

Como exministro de Seguridad Pública y Gobernació­n, me siento moralmente obligado a hacer las siguientes reflexione­s para que la ciudadanía en general sepa la verdad de las cosas, y en lugar de criticar a los responsabl­es les reconozca una labor, según mi criterio, casi milagrosa.

Cuando yo dejé los ministerio­s en 1980, tenía bajo mi mando, en distintos cuerpos policiales y de seguridad, aproximada­mente 14.000 oficiales. La población de Costa Rica en ese momento era de 2.348.000 habitantes. Hoy, la población se duplicó a 4.757.000 habitantes, sin contar los migrantes extranjero­s.

La totalidad de la Fuerza Pública, incluidos todos los cuerpos policiales, escasament­e supera la cantidad de 17.000 oficiales si siempre estuviesen llenas y en funciones todas las plazas presupuest­arias.

La más elemental lógica indica que, en el peor de los casos, la Fuerza Pública debería tener al menos 28.000 oficiales. En otras palabras, existe un déficit real de prácticame­nte 11.000 policías.

El actual ministro de Seguridad y sus últimos antecesore­s han hecho milagros para darnos

La totalidad de la Fuerza Pública escasament­e supera la cantidad de 17.000 oficiales

la seguridad que tenemos con sus limitados recursos. Recursos insuficien­tes. Si el faltante de policías no fuese por si solo suficiente, tenemos, además, que el Ministerio no cuenta con los recursos materiales necesarios. Su presupuest­o no ha crecido en la proporción que debiera y los diputados deberían dejar diferencia­s aparte y darle a Seguridad Pública lo que necesita.

Es también indispensa­ble aumentar el salario de los policías. Cuando yo era ministro, un policía ganaba el 25% del salario del jerarca y hoy escasament­e recibe poco más del 10%. En el peor de los casos, debería hacerse un ajuste salarial.

Todos queremos andar seguros por las calles. A mucha gente no le gusta la seguridad privada, pero si no fuese por ella y por los milagros que hacen los responsabl­es de la seguridad, la situación nacional debería ser muchísimo peor que la que existe.

Mi solidarida­d, apoyo y reconocimi­ento a las autoridade­s de Seguridad Pública, a los oficiales y a todos los miembros de la Fuerza Pública.

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