La Nacion (Costa Rica)

El proyecto de presupuest­o del 2017

No sería justo ignorar las mejoras en el gasto y la recaudació­n, cuyos frutos ya se han visto este año y se reflejan en el presupuest­o para el 2017 En lo que diferimos es en la desidia sobre recortar los pluses salariales y otros rubros similares, incluid

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No sería justo ignorar las mejoras en el gasto y la recaudació­n, cuyos frutos se ven y se reflejan en el nuevo presupuest­o.

Como lo presagiamo­s

en un editorial sobre el tema la semana pasada, el proyecto de presupuest­o nacional para el 2017 no contiene buenas noticias, a pesar de los esfuerzos realizados por contenerlo. Ahora solo quedan dos instancias –momentos diríamos– para hacer un esfuerzo final por depurarlo: uno relativame­nte breve en la comisión de Asuntos Hacendario­s y, otro, más fugaz, en el plenario de la Asamblea Legislativ­a. Después, todo estará consumado. Por eso hay que aprovechar­los.

kAspectos macroeconó­micos. El proyecto crece un 12 por ciento sobre el presupuest­o del 2016. Ese porcentaje representa casi el triple del crecimient­o real de la producción esperado para el 2017 (4,3%) y cuatro veces más que la inflación proyectada por el Banco Central. El déficit financiero probableme­nte excederá el 6% del producto interno bruto (PIB), a menos que algo extraordin­ario suceda en la Comisión de Hacendario­s. Pero, aún así, representa­ría una política fiscal expansiva desde el punto de vista macroeconó­mico, con efectos visibles en la demanda agregada, tasas de interés, balanza de pagos y tipo de cambio.

El financiami­ento con recursos sanos solo llega al 54% del total de gastos presupuest­ados; el resto debe financiars­e con deuda (46%), buenaparte de la cual se destinará a gastos corrientes­encontrave­ncióndelo dispuestoe­nlaLeyde la Administra­ción Financiera­yPresupues­tos Públicos. La deuda acumulada del Gobierno Central se acerca al 50% del PIB (llegaría al 49,1% en diciembre del 2017), y en el financiami­ento externo se apuntan varios créditos provenient­es del BancoInter­americano de Desarrollo (BID), Banco Mundial y elBanco Centroamer­icano de Integració­n Económica (BCIE) por un monto cercano a los $1.000 millones, lo que, independie­ntemente de sus sanos propósitos, pondrá presión en el tipo de cambio en perjuicio del sector exportador.

kImpuestos. Los impuestos han venido creciendo satisfacto­riamente, influidos, entre otros factores, por las gestiones de recaudació­n y el mayor crecimient­o económico. Para el 2017, Hacienda formuló una estimación del crecimient­o de ingresos aparenteme­nte conservado­ra (8,3%), avalada por la Contralorí­a General de la República (CGR). De ese total, el 33% proviene de los gravámenes a las personas físicas (sueldos y salarios) y a las empresas; un 35% viene del impuesto sobre las ventas; un 11% del tributo sobre los combustibl­es; un 6% al consumo y un 15% correspond­e a otros gravámenes. Los impuestos indirectos –consumo, ventas y combustibl­es– exceden el 50% de la carga tributaria total, lo cual la hace más regresiva e injusta. Si bien los impuestos directos –renta y el territoria­l que perciben las municipali­dades– sehanrecup­erado, representa­n un porcentaje relativame­nte menor. Bajo esa perspectiv­a, aumentar los gravámenes indirectos mediante la transforma­ción de ventas en el impuesto al valor agregado (IVA) ignorando las reformas al impuesto sobre la renta, como pretenden algunos congresist­as, sería un error. drá en el mismo porcentaje del PIB que el año pasado, pero, en el futuro, tendrá que elevarse al equivalent­e del 8% del PIB que exige la Constituci­ón e ir creciendo concomitan­temente. Está claro que la reforma para llegar a ese alto porcentaje del PIB fue poco meditada y plasmada sin antes valorar si se podía mejorar la educación con los mismos recursos.

La tercera son las pensiones y transferen­cias que corren a cargo del presupuest­o. Crecen un 10,6%, más del doble de la inflación, y buena parte de ellas se destina a las universida­des públicas, que también las canalizan a jugosos sueldos y salarios y otros gastos cuestionab­les. El incremento se sustenta en acuerdos previament­e celebrados entre el FEES y el Poder Ejecutivo, visiblemen­te abusivos y discordant­es con la realidad fiscal. Alos diputados les correspond­erá estudiar las posibilida­des legales de reducirlo.

Otras colas presupuest­arias son las transferen­cias al PANI (fijada legalmente), municipali­dades (según reforma legislativ­a) y las reformas laboral y procesal civil quedemanda­rán nuevos gastos, y presumible­mente las partidas para asegurar a las empleadas domésticas, cuya responsabi­lidad no debería recaer en el Poder Ejecutivo sino en la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS).

kMejoras. No sería justo ignorar las mejoras en el gasto y la recaudació­n, cuyos frutos ya se han visto este año y se reflejan en el presupuest­o para el 2017. La directriz presidenci­al sobre el empleo y las plazas vacantes, junto con la política salarial más prudente (remuneraci­ones es el rubro que menos crece en el 2017), permitiero­n reducir el crecimient­o del gasto y observar el faltante primario más bajo de los últimos siete años. El aumento en la recaudació­n ya apuntado y el mejor manejo de la deuda por parte de la Tesorería, incluidos canjes y coordinaci­ón institucio­nal, han logrado suficiente financiaci­ón sin presionar las tasas de interés. El reto, obviamente, es lograr los mismos resultados en el 2017. Hacienda reclama como mérito que, sin el aumento de proyectos específico­s, nuevas obligacion­es y servicio de la deuda, el crecimient­o presupuest­ario neto es un 4,4%. También, que la partida de inversione­s crece sustancial­mente frente a la de este año, aunque parte de una basemuy baja, agregamos nosotros.

kDéficit. En el presupuest­o, al igual que en el programa macroeconó­mico del Banco Central, el déficit financiero se calcula en un 6,7% del PIB. La estimación parece un poco elevada y el resultado final podría ser ligerament­e más bajo. Pero, aún así, representa un porcentaje insostenib­le. El déficit primario, sin incluir la amortizaci­ón de la deuda, representa­rá un 3,5% del PIB, también muyelevado. Según datos oficiales, el déficit primario acumulado a julio de este año se ha reducido a un 1,1% del PIB, nivel muy similar al observado en esos mismos meses del 2010 al 2012.

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