Vecinos de la zona norte solo tienen pedazos de camino
TROCHA FRONTERIZA. - De la promesa de una carretera de 160 kilómetros paralela al río San Juan, en la zona fronteriza con Nicaragua, solo hay pedazos.
Así lo confirmó La Nación durante un recorrido realizado, este miércoles, por diferentes comunidades que serían beneficiadas con la gran obra.
De toda la vía, la única sección realmente transitable es la que va de Fátima hasta Delta Costa Rica, ambas comunidades del cantón de Sarapiquí, Heredia, que están separadas por 18 kilómetros.
El resto de la llamada carretera Juan Rafael Mora o ruta 1856 está constituido por tramos de no más de cuatro kilómetros, que luego topan con un puente caído o con un camino intransitable.
Esto ocurre, por ejemplo, si se parte de Tiricias de Cutris, en San Carlos, hacia el río Infierni- llo. En este último punto ya no hay cómo seguir, porque se desplomó el puente provisional que habían construido.
De Crucitas hacia Chorreras, también de Cutris, tampoco se puede hacer viaje porque hay otro puente caído, hay derrumbes o trechos que nunca fueron abiertos.
La misma desesperanza se topa un viajero si va de Chorreras hacia Boca San Carlos, porque el paso sobre el río La Venada se vino abajo.
Ahí, los vecinos trataron de poner remedio con un nuevo puente que corrió la misma suerte a causa de la mala construcción y los fuertes aguaceros.
William Cortés, un pequeño finquero de Tiricias de Cutris, aseguró que él aquí no ve maquinaria ni obras desde 2013, salvo por “un cuneteo”.
“Tengo la esperanza de que el proyecto no se quede botado, porque lo necesitamos nosotros y el país”, expresó.
De Tiricias hacia San Isidro de Pocosol no queda nada de la trocha que se abrió, pues, como nunca echaron lastre, el camino está convertido en un lodazal del que va tomando dominio la maleza.
Entre tanto, de El Campo de Pocosol a Las Delicias de Los Chiles no se puede pasar porque falta el puente sobre el río Pocosol.
Ni se diga del sector entre Pun- ta Cortés de Los Chiles hasta Las Delicias, ahí el abandono es total; el trillo es impasable, sin importar el tipo de vehículo.
“No tengo certeza de que se vaya a terminar y me duele que se hayan botado muchos millones en un proyecto que se debió terminado desde el Gobierno pasado”, manifestó MarioCambronero, vecino de Chorreras.