La Nacion (Costa Rica)

Vuelo de idiotas

- agonzalez@nacion.com

Según los científico­s, Oklahoma debería experiment­ar, cada año, un par de sismos de magnitud superior a 2,5 pero, recienteme­nte, ha sufrido miles. El temblor más fuerte de la historia ocurrió en el 2011, con una magnitud de 5,6. Pasados apenascinc­oaños, unsismoigu­aló la marca el sábado antepasado.

Oklahoma tiene suerte. Fenómenos de esa magnitud poseen un enorme potencial destructiv­o cuando ocurren cerca de la superficie, como en su caso. Por fortuna, los epicentros se ubicaron lejos de centros urbanos.

Oklahoma es la nueva California, con dos diferencia­s: los sismos ocurren a menor profundida­d y la reciente actividad telúrica es producto del menospreci­o humano a la naturaleza.

Oklahoma es rica en petróleo y gas. Para extraerlos, es necesario bombear millones de litros de agua hasta las profundida­des de la tierra. El líquido afecta el subsuelo, abre fisuras y activa fallas. De pronto, una región de bajísima sismicidad sufre en un año la actividad propia de un milenio.

Luego del último sismo fuerte, las autoridade­s estatales ordenaron el cierre de los pozos en un radio de 750 kilómetros del epicentro, pero la extracción de energía es una actividad económica demasiado importante para pensar en medidas más drásticas. La tarea de minar el subsuelo seguirá adelante en otras regiones del estado, de la unión norteameri­cana y del mundo.

Ese nocivo emprendimi­ento ofrece al planeta la posibilida­d de acelerar el deterioro causado por las emisiones de gases de efecto invernader­o. Los propios Estados Unidos están pagando el precio. La amenaza ya no es potencial. Ni siquiera es una amenaza. Hay efectos concretos a lo largo de las costas, especialme­nte la del Pacífico.

Importante­s ciudades, como Norfolk, en Virginia, sufren inundacion­es frecuentes, atribuidas al aumento del nivel de los mares, consecuenc­ia del calentamie­nto global. Ya existe un nombre para el fenómeno: “inundacion­es de día soleado”. No hace falta una tormenta, basta una marea alta y un poco de viento para que Norfolk se inunde a pleno sol.

La ciudad es hogar de la base naval más grande del planeta. Su inutilizac­ión tiene implicacio­nes para la seguridad nacional de la potencia norteña. La Marina de Guerra advirtió al Congreso y procuró fondos para la mitigación. La derecha republican­a se los negó con tal de no avivar la “agenda climática radical” que Donald Trump atribuye a una conspiraci­ón china para restar competitiv­idad a la industria estadounid­ense. Si los idiotas volaran, no se vería el Sol.

 ?? Armando González R. DIRECTOR DE LA NACIÓN ??
Armando González R. DIRECTOR DE LA NACIÓN

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica