Ópera pierde una voz portentosa
VIENA. AP.- El tenor sudafricano Johan Botha, cuya voz suave pero potente encantó al público en los más grandes escenarios de la ópera y en una amplia variedad de papeles, murió el jueves pasado en Viena, a los 51 años.
Mientras muchos de sus contemporáneos se enfocaban en un repertorio relativamente reducido, Botha se sentíacómodo interpretando a Giacomo Puccini y a Richard Wagner.
En sus casi 30 años de trayectoria actuó en la mayoría de los principales teatros del orbe, como La Scala, el Teatro Real de Ópera Covent Garden, la Ópera Metropolitana de Nueva York y la Ópera Estatal en Viena, donde residía.
Extraordinariamente versátil, brilló en papeles que fueron desde Florestan en Fidelio de Beethoven hasta las principales figuras de las óperas de Verdi, Wagner y Richard Strauss.
Su voz, según los conocedores, era casual pero poderosa, de una fluidez que en su mejor momento apenas conoció límites.
También fue un cantante concertista consumado. Se presentó con las filarmónicas de Viena y de Berlín, la Orquesta Sinfónica de Londres así como con la Orquesta de Cleveland.
Víctima del cáncer. Obligado a tomarse una pausa de siete meses, Botha celebró en junio un regreso que arrojó esperanzas de una recuperación, cantando uno de sus papeles emblemáticos, Siegmund en Die Walkure de Wagner, en la ópera de Budapest.
Hace tres semanas cantó por última vez en una gala en Ciudad del Cabo, en colaboración con la Asociación de Cáncer de Sudáfri- ca, y tenía previstos papeles protagónicos en Turandot de Puccini y Aida deVerdi para la temporada de este año en Viena.
El presidente sudafricano, Jakob Zuma, calificó a Botha como “un buen embajador de Sudáfrica en el exterior” y elogió “su voz reconfortante y poderosa”.
Amigos y colegas expresaron sorpresa por su deceso.
El director de laÓperaEstatal de Viena, Dominique Meyer, dijo que Botha los dejó “demasiado pronto” e hizo colocar en el teatro una bandera negra por el duelo.
Peter Gelb, su homólogo en la Ópera Metropolitana, manifestó que su teatro “llora el inoportuno fallecimiento”.
El tenor Michael Schade llamó a Botha “una de las voces más maravillosas” con las que haya tenido oportunidad de compartir el escenario.