La Nacion (Costa Rica)

En lo que paró el baile

- Roberto García H. PERIODISTA roberto.comunic@gmail.com

¡Qué parida!, como diría Celso Borges. Pocas veces he sentido tanta impotencia mirando a una de nuestras grandes figuras deportivas, léase Christian Gamboa, bregando y sufriendo lo indecible por los embates de un adversario cien veces superior. Así las cosas, haber sacado el ratito el martes pasado para observar el juego entre Barcelona y el Celtic en el Camp Nou por la Champions League, para mí fue un pretendido relax que derivó en suplicio.

Admiro muchísimo a este muchacho guanacaste­co, cuya entrega y capacidad son dignas del reconocimi­ento que ha sabido cimentar en su brillante trayectori­a deportiva. En mi opinión, es el mejor zaguero lateral derecho quehadado el fútbol costarrice­nse. Por ejemplo, jamás podremos borrar de nuestras retinas el sprint con que alcanzó un balón que se escapaba y, centrado in extremis, permitió a Joel Campbell poner el 1 a 1 parcial en el debut tico ante Uruguay en Brasil 2014, entre otras tantas de sus jugadas meritorias.

Y, bueno, desde que Christian firmó con el legendario Celtic escocés, por fin los dioses del fútbol le hacen justicia, pues ahora mili- ta en un club de indiscutib­le cartel internacio­nal, en el que goza también de la titularida­d.

Sus cualidades para jugar fútbol son innatas. De otra manera no se explica uno cómo Christian ha llegado a cada convocator­ia de la Sele y se adueñó del protagonis­mo, a pesar de que no hacía más que calentar banca en su antiguo club, el West Bromwich de Inglaterra.

El martes, aunque no le salían bien las cosas –como a ninguno de sus compañeros–, Christian no cedía un ápice, tanto que en varios lances del duelo se vio obligado a enfrentar casi simultánea­mente al endemoniad­o tridente que conforman Lionel Messi, Luis Suárez y el brasileño Neymar, a quien, por cierto, antes de que le diera por sentirse cantante, lo creíamos sobrenatur­al.

El 7 a 0 que Barcelona le recetó al Celtic es un fardo que torna harto difícil el futuro de los verdiblanc­os en el certamen europeo. Sin embargo, desde esta tribuna, hago votos para que nuestro muchacho sabanero consolide su jerarquía en el club escocés y continúe por la senda convincent­e y triunfal que comenzó a recorrer desde su niñez, entre los reductos del sol y elmágico embrujo de la luna liberiana.

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