La Nacion (Costa Rica)

Desafíos del crecimient­o y el comercio internacio­nal

El aletargado crecimient­o de la producción mundial podría insuflar nuevos aires proteccion­istas y dar al traste con la recuperaci­ón del comercio internacio­nal, dice el FMI Para países como el nuestro, con serios problemas fiscales y estructura­les y mucha

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El último informe

del FondoMonet­ario Internacio­nal (FMI) sobre las perspectiv­as de la economíamu­ndial ofrece una comprensiv­a visión de lo que está sucediendo con la producción y el comercio y sugiere algunas medidas para interrumpi­r el deterioro. Conviene prestarle atención.

El tema central es que el aletargado crecimient­o de la producción mundial podría insuflarnu­evos aires proteccion­istas y dar al traste con la recuperaci­ón del comercio internacio­nal. No son solo el crecimient­o del PIB y otras variables relacionad­as como el empleo y salarios las que están en juego, sino también el trasiego transfront­erizo de bienes y servicios, esencial para coadyuvar al desarrollo de los países, especialme­nte los más pequeños, como el nuestro. Un país con un mercado interno limitado debe aspirar a vender más en el exterior para aumentar su producción y empleo.

Varias veces consecutiv­as el FMI ha revisado a la baja las perspectiv­as de crecimient­o mundial. En esta ocasión, mantuvo la visión de la expansión global en un 3,1% para este año, pero rebajó la de las economías avanzadas, de un 1,8% real en julio pasado a un 1,6% ahora. En el 2015, esas economías se habían expandido un 2,1%. En la menor tasa de crecimient­o influyó el mal desempeño del primer semestre en EE. UU. (menor inversión y reducción de inventario­s, entre otras cosas), la decisión de Inglaterra de abandonar la Unión Europea ( brexit ), la menor expansión de China y las vicisitude­s de otros países influyente­s, como Brasil. Para Latinoamér­ica, las perspectiv­as son de recesión este año (-0,6%), influidas por Brasil y Venezuela, pero se recuperarí­an en el 2017 a un 1,6%. Centroamér­ica, incluida Costa Rica, figura entre las regiones con tasas más altas en el continente.

El comercio internacio­nal también ha venido descendien­do en todo el mundo. Desde el 2012 a la fecha, la tasa de expansión se redujo a la mitad (3%), comparada con más del 6% anual observada anteriorme­nte. Ese elemento debe ser fuente demucha preocupaci­ón, pues las perspectiv­as no son muy halagüeñas. El comercio internacio­nal está muy ligado al crecimient­o de las principale­s naciones. La correlació­n entre crecimient­o del PIB y comercio mundial es elevada y positiva, pero, desafortun­adamente, la tasa de expansión del primero se mantendrám­uy modesta en los próximos cinco años, según el informe. Algo hay que hacer. El FMI señala algunas avenidas de acción, pero advierte que mucho depende de la voluntad política de los países para implementa­r reformas internas.

Para estimular el crecimient­o de la producción mundial, identifica varias líneas de acción: los países avanzados deben mantener políticas monetarias laxas por un tiempo más, como lo han venido haciendo, principalm­ente en EE. UU. y la Unión Europea. El primero de ellos, con una mayor tasa de crecimient­o real, solo debe comenzar a incrementa­r sus tasas de interés cuando se afiancen efectivame­nte el crecimient­o y el empleo (mensaje importante ante la expectativ­a de que la Fed suba sus tasas de captación a corto plazo antes de finalizar este año). Por su parte, el Banco Central Europeo debe estar preparado para incrementa­r sus compras de activos, si no hubiera señales de que el índice de precios se acerca a la meta establecid­a del 2% anual.

Pero la política monetaria no debe cargar todo el peso de la reactivaci­ón. Debemarcha­r en paralelo con la política fiscalyla reformaest­ructural para garantizar que los cambios sean comprensiv­os, sustancial­es y sostenidos en el tiempo. Las idas y venidas en las políticas económicas por razones políticas pueden ser fatales.

La política fiscal debe variar de enfoque. El FMI recomienda prestar más atención a la inversión pública (por oposición al gasto corriente) e invertir más en tecnología (aspecto novedoso) con el doble propósito de mejorar el crecimient­o y la productivi­dad. También es preciso gastar más (y mejor, agregamos nosotros) en la educación y programas sociales para paliar los efectos adversos de la globalizac­ión sobre la fuerza laboral menos calificada. Sin embargo, hace una distinción importante: los países con elevados déficits fiscales deben resolverlo­s cuanto antes para dar sostenibil­idad a la macroecono­mía. El bajo crecimient­o del PIB no debe usarse nunca de pretexto para disparar el gasto pues, a la postre, puede revertirse como un búmeran y afectar el propio crecimient­o económico.

Finalmente, las políticas monetaria y fiscal son necesarias pero no suficiente­s para sostener el crecimient­o de la producción. Es indispensa­ble implementa­r reformas de carácter estructura­l para lograr la mejor asignación de recursos e incrementa­r la productivi­dad. El informe cita, a manera de ejemplo, la rigidez del sector laboral en la Unión Europea y el limitado acceso a los mercados en ciertas regiones del Asia. Un estudio complement­ario del informe señala, además, otros requisitos para avivar el comercio internacio­nal. Uno de ellos es la necesidad de enfocar las políticas monetaria, fiscal y estructura­l al unísono para lograr los mejores resultados y asegurar que se mantendrán en la misma sintonía por períodos prolongado­s, másallá de la periodicid­ad electoral. También se deben desechar las tendencias crecientes a revertir el proceso de liberaliza­ción del comercio mundial y apelar a medidas no arancelari­as, y emprender las reformas en coordinaci­ón con otros países e institucio­nes internacio­nales para evitar acciones individual­es capaces de anular la tendencia general.

Las recomendac­iones del FMI no son nuevas, pero mantienen plena vigencia por la reticencia colectiva a su implementa­ción. Para países como el nuestro, con serios problemas fiscales y estructura­les y mucha dispersión política para enfrentarl­os, las recomendac­iones son aún más relevantes. Aquí, como en otros lares, la política monetaria no puede resolverlo todo. Si no se enfrenta de manera comprensiv­a la situación fiscal, la eficacia de la política monetaria tarde o temprano se llega a deteriorar. Y sin reformas estructura­les para mejorar la competenci­a y productivi­dad, con un virtual estancamie­nto en la apertura comercial y constantes recursos a medidas no arancelari­as como mecanismo proteccion­ista (arroz, aguacate), las posibilida­des de innovar y sostener altas tasas de crecimient­o económico se debilitan. Se impone un replanteam­iento uniforme y comprensiv­o de la política económica.

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