La Nacion (Costa Rica)

Causas del abstencion­ismo en Colombia

- Miguel Sobrado SOCIÓLOGO

Las políticas públicas deben estar orientadas a estimular la organizaci­ón local y comunal

Robert Putnam, el científico que hizo operativo el concepto de capital social con su investigac­ión sobre el proceso de descentral­ización italiano a finales del siglo pasado, mostró que había un comportami­ento electoral diferencia­do en los referendos en las diversas regiones de Italia.

Mientras en las elecciones para nombrar autoridade­s no había diferencia­s significat­ivas enla abstención entre las regiones, en los referendos sí se producían entre aquellas con comunidad cívica organizada (capital social) y las que tenían una comunidad cívica débil.

Putnam explicaba esta diferencia de comportami­ento por las relaciones clientelis­tas prevalecie­ntes en el sur de Italia. Relaciones entre patronos y clientes políticos donde los primeros, como eventuales dueños del poder, ofrecían a los segundos algún tipo de prebendas y beneficios directos o indirectos que los movilizaba­n a votar.

Por tal razón, en las votaciones para nombrar autoridade­s, el comportami­ento era similar entre las regiones, pero cuando se trataba de referendos, la población del sur clientelis­ta se abstenía de ir a votar ya que no veía beneficios personales o comunales.

En el norte, con una tradición de organizaci­ón y participac­ión cívica importante, la votación en los referendos era alta. Los votantes se sentían ciudadanos e iban a cumplir con su deber de decidir sobre los asuntos trascenden­tales de la comunidad. Mientras que en el sur, donde los votantes no se considerab­an ciudadanos, sino clientes de patronos políticos que les suministra­ban prebendas, y el referendo no se las ofrecía, ellos no se movilizaro­n a votar.

De ahí que Putnam tomara la votación en referendos como un indicador, conjuntame­nte con el número de organizaci­ones de base y la lectura de periódicos, del capital social, factor clave para el desarrollo de la regiones y naciones.

En otras palabras, ahí donde existe comunidad organizada autónomame­nte para resolver sus problemas existen ciudadanos que participan y toman decisiones sobre el interés público.

Ahí donde existen patrones y clientes no se da esta participac­ión porque las personas no se consideran ciudadanas, sino clientes de patronos que deciden por ellos y lo único que pueden hacer por su propia iniciativa es buscar otro patrono que ofrezca más o los trate mejor. Referendo colombiano. Esto podría explicar en gran medida el abstencion­ismo de casi un 63% de los votantes colombiano­s enel pasado referendo por la paz. De seguro han intervenid­o otros factores como las campañas de cada uno de los promotores del “sí” y del “no”.

Tampoco puede dejarse de lado un cierto agotamient­o de un sistema electoral en que “siempre ganan los mismos”, que desaliente la participac­ión cuando se perciben los “dados cargados”, aunque este no fuera necesariam­ente el caso.

No obstante, hay una lección importante que debe sacarse si se desea mantener el juego democrátic­o, y es que el clientelis­mo es el cáncer que carcome la república y erosiona poco a poco la vida democrátic­a, mientras que la comunidad cívica organizada es su sostén y motor.

En este sentido, deben revisarse las estructura­s y políticas públicas para que estén orientadas a estimular la organizaci­ón local y comunal, y a reducir, cada vez más, el margen de cooptación y subordinac­ión clientelis­ta que se ha promovido tradiciona­lmente desde el actual aparato institucio­nal. Nueva institucio­nalidad. Estamos en una época de grandes transforma­ciones que afectan no solo la formación económica y social, sino que demandan una nueva formación institucio­nal. Se trata de pensar y construir una nueva institucio­nalidad que estimule, envez de castrar, laformació­n de comunidad cívica en un proceso de descentral­ización progresivo.

Existe experienci­a y experticia para realizar la transforma­ción dentro del ámbito democrátic­o fortalecie­ndo las capacida- des de autoorgani­zación y transfirie­ndo decisiones a las comunidade­s cívicas organizada­s, pero hay que pensar en serio la reforma institucio­nal de nuestros países.

Omitir esta reforma pensando en jugar los hilos de una institucio­nalidad resquebraj­ada y corrupta lleva al fracaso, como lo evidencian también los casos brasileño y venezolano, pero este es un tema para otro artículo.

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NORBERTO H. LABIOSA/ARCHIVO LN
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