Irak pudo ser la casa del artillero
Una semana antes de cerrarse el mercado de fichajes, el pasado 31 de agosto, Jonathan Moya tenía muchas probabilidades de irse a jugar al fútbol de Irak.
La preocupación invadía a su familia y a la esposa del jugador. Andreína Rosales tenía claro que no quería ver a Moya en el conflictivo país.
“Yo estaba en la UCR y recibí una primera propuesta para ir a Irak. Esa me llegó primero, yo la analicé con mi familia, pero ellos no querían, por lo que implicaba ir a un país de ese tipo”, manifestó el delantero, quien estuvo a punto de aceptar.
Faltando cuatro días para que cerrara la ventana de transferencias, al delantero le llegó el ofrecimiento de Ucrania.
Pese a que la propuesta de Irak era más atractiva económicamente, el goleador tenía claro que se podía desarrollar de formamás efectiva en un país que le diera tranquilidad en sus acciones cotidianas.
“Saprissa había aceptado, pero cuatro días antes me llegó el chance de ir al Zirka, y le di gracias a Dios porque significó sentir seguridad. La familia estaba más tranquila y hasta yo mismo sabía que iba a un país con un ambiente mucho más llevadero”, agregó.
El futbolista tiene un año más de contrato con Saprissa y no descarta continuar en Ucrania en el 2017.