Mortalidad en el país por derrames cerebrales cayó a la mitad en 40 años
AEl descenso en la tasa de fallecimientos es más marcado en las mujeres que en los hombres ALas secuelas son graves y van de problemas de lenguaje a parálisis parcial
En los últimos 40 años, la tasa de mortalidad por accidentes cerebrovasculares (ACV) o derrames cerebrales en Costa Rica bajó un 58%.
A esa conclusión llegaron investigadores de la Universidad Hispanoamericana, quienes publicaron su estudio en la revista Archivos de Cardiología de México.
El equipo revisó datos estadísticos entre 1920 y el 2009 (último año para el que hay información disponible) y notaron que, aunque en números absolutos se registran más muertes, eso se debe al aumento de la población en el país.
Por ejemplo, en 1970 hubo 511 decesos atribuidos a los ACV, frente a 1.006 en el 2009. No obstante, cuando se analizan las tasas por cada 100.000 habitantes, se puede evidenciar un descenso del 62,1% en el caso de las mujeres, y del 53,7% en los hombres, para un promedio nacional de 58%.
¿A qué se debe la disminución? Para Ronald Evans, coordinador del estudio, hay dos aspectos que ayudan a que la mortalidad sea menor.
El primero es que, por un lado, hay mejores terapias y fármacos, así como una atención médica más oportuna y de mayor calidad.
Por el otro, existen grupos dentro de la población en los que sí ha calado el mensaje de tener un estilo de vida saludable, con una mejor alimentación y actividad física constante, lo que también evita este tipo de enfermedades.
Sin embargo, Evans considera que aún hay mucho trabajo por hacer, pues los ACV siguen entre las primeras cinco causas de muerte en el país.
Según las estadísticas, las personas entre 25 y 44 años tienen un riesgo seis veces menor de morir por este mal, que quienes están entre los 45 y 64 años, y 30 veces menor que los mayores de 65 años.
“Un ataque cerebral debe atenderse dentro de las primeras cuatro horas en las que sucede para que el individuo pueda salvarse y quede con lamenor cantidad posible de secuelas. Una atención rápida es clave, y esto involucra desde las personas que están alrededor del paciente en el momento del ataque, hasta la forma y la rapidez con la que es atendido el paciente al llegar al centro médico”, manifestó Evans.
¿Qué es un ACV? A los derrames también se les conoce como infarto cerebral o cerebrovascular. Hay dos tipos: el isquémico y el hemorrágico.
En el primero, una arteria se tapa por un coágulo sanguíneo y la sangre no puede llegar a las neuronas, pues las arterias en el cerebro son más angostas que en el corazón.
En el segundo, una de las arterias cerebrales se revienta y provoca una hemorragia.
Una de las preocupaciones de los médicos es la gran cantidad de secuelas que las personas pueden experimentar tras sobrevivir a un derrame.
“Si una persona sufre un infarto al corazón, usualmente se recupera rápido y puede continuar su vida normal. Pero no ocurre lo mismo con quienes sufren un accidente cerebrovascular. Muchos quedan con problemas de lenguaje o con alguna parte del cuerpo paralizada, o incluso, con retardo mental. La rehabilitación puede ayudar, pero es difícil recuperarse del todo”, previno Evans.
Datos de la Caja Costarricense de Seguro Social señalan que, por año, los ACV son motivo de unas 18.000 consultas y envían al hospital a unos 3.000 ticos. El promedio de estancia hospitalaria ronda los 6,33 días.