La Nacion (Costa Rica)

Soluciones para el congestion­amiento vial

- Rodolfo Méndez Mata EXMINISTRO DE TRANSPORTE­S

C omo estamos entrando en una campaña electoral, los costarrice­nses vamos a recibir, una vez más, toda clase de propuestas populistas para resolver la congestión vial. Así será porque la congestión vial alcanza niveles insoportab­les para la población y sus perjuicios son tan amplios que se ha constituid­o en uno de los mayores problemas para la sociedad, lo que convierte el tema en terreno fértil para la cacería de votos.

Lo más fácil para un candidato es presentar su propuesta en un lindo mensaje publicitar­io que se acerque lo más posible a los deseos ideales del ciudadano, algo así como el anuncio de la construcci­ón de un nuevo y moderno sistema de transporte de pasajeros (tren, tranvía, etc.).

Es una lástima que este problema, que tiene identifica­das sus causas, las cuales han sido estudiadas y para cada una de ellas se han propuesto posibles soluciones, no se constituya en el marco apropiado de análisis y discusión en el contexto de una campaña electoral.

Lo primero que deberían reconocer los candidatos es que la congestión vial, producto de la desatenció­n del Estado, que por casi cuatro décadas ignoró el problema e hizo caso omiso a sus potenciale­s consecuenc­ias, está aquí para quedarse. Que deben tomarse decisiones y emprender tareas que estuvieron rezagadas en el tiempo, que logren evitar un caos aún mucho más crítico. Y que las más eficientes van a tomar tiempo en realizarse y producir frutos, sin demérito de otras acciones a corto plazo que pueden ayudar a mitigar el problema.

En la esperanza de contribuir a una discusión más seria para enfrentar las presas, me atrevo a proponer algunas acciones a largo, mediano y corto plazo:

Mediano y largo plazo:

Institucio­nalidad. Nada se va a lograr si no contamos con una organizaci­ón del Estado que tenga capacidad para planificar, administra­r y ejecutar las acciones necesarias. Con una advertenci­a de mi parte: el reordenami­ento y fortalecim­iento institucio­nal debe fundamenta­rse en los objetivos que se desea que sean atendidos, con técnica, realismo y pragmatism­o, no por las ideas casuística­s de algún político o de ocurrencia­s populistas. Desarrollo Urbano. La principal causa del problema es la no aplicación de planificac­ión del desarrollo urbano cuyos efectos continúan avanzando demanera incontrola­ble. Urge parar esta hemorragia, ponerle un torniquete como el que se propuso con las recomendac­iones, que nunca se aplicaron, del estudio efectuado por el Plan Regional Urbano de la Gran Área Metropolit­ana (Prugam). Transporte público. Los servicios actuales son ineficient­es y deben ser modernizad­os. Para evitar que los usuarios dejen de recurrir a sus propios medios de transporte, es indispensa­ble hacer andar el modelo conocido como “sectorizac­ión para el transporte en autobús” y el plan del actual gobierno para modernizar los servicios del tren que administra el Incofer. Me refiero, con esto último, al que conecta las ciudades de Alajuela, Heredia y Cartago entre sí y con San José, elaborado con la asistencia del Banco Centroamer­icano de Desarrollo. Obras de infraestru­ctura. Concretar la construcci­ón de las obras programada­s por el gobierno para el área central de San José será de enorme ayuda. Me refiero al trayecto contratado para parte de la Circunvala- ción norte, a la modernizac­ión de las intersecci­ones de Guadalupe, la Bandera y Zapote en la Circunvala­ción, así como el puente sobre el río Virilla en la ruta 32. Pero también es necesario materializ­ar las ampliacion­es de las autopistas a San Ramón, Cartago y la carretera a Heredia.

Corto plazo.

Para atenuar los efectos de la congestión actual y la que se va a generar durante la construcci­ón de las obras de infraestru­ctura enunciadas en el párrafo anterior, es indispensa­ble ejecutar una serie de pequeñas obras y mejoras en la calidad de los servicios. Se requiere una respuesta enérgica y ejecutiva del gobierno, acompañada de la asignación de recursos presupuest­arios para asegurar su aplicación. Ofrezco, como ejemplo, las siguientes propuestas:

1. Pavimentar y señalizar la red de “vías de tránsito” en el casco urbano. Las rutas nacionales son incapaces de manejar los flujos de tránsito. Cada vez con más frecuencia los usuarios utilizan calles urbanas (vías de tránsito) que la ley general de caminos les permite al MOPT y al Conavi asumircomo parte de la red.

2. Eliminar atascos que se pueden resolver con obras menores destaponan­do los llamados “cuellos de botella”, conocidos como “topics”.

3. Comoparte de la sectorizac­ión, rediseñar los sitios de paradas para los autobuses y conseguir que estos no se paren donde les da la gana; revisar las frecuencia­s de las rutas para eliminar recorridos innecesari­os; establecer trasbordos en cabeceras de cantón para disminuir el número de buses que ingresen al centro; y definir carriles exclusivos o prioritari­os para autobuses.

4. Facilitar el flujo vehicular enlas principale­s rutas de acceso o salidas a centros de población en horas pico mediante operativos de la Policía de Tránsito.

5. Revisar y ajustar a la demanda el funcionami­ento de los sistemas de semáforos.

6. Poner en servicio un vigoroso programa de vigilancia mediante instrument­os de tecnología digital.

7. Prohibir el paso de furgones por ciertas zonas urbanas y hacer cumplir el horario de sus desplazami­entos.

8. Establecer y controlar los horarios y sitios de carga y descarga en el centro de la ciudad y revisar los límites de la capacidad de los vehículos que se usan para esos efectos.

9. Ejercer riguroso control sobre los vehículos mal estacionad­os en las principale­s vías y en el centro de las ciudades y utilizar grúas para retirarlos.

10. Definir vía de paso esteoeste, norte-sur libres de obstáculo para vehículos particular­es.

11. Estudiar la eliminació­n de cruces a la izquierda en ciertas vías.

12. Proponer, porque la hay, solución a las presas que se forman en todas las casetas de peaje.

Para conseguir que se cumplan la mayoría de estas recomendac­iones se necesita, por lo menos, duplicar el número de oficiales de la Policía de Tránsito y un trabajo coordinado del Consejo de Seguridad Vial, de la Dirección de Educación Vial, de Ingeniería deTránsito, delConsejo de Transporte Público y del Conavi.

Claro que, además de dinero, para resolver estos problemas se necesita, para empezar, hablar en serio, y, ¿por qué no?, la cooperació­n de todos.

Deben tomarse medidas que logren evitar un caos mucho más crítico en nuestras carreteras

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