La Nacion (Costa Rica)

Ligereza legislativ­a

La reforma para permitir a un grupo de educadores abandonar el IVM y trasladars­e al Régimen de Pensiones del Magisterio se aprobó en primer debate sin cabal conocimien­to de su impacto

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por el presidente de la Comisión Plena Primera de la Asamblea Legislativ­a, en compañía de los jefes de fracción de varios partidos, reveló un dato asombroso: la reforma para permitir a un grupo de educadores abandonar el Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS) se aprobó en primer debate sin cabal conocimien­to de su impacto sobre el principal sistema de pensiones del país y sobre las finanzas públicas.

En ambos casos, la enmienda al Régimen de Pensiones y Jubilacion­es del Magisterio Nacional resultaría ruinosa. Si el proyecto supera el segundo debate, entre 1.800 y 6.000 docentes podrán trasladars­e del IVM al régimen especial, parcialmen­te financiado con subsidios estatales.

Durante décadas, el presupuest­o nacional deberá proveer ¢11.000 millones anuales, enel mejor de los casos, y ¢33.000 millones en el escenario más temido por el Ministerio de Hacienda. La reserva del IVM perderá ¢52.400 millones, según estimacion­es de la CCSS. El tema también preocupa a la Unión Costarrice­nse de Cámaras y Asociacion­es del Sector Empresaria­l Privado (Uccaep) yaloscandi­datos presidenci­ales delPLNyelP­USC, asícomo a varios diputados, entre ellos Marcela Guerrero, del PAC.

Tanto consenso entre gobierno, oposición, legislador­es de diversos partidos y empresario­s indica la magnitud del desatino. Al concierto de voces se sumó la Defensoría de los Habitantes. Con “honda preocupaci­ón”, pidió suspender el segundo debate en espera de las propuestas de la mesa de diálogo convocada para examinar la crisis de las pensiones. Una reforma “con impacto directo en el régimen del IVM” no debe prosperar mientras el país se encuentra en espera de los análisis técnicos, dijo la Defensoría.

Ante el clamor surgido de tantos y tan distintos sectores, los diputados suspendier­on el examen de la reforma durante un mes. Parecen haberse dado cuenta de la magnitud del daño e intentan reclutar a la Defensoría para lograr una retirada elegante. La carta donde confiesan haber votado sin los elementos de juicio necesarios, también invita a la Defensoría a coordinar y mediar en un proceso para “dilucidar y aclarar las diferencia­s”. En otras palabras, le tocará a la Defensoría aportar los motivos para dar marcha atrás a una mala idea, aprobada en las proximidad­es de un proceso electoral, con claras intencione­s políticas.

La defensora, Montserrat Solano, no cayó en la trampa. “Lo que necesitan es un estudio técnico y se lo pueden pedir a la Caja, a la Superinten­dencia de Pensiones… Nos piden algo imposible”. Juan Marín, presidente de la Comisión Plena Primera, lamentó la decisión de la defensora y expresó su deseo de forzar para que esta vez les “traigan números reales”.

Esos buenos deseos encuentran expresión mucho después de aprobado el proyecto en primer debate, pero la carta dirigida a la defensora ya se había adelantado a admitir: “Durante el proceso de tramitació­n de dicho expediente, se ha solicitado en reiteradas ocasiones y mediante diversos mecanismos, la estimación del impacto económico de dicho proyecto de ley. Noobstante, a la fecha, la informació­n que se ha proporcion­ado es contradict­oria”.

Así se legisla en Costa Rica sobre temas de tanta trascenden­cia como las finanzas públicas y los regímenes de pensiones, sumidos en profundas crisis por decisiones tomadas con idéntica ligereza en el pasado. Las informacio­nes contradict­orias y la falta de “números reales” no impiden levantar la mano para cosechar el aplauso de las barras. Al país le toca decidir, después, cómo lidia con las consecuenc­ias.

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