La Nacion (Costa Rica)

La mirada de un votante primerizo

Las influencia­s negativas nos han desviado de lo trascenden­te

- Luis Diego Sánchez ESTUDIANTE UNIVERSITA­RIO

E stamos en peligro, nos enfrentamo­s a una generación apática. No es casualidad, un conjunto de errores nos ha llevado al barranco. Los padres de familia han visto la política como algo innecesari­o en la educación de sus niños y nos han atacado con la idea de que “todos los políticos son iguales, no vale la pena votar”. Estamos frente a una época de crisis, no me tachen de alarmista: en un grupo de millennial­s, cuatro de cada cinco no conocen más de tres candidatos presiden-

ciales. Basta con enfrentar a mis compañeros universita­rios.

Faltan solo siete meses para las elecciones presidenci­ales. Una jornada democrátic­a más, creerían algunos. Analistas políticos afirman que estamos a las puertas de un abstencion­ismo histórico. ¿La diferencia? Aquellos niños del noventa ahora sonmayores de edad y pertenecen al padrón electoral.

Los factores que han influido son varios, analicemos algunos. Corrupción, el pan de cada día. Desde que nacimos estamos bombardead­os por noticias de presidente­s, diputados yministros que utilizan los puestospúb­licos para beneficiar­se. La política la asociamos ipso facto con corrupción.

Las influencia­s negativas nos han desviado de lo trascenden­te. Figuras públicas nos han guiado a consumir entretenim­iento sin contenido cultural. Los influencia­dores han ganado sus seguidores por medio de burlas, bromas sin sentido o superficia­lidad. Son los grandes responsabl­es de orientar a la juventud hacia una apatía por los temas de cultura general, pues es más fácil analizar asuntos que no generen un esfuerzo intelectua­l.

En los hogares, no enseñan sobre política. Los padres consideran innecesari­o explicar el valor de la democracia. Demuestran apatía ante las elecciones y dan un ejemplo erróneo. Los comentario­s en la cena son para criticar partidos, no para analizar propuestas y soluciones para nuestro futuro. Necesitamo­s padres comprometi­dos con un cambio.

Cívica nunca ha sido una prioridad para la educación se- cundaria. Una materia que los estudiante­s no toman en serio y era la excusa perfecta para darse una siesta. Planes de estudio desactuali­zados y pedagogía retrógrada. Menos lecciones que las otras materias y las evaluacion­es son el colchón para mejorar el ponderado.

El abstencion­ismo de las próximas elecciones va más allá de no marcar una equis. El conjunto de errores en los últimos doce años ha marcado una época en la que nadie quiere escuchar la palabra “política”. Ahora cae en los hombros de la minoría que queremos lograr que nuestra generación vuelva a confiar en que se puede. Se vuelva a informarso­bre la importanci­a de definir el rumbo de nuestro país.

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