Ciencia ‘siembra’ ostras para que zonas costeras progresen
Biólogos de la Universidad Nacional dan apoyo técnico a las granjas y capacitan a los vecinos en la toma de datos científicos
La ciencia, producto de 30 años de investigación por parte de la Universidad Nacional (UNA), está sembrando esperanza en la costa del Pacífico. Lo hace gracias a seis granjas marítimas que aprovechan ese conocimiento con la idea de producir ostras para la venta y así beneficiar a las comunidades.
El ostión japonés es una especie introducida o exótica que ya estaba presente en Costa Rica. “Actualmente está catalogada como una especie cosmopolita”, explicó Sidey Arias, investigadora de la Estación de Biología Marina de la UNA.
Los científicos empezaron a estudiarlo para conocer su biología, particularmente su re- producción y así evaluar su potencial acuícola.
También existía una preocupación ambiental entre los científicos. Al ser una especie exótica, esta puede competir con las nativas y, por ello, su interés se enfocó en controlar su ciclo reproductivo en laboratorio para ser ellos quienes dieran la ‘semilla’ a los productores.
“Nuestra idea es que haya equilibrio. Esta es una especie de interés comercial que puede ser aprovechada por las comunidades, pero manteniendo estrictos controles para no causar un desequilibrio ambiental. Por eso, hemos invertido tantos recursos y años en investigación”, dijo Gerardo Zúñiga, encargado del Laboratorio de Cultivoy Reproducción de Moluscos.
De esta forma, y según Zúñi- ga, se quita presión a la especie de ostión local para que se recupere y también a otros recursos pesqueros porque algunos pescadores están dedicándose a la maricultura.
Ala fecha, seis granjas ostrícolas operan en el país gracias al financiamiento de diferentes entidades públicas y privadas. Están ubicadas en puntas Morales y Cuchillo en Paquera, islas Cedros y Chira en golfo Nicoya, así como en Costa de Pájaros y Rincón de Osa.
La meta es haber establecido 15 granjas para el 2021.
Ostras de Chira. La granja en puerto Palito de isla Chira, en el golfo de Nicoya, empezó a operar en el 2012. Actualmente está a cargo de cuatro personas, quienes contratan a otros vecinos como colaboradores.
“Les pagamos nosotras, según las ventas que se obtengan. Esa es nuestra idea: lograr generar trabajo para la comuni-