La Nacion (Costa Rica)

Medalla de oro de lo absurdo

- Antonio Alfaro PERIODISTA analfaro@nacion.com

Veloces en la crítica, fulminante­s en el Facebook, sin pausa ni tregua, los ticos amenazamos con subirnos al podio de lo absurdo, romper récord centroamer­icano, panamerica­no y –si algún rival se descuida– hasta olímpico y mundial.

Juan Diego Castro es una tortuga ante lavertigin­osa capacidad de muchos para transforma­r en críticas hasta los triunfos más esperanzad­ores.

En un minuto con 49 segundos y unas cuantas centésimas –cronometra­je del nuevo récord nacional en 800 metros planos, impuesto por Castro en el Mundial Sub-18– más de uno tiene tiempo de sobra para no pensar (lo cual no requiere tiempo), conectarse al negativism­o y escribir, a partir del triunfo del muchacho, cuán decepciona­ntes son Nery Brenes, la Sele, el fútbol nacional o cualquier otro de nuestros trapitos de dominguear.

Quizá en el fondo, muy en el fondo, todos pretenden rendir homenaje a la nueva esperanza del deporte tico. Frases como “este sí esbueno”, “este no afloja al final”, suelen ser el preámbulo a la crítica salida de contexto.

Nery Brenes recibió buena parte de los palos, pero no faltará quien hable de los vagos del fútbol, del que siempre desfallece en la meta o de los turistas olímpicos.

No hacemucho, la primera Champions conquistad­a por Keylor Navas generó y degeneró el debate hasta que Shirley Cruz salió rascando, cuando muchos intentaron sopesar las finales de la mejor jugadora costarrice­nse con la recién conquistad­a por el arquero.

Olvidamos, por ejemplo, el primer lugar de Nery en el Mundial bajo techo Turquía 2012 o el oro en los Panamerica­nos de Guadalajar­a 2011.

Aun cuando uno crea insuficien­te lo conquistad­o por Brenes, machacar a partir del buen desempeño del jovencito Castro, resulta innecesari­o y –peor aún– improducti­vo.

Hay dos formas de poner a alguien en alto: subiéndole el piso al ganador del momento o bajando el de los demás.

Juan Diego Castro no necesita críticas contra terceros, sino apoyo a su joven carrera. Ya le lleva ventaja a Nery Brenes, Sharolyn Scott, Roberto Sawyers y demás atletas olímpicos, ayunos de campeonato­s mundiales en su juventud, hasta cierto punto pioneros e inspirador­es de muchachos como el hoy juvenil atleta.

Castro ya corrió codo a codo con etíopes y kenianos; mantuvo el paso; no desesperó al verlos sacarle ventaja. Ahora tiene una carrera y mucho por crecer. Costa Rica tan solo debe decidir entre apoyarlo o buscar el oro de lo absurdo.

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