La violencia familiar daña cerebro de niños más que guerra
ACoeficiente intelectual, rendimiento académico, concentración, autocontrol y toma de decisiones pueden resultar disminuidos
“Los niños que hemos visto en campos de guerra y que están expuestos a la muerte de manera constante, pero con amor en sus hogares, presentan un mejor desarrollo cerebral que quienes, viviendo en un entorno más tranquilo, experimentan violencia en sus casas”.
Lynne Jones no disimuló preocupación en sus palabras.
Esta psiquiatra de la Universidad de Oxford, quien ha presenciado varios conflictos bélicos como los de Kósovo, Irak y Siria, compartió sus apreciaciones en un curso para periodistas de distintas partes del mundo en la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos.
¿Qué pasa cuando quienes deberían ser los mayores protectores de los niños (es decir, sus padres o cuidadores) se convierten más bien en sus verdugos?
Jones hizo una pausa, antes de responder esta pregunta de
La Nacióndurante ese evento. “Es algo lamentable, muy triste. No hay una respuesta fácil. No podemos decir cómo resultará ese niño, no podemos asegurar: ‘está condenado’. Pero lo cierto es que el hecho de estar expuesto constantemente a la violencia, de cualquier tipo, sí dañará su desarrollo cerebral en alguna medida, sin mencionar lo que esto lesionará su autoestima y sus emociones”, explicó la experta.
Está comprobado que el coeficiente intelectual, el rendimiento académico, capacidad de concentración, autocontrol y la toma de decisiones, pueden verse afectados en los menores so metidos a entornos violentos, sobre todo si es en sus hogares.
Visión tica. “La violencia es de nuestras principales preocupaciones. Vemos cosasmuy duras en niños de todas las edades, y eso que vemos los casos más graves nada más. Otros muchos chiquitos son víctimas de violencia todos los días y esto afecta mucho su salud y su desarrollo mental”, dijo Olga Arguedas, directora del HNN, quien añadió que en Costa Rica la situación llegó a cifras epidémicas. VEA R NOTA APARTE.
James Lekman, investigador y profesor en Psiquiatría y Desarrollo Infantil de la Universidad Yale, agregó: “(...) las llamadas formas directas de violencia hacia los niños (como golpes y maltrato sexual) pueden afectar su desarrollo físico, cognitivo, emocional y social.
”Lesionan la evolución del cerebro y elevanel riesgo de enfermedades mentales. De igual manera generan un mayor riesgo de incurrir en conductas dañinas como el fumado o drogas, conducción temeraria, prácticas sexuales de riesgo”.
Yañadió: “También hay que ponerles atención a las formas indirectas de violencia (emocional, negligencia) que afectan a los menores. Privarlos de alimento o de su educación formal o el que sus padres tengan horarios de trabajo largos y extenuantes que no le permitan compartir con ellos; todo eso tiene consecuencias”.
Estrés crónico. Ahora, ¿cómo se afecta el cerebro de los niños con estas situaciones y cómo eso impacta en su desarrollo?
De acuerdo con los investigadores, ser víctima o testigo constante de violencia hace que en las neuronas del menor se produzca “estrés tóxico”.
Jack Shonkoff, profesor de Salud Infantil en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y especialista en neurodesarrollo, adujo que el cerebro, desde su formación, está preparado para responder al estrés, ponerse en estado de alerta y reaccionar.
Cuando un niño pequeño se se somete a momentos estresantes (ya sea porque escuchó, escucha gritos, lleva tiempo sin comer o lo están agrediendo física, sexual o emocionalmente), su cerebro entra en alerta y segrega sustancias como el cortisol que resultan dañinas. Esta sustancia envía mayores niveles de azúcar a los músculos para que respondan.
Si esto sucede de formaesporádica, pasado el episodio de estrés, todo regresa a lo normal.
Mas, cuando el estrés se vuelve crónico y los niveles de cortisol se disparan a menudo en un cerebro cuyo desarrollo apenas comienza, su evolución puede perturbarse, debilitar otros sistemas del cuerpo y órganos y aumentar el riesgo de deterioro cognitivo, dijo Shonkoff.
El especialista no es el único en afirmar algo así.
Desde el 2012, un estudio de la revista Journal of Epidemiology and Community Health señaló que los niños que sufren agresiones físicas o psicológicas durante los primeros dos años de vida, o que vieron cómo agredían a su madre, tienen un menor desarrollo cerebral que quienes nacen en un ambiente más estable. Estos presentan un coeficiente intelectual hasta
“LOS NIÑOS QUE VIVEN VIOLENCIA PUEDEN TENER MAYORES PROBLEMAS PARA CONCENTRARSE, TOMAR DECISIONES, IDEAR UN PLAN B Y MANEJAR FRUSTRACIÓN. POR ESO TAMBIÉN DEBE HABER CUIDADO CUANDO A LOS QUE VIVEN EN HOGARES VIOLENTOS SE LES LLEVA A UN ORFANATO. QUIZÁS SE SALVEN DE LA VIOLENCIA, PERO SE LES ESTÁ QUITANDO
Tulan SU AMBIENTE FAMILIAR. Stacy Drury Especialista de la Universidad de
7,25 puntos más bajo que niños con entorno familiar armónico.
Además, las calificaciones escolares de las víctimas de agresión pueden ser hasta 50% más bajas que las del promedio.
La investigación demostró que cuanto más temprano comenzaba el maltrato y cuanto más tiempo se mantenía, los resultados eran peores.
Daños a la salud física. El maltrato también tiene consecuencias físicas. Quienes vivieron agresiones en la infancia, tienen más riesgo de padecer enfermedades crónicas de adultos.
Estudios muestran que cuando se vive violencia en la niñez, aumentan las posibilidades de obesidad, diabetes, hipertensión e infartos. Todo esto eleva las posibilidades de que la persona muera antes de los 70 años.
Muchas de las hormonas relacionadas con el estrésaumentan la producción de azúcares en el cuerpo y si esto se mantie- ne de forma sostenida durante varios años, es más probable la aparición de males crónicos.
El panorama se complica en ocasiones, pues muchas veces, cuando un médico identifica una agresión, esta ya lleva tiempo de estar sucediendo y sus secuelas son más fuertes.
¿Cómo prevenir el maltrato infantil? Para los especialistas la respuesta apunta a varios factores, entre ellos, y el más importante, es asumir a los niños como parte activa de la sociedad y velar por su cuidado integral.
Otra medida esencial es promover la educación de los padres y madres, especialmente si han sido víctimas de violencia y afrontan problemas de manejo de la ira y las frustraciones.
Y si se llega a la urgencia de separar a los niños de su familia para evitar más cuadros de agresión, aconsejan ofrecerles a ellos y a sus cuidadores redes de apoyo, seguimiento psicológico y recreación.