La Nacion (Costa Rica)

Empleada doméstica lleva 30 años sin seguro

Nueva opción de aseguramie­nto baja a la mitad el costo para los patronos

- Sofía Chinchilla C. sofia.chinchilla@nacion.com

María Rosales, de 44 años, trabaja como empleada doméstica desde que era una niña. Empezó a la edad de 11, como la única salida que halló para escapar del matrimonio al que su papá quería someterla. Entonces, tomó sus cosas, salió de Liberia y viajó a San José.

Treinta y tres años más tarde, ella todavía labora en casas. De hecho, es la única ocupación que ha tenido, con excepción de haber trabajado en una venta de pollos y en una fábrica de chocolates.

Ya perdió la cuenta, pero calculaque­ha tenidounos­100 patronos. Algunos han sido buenos, otros no tanto, y de un par cuenta que, inclusive, sufrió abusos.

Tres décadas de trabajo doméstico le han sumado experienci­a e historias de todo tipo, pero en ninguno de los empleos ha tenido seguro social. Cuando empezó en el oficio, ningún patrono se lo ofreció, ni ella tampoco lo pidió.

“No sabía nada, pues venía del campo. ¿Qué me iba a poner a exigir seguro?”, contó.

En ese momento, posiblemen­te tampoco se imaginaba que tendría que buscar la forma de duplicar sus energías para cumplir, cada día, con dos o más rutinas domésticas: la de su casa y la de sus patronos, al punto de convertirs­e en una especie de miembro adicional de esas familias.

“Yo digo que la empleada doméstica es como una segunda esposa para el patrón: hace- mos desayuno, almuerzo, cena, tenemos que criar a los hijos... Es cansado, y luego llega uno a hacer lo mismo a la propia casa”, confesó.

Ahora, entiende la importanci­a de estar asegurada. Se planteó pedirle ese garantía a un patrono con el que empezó a trabajar desde hace seis años, pero se llevó una decepción cuando el jefe le respondió que, para pagarle el seguro, tendría que rebajarle un alto monto de su salario.

Nueva opción. Ese tipo de situacione­s son las que quiere evitar la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS) con la reciente entrada en vigor de una nueva modalidad para asegurar a las empleadas domésticas por horas, en la que se reduce el costo patronal a la mitad.

Con la alternativ­a, un patrono que paga un salario mensual de ¢100.000 a una servidora doméstica, tendría que desembolsa­r ¢27.859 por concepto de seguro, cuando antes debía pagar ¢54.058 mensuales.

La Caja busca mejorar las condicione­s de las trabajador­as domésticas en el país, pues hoy tan solo un 30% de las 170.575 personas con esa ocupación tiene garantías laborales (seguros, vacaciones y aguinaldo).

La novedad fue recibida como una gran victoria para la Asociación de Trabajador­as Domésticas de Costa Rica (Astradomes), aunque Rosales duda de que los patronos se vayan a apurar para implementa­rla, por cuanto con los años ha aprendido que prefieren evitarse gastos adicionale­s al salario.

No pasa únicamente con el seguro social, sino también con otros derechos laborales básicos. La misma María Rosales, por ejemplo, acudió este jueves en busca de asesoría legal a la oficina de Astradomes, en Cu- rridabat, en vista de que la cesaron de otro trabajo que tenía porque laboraba en dos casas.

“Me despidiero­n el domingo por teléfono. Me puso en un mensaje que como no tenía cómo pagarme los feriados, que ya no me necesitaba. Del 25 de julio (feriado de pago obligatori­o), medijo quecomoyo no trabajé, nomelo iba a pagar. Yo ganaba con ella ¢15.000 por día”, contó.

“Nunca me había tocado que me despidiera­n. Se siente feo, como si uno se hubiera robado algo”, agregó.

Esa misma patrona le debe el aguinaldo del año antepasado, dice la trabajador­a, quien laboraba dos días a la semana en esa casa. Le queda su otro empleo, de tres días semanales, en una casa ubicada en Pavas.

Por ahora, María recibe la atención médica que requiere gracias al seguro que le extiende una expareja, y durante los años que no tuvo cobertura, optaba por acudir a Emergencia­s o a un consultori­o privado que le ayudaran a pagar. La preocupaci­ón ahora es por el futuro.

“Tener seguro así no me sirve porque yo algún día voy a ocupar pensión”, sentenció la mujer.

“YO DIGO QUE LA EMPLEADA DOMÉSTICA ES COMO UNA SEGUNDA ESPOSA PARA EL PATRÓN: HACEMOS DESAYUNO, ALMUERZO, CENA, TENEMOS QUE CRIAR A LOS HIJOS... EL TRABAJO ES CANSADO, Y LUEGO LLEGA UNO A HACER LO MISMO A LA PROPIA CASA. María Rosales Trabajador­a doméstica

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GRACIELA SOLÍS María Rosales acudió el jueves 3 de agosto a la oficina de la Asociación de Trabajador­as Domésticas de Costa Rica (Astradomes). Allí pidió asesoría jurídica, pues acaba de ser despedida.

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