La Nacion (Costa Rica)

Caos en Venezuela

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La instalació­n de una nueva Asamblea Constituye­nte en Caracas presagia la cancelació­n de toda norma de derechos democrátic­os

La catástrofe

que azota a Venezuela es doble. Al tiempo que la represión arremete sobre rieles totalitari­os, la economía ya es calificada internacio­nal mente como un desastre. Los amarres y mordazas alas voces que no apoyan el proyecto de inspiració­n fascista que promueve la dictadura venezolana procuran ahogar, aún más, el clamor del pueblo por una genuina democracia, con plena libertad de expresión. Y, de la mano con el atropello a las libertades fundamenta­les, una lápida se cierne sobre la economía venezolana.

La instalació­n de una nuevaAsamb­lea Constituye­nte en Caracas, con plenos poderes para revolcar al país, presagia la cancelació­n de toda norma de derechos democrátic­os de la ya casi difunta Asamblea Nacional, de mayoría opositora. La Constituye­nte instalada actuará conforme al dictado de Nicolás Maduro.

La elección de los constituye­ntes fue fraudulent­a, según criterio de la empresa basada en Londres que diseñó el sistema de votaciones. Más de un millón de votos nacieron del vacío y fueron manipulado­s por Maduro y su gente. Y la represión visible mandó de nuevo a prisión al líder opositor Leopoldo López así como a Antonio Ledezma, el alcalde popularmen­te elegido de Caracas.

La andanada represiva se produjo al tiempo que la catástrofe económica está más que demostrada con la carestía masiva de alimentos y medicinas. Las imágenes son terribles: filas y desesperac­ión. El 74% de los venezolano­s ha bajado un promedio de 8,6 kilos de peso, según la Encuesta Condicione­s de Vida 2016. La inflación se ha acelerado, señala un estudio de la Universida­d Johns Hopkins, la cual, anualizada al primero de agosto, registró 1.032%, superando un aumento sobre el 809% en julio del 2016. También se estima que la oferta monetaria se elevó un 10% en una sola semana en el mes previo, conforme a Reuters, el cual constituyó el mayor incremento semanal en los últimos 25 años.

El renombrado economista Ricardo Hausmann, director del Centro de Desarrollo de la Universida­d de Harvard y profesor de Economía en esta universida­d, y su equipo, han hecho una comparació­n de la crisis en Venezuela con lo ocurrido en la historia mundial .“Esta contracció­n es significat­ivamente más aguda que la de la Gran Depresión de 1929-1933 en Estados Unidos, cuando se calcula que su PIB per cápita cayó el 28%. Es levemente más alta que el declive de Rusia (1990-1994), Cuba (1989-1993) y Albania (1989-1993), pero menor que la sufrida en ese mismo período en otros antiguos Estados soviéticos, como Georgia, Tayikistán, Azerbaiyán, Armenia y Ucrania, o en países devastados por guerras como Liberia (1993), Libia (2011), Ruanda (1994), Irán (1981) y, más recienteme­nte, el Sudán del Sur”, escribió Hausmann en un artículo publicadoe­n

La Nacióndel 31 de julio. Este es el legado del socialismo del siglo XXI, una crisis creada en La Habana, principalm­ente, por Hugo Chávez yNicolás Maduro. Otros analistas califican lo que sucede en Venezuela como el caos que estrangula a toda una nación. Y las reservas internacio­nales, que han decrecido en miles de millones de dólares, hasta $9.000 millones al final del año último, perfilan la encogida caja chica de Maduro y su gobierno.

Con este trasfondo, el golpe que no podrían disimular los voceros del régimen sería una genuina reducción en los precios que Estados Unidos paga por las importacio­nes de petróleo de Venezuela. Pareciera un contradich­o, pero las compras estadounid­enses de petróleo venezolano están entre las principale­s fuentes de oxígeno financiero del régimen de Maduro. Nada nuevo bajo el sol internacio­nal.

La elección de los constituye­ntes fue fraudulent­a, según criterio de la empresa basada en Londres que diseñó el sistema de votaciones

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