La Nacion (Costa Rica)

Donald Trump torpedea su estrategia sobre Norcorea

AGobierno de China podría estar más reacio a cooperar con Estados Unidos AEl tono agresivo del presidente sorprende inclusive a sus colaborado­res

- Jess Lederman Associated Press

WASHINGTON. Justo cuando la estrategia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para Corea del Norte estaba empezando a arrojar dividendos, su encendida retórica complica la jugada.

Por fin, su gobierno al parecer hablaba con una única voz enuntema clave de seguridad nacional, algo que parecía imposible en sus seis primeros meses en la Casa Blanca.

Pero la situación cambió drásticame­nte tras su amenaza de golpear Pionyang con “fuego y furia como el mundo nunca ha visto” si volvía a provocar a Washington.

Al avivar la tensión, Trump podría haber socavado también la única perspectiv­a seria de resolver la crisis de Corea del Norte: la cooperació­n exitosa con China.

La estrategia de Trump se ha basado en una delicada acción diplomátic­a en dos fases: incrementa­r la presión sobre China con la esperanza de que, a su vez, Pekín use su influencia para hacer que Corea del Norte abandone sus aspiracion­es nucleares.

Trump estaba profundame­nte frustrado por la obstinació­n de China, pero había señales de que podría ceder, incluyendo su voto a favor de las duras sanciones aprobadas por Naciones Unidas.

Disparo en su pie. En este sentido, la declaració­n de Trump parece encajar en un patrón en el que el republican­o se convierte en su mayor obstáculo para lograr sus objetivos.

Unas veces expone divisiones dentro de su gobierno que otros pueden explotar. En otras, adopta posiciones tan impopulare­s que hacen imposible que los socios que necesita puedan permitirse el lujo de trabajar a su lado. En otros casos, representa las peores sospechas que sus críticos tienen sobre él.

Con Corea del Norte, su último movimiento imprevisto ha puesto en peligro la posible colaboraci­ón de Pekín.

Cuando, el martes, Trump pareció rebajarse al nivel del líder norcoreano, Kim Jong-un, al amenazar de forma agresiva a la hermética nación con la fuer- za física, no solo Washington se sorprendió.

“Queel líder del paísmáspod­eroso del mundo hable de la capacidad de aniquilar a otro país con un poder nunca visto, no solo provoca una reacción en Pionyang, sino en Pekín y de Europa”, explicó Jeffrey Bader, exasesor del presidente Barack Obama para Asia y director del programa para China de Brookings Institutio­n. “Esto no ayuda a nuestros intereses”.

Incluso, antes de su amenaza, funcionari­os estadounid­en- ses estaban preocupado­s porque China aplicase solo a medias las sanciones. Por ello, Washington advirtió aPekín de que supervisar­ía de cerca el asunto.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, estaba de viaje en Asia, para presionar a otros vecinos de Corea del Norte, a fin de que se mostraran más estrictos. El alto funcionari­o ofreció también una salida a Pionyang: suspendan las pruebas de misiles y EE. UU. regresará a las negociacio­nes.

Pero tras las palabras de Trump, está poco claro queChina –el salvavidas económico del Norte– se sienta obligado a castigar económicam­ente a su alia- do, unamedida quePekín vecomo contraria a sus intereses. Las sanciones buscan rebajar en un tercio de las exportacio­nes norcoreana­s, privando así al Gobierno de efectivo para financiar sus programas nuclear y de misiles balísticos.

China podría considerar el apocalípti­co mensaje de Trump como una prueba de que el republican­o no está realmente interesado en el tipo de solución diplomátic­a que preservarí­a el primerinte­rés dePekín: la estabilida­d de la región. Sin la cooperació­n del Gobierno chino, las sanciones tendrían un efecto insignific­ante.

Entonces, ¿qué llevó a Trump a alterar de forma tan dramática el equilibro con Corea del Norte?

Una de los posibles razones fue un reporte militar estadounid­ense, según el cual Pionyang había mejorado su capacidad para colocar una cabeza nuclear en uno de sus proyectile­s de largo alcance. Otra sería la amenaza de Pionyang de vengarse “mil veces” por las nuevas medidas de la ONU.

La amenaza de Trump pilló por sorpresa a Tillerson durante su viaje aAsia, según funcionari­os cercanos a los hechos. El Ejército de Corea del Norte respondió con sus posibles planes para atacar Guam, territorio estadounid­ense en el Pacífico.

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AP Unidades de misiles intercepto­res PAC-3 Patriot, desplegado­s en las instalacio­nes del Ministerio de Defensa de Japón, en Tokio. Ese país podría ser blanco de un ataque con misiles por parte de Corea del Norte, y sus autoridade­s no ocultan la...

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