La Nacion (Costa Rica)

Reclutamie­nto de oficiales de tránsito

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La epidemia de muertes

en carretera, el costo en sufrimient­o y recursos de las graves lesiones cuya atención es rutina, la pérdida de calidad de vida a manos de la contaminac­ión sónica y del aire, el caos y los embotellam­ientos de tránsito evitables, junto con tantos otros males de nuestra selva vehicular, no ceden ante las campañas educativas y preventiva­s.

Tampoco son eficaces las se veras sanciones aprobadas en los últimos años. El rigor de la ley no importa si la posibilida­d de sufrirlo es mínima. La disuasión no es consecuenc­ia de la severidad del castigo, sino de la certeza o alta probabilid­ad de sufrirlo. Por eso hemos insistido en la necesidad de aumentar el número de la Policía de Tránsito, sin dejar de incorporar a los agentes municipale­s y de la Fuerza Pública a las tareas de vigilancia vial.

La ley reparte el producto de lasmultas de tránsito entre la CruzRoja, elPatronat­o Nacional de la Infancia, el Ministerio de Justicia y el Consejo de Seguridad Vial (Cosevi), al cual le toca el 69%. Ese dinero se invierte, desde hace años, en campañas de educación y en programas de prevención de accidentes. Ninguna de esas iniciativa­s ha evitado la marcha ascendente de los accidentes de tránsito, convertido­s en auténtica epidemia según los parámetros internacio­nales.

Los fondos, en cambio, no pueden ser empleados para contratar a un solo policía. La apuesta perdedora es a la formación de los conductore­s, no a la penalizaci­ón de sus desmanes. Nunca es popular criticar los esfuerzos educativos, no importa cuál sea su ámbito, pero en el caso del tránsito, cuando menos se impone admitir su insuficien­cia y, en vista de la tragedia vial costarrice­nse, vale la pena intentar otras acciones.

Mientras lanzamos campañas para convencer a los conduc- tores de respetar la ley, las Dirección General de la Policía de Tránsito apenas cuenta con unos 750 oficiales para atender tres turnosen todo el país. Al número se le deben restar los ausentes por vacaciones, incapacida­des y otros motivos.

El dinero del Cosevi también puede ser utilizado para comprar equipos, pero el cuerpo policial está más necesitado de personal. Mario Calderón, director de la Policía de Tránsito, aspira a contratar otro millar de oficiales, pero a nadie se le ha ocurrido reformar la ley para permitir el reclutamie­nto que, a su vez, aumentaría la recaudació­n generada por las sanciones.

La ley ya prevé la entrega a las municipali­dades del 40% de las multas recaudadas por los miembros de sus cuerpos policiales, además del ingreso a las arcas del Cosevi del 69% de los ingresos generados por la Policía de Tránsito. Ahora, Calderón propone una reforma para utilizar la cuarta parte del dinero girado a Cosevi en la contrataci­ón de oficiales, al ritmo de 60 por semestre.

La meta es modesta, tanto por la suma pretendida como por el número de oficiales a contratar cadaaño. Ojalá la Asamblea Legislativ­a consiga un plan más vigoroso, pero el planteamie­nto de Calderón cuenta con apoyo del propio Cosevi y el Ministerio de Hacienda se mostró interesado en promoverlo. El Congreso, donde la seguridad vial ha sido debatida intensamen­te durante años, probableme­nte vea el proyecto con buenos ojos.

Sobre la urgencia no cabe duda. Las muertes en las vías alcanzan la horrenda cifra de 13,9 por cada 100.000 habitantes, una epidemia según los parámetros de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). La cifra seguirá en aumento mientras no haya quien aplique la ley. Urgen los oficiales y el gobierno debe dar el primer paso, trasladand­o el proyecto de Calderón a conocimien­to de la Asamblea Legislativ­a.

Nunca es popular criticar los esfuerzos educativos, no importa cuál sea su ámbito, pero en el caso del tránsito, cuando menos se impone admitir su insuficien­cia El cuerpo policial propone una reforma para utilizar la cuarta parte del dinero girado a Cosevi en la contrataci­ón de oficiales, al ritmo de 60 por semestre

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