Alerta de Ucrania activó pesquisa por tráfico de órganos
Sujetos detenidos en ese país contactaron aquí a médico ligado a extracción de riñones
Una solicitud de la Policía de Ucrania para investigar un número telefónico usado aquí por dos personas detenidas en ese país por tráfico de órganos, desató la investigación que hoy tiene a cuatro médicos y un comerciante griego en el banquillo de los acusados.
La petición fue recibida en diciembre de 2012 en Interpol Costa Rica, reveló Diego Castillo Gómez, investigador judicial de este caso, y primer testigo citado por la Fiscalía en el debate que se inició el pasado 11 de setiembre, en el Tribunal Penal de San José.
“Se nos asigna realizar la búsqueda de a quién pertenecía el número en Costa Rica, quién era la persona que saca la línea. Se realiza esa diligencia, y nos damos cuenta de que (pertenecía) a uno de los ucranianos detenidos.
”Se solicita un rastreo de llamadas de los meses en que ese teléfono estuvo activo en Costa Rica. Nosdamoscuenta de que tiene constantes llamadas o comunicaciones con un funcionario de la Caja, de nombre Mora Palma”, dijo Castillo el miércoles 13 de setiembre.
Lapersona a la que hace re- ferencia el investigador es el médico especialista en Nefrología, Francisco José Mora Palma, identificado por la acusación de la Fiscalía como el presunto líder de una red de extracción ilícita de riñones.
Mora trabajó 30 años en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), y fue por 13 años jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Calderón Guardia.
Según la acusación, este médico coordinó desde su consultorio en ese hospital público exámenes y operaciones en la Clínica Bíblica y el Hospital Hotel La Católica de, al menos, 14 personas a quienes se les extrajo un riñón para trasplantárselo a enfermos de Grecia, Italia, Israel y Estados Unidos.
En esa red habrían participado, además, los urólogos Maximiliano Mauro Stamati y Fabián Fonseca Guzmán, y el especialista en Vascular-Periférico, Víctor Hugo Monge Monge.
También estaría implicado el comerciante griego Dimóstenes Katsigiannis Karkasi, quien, junto con la policía Maureen Cordero Solano, habría dirigido a las víctimas al consultorio de Mora Palma.
Investigaciones de la Fiscalía detallan que los clientes habrían pagado, al menos, $140.000 por procedimiento y que los donadores habrían recibido hasta ¢10 millones por órgano.
Otra pista. La segunda pieza sobre este caso la recibieron los investigadores a finales del 2012: un documento protocolizado del cónsul de Costa Rica en Israel, donde se menciona la detención de una pareja tica en un aeropuerto en ese país.
“En dicho documento, ellos (la pareja detenida en Israel) mencionan que están ahí porque eran un matrimonio, la mujer se iba a realizar un trasplante de riñón, y que fueron enviados por Mora Palma”, relató Castillo ante los jueces.
El investigador señaló que, debido a estas declaraciones, se decidió judicializar el caso.
Al entrevistar a esta pareja, reveló el funcionario, descubrieron que Maureen Cordero Solano –la mujer policía que, al parecer, reclutaba donadores–, fue quien los contactó.
Cordero, informó el investigador, es familiar del esposo y conocía las dificultades económicas que afrontaba este matrimonio. Ellos vivían en un rancho de latas, a la orilla del río Turrialba, y en ese momento tenían un bebé de meses.
“Maureen le externa una posible solución a ese problema económico. Le explica que si él dona un riñón puede recibir una remuneración económica.
”Él, en vista de la situación económica que está viviendo, acepta la propuesta que lehace la prima y visita el consultorio de Mora Palma en el Calderón Guardia. Ahí, Mora Palma le explica los pasos a seguir para realizar el trasplante y ver si es compatible con la persona receptora”, agregó Castillo.
Falta de equipo. La tercera pieza de este rompecabezas llegaría en la forma de otra investigación, completamente aparte.
Mientras Castillo buscaba más evidencia para armar su caso, otro equipo de investigadores judiciales indagaba una denuncia por presunto peculado en el Calderón Guardia.
El caso se inició cuando un hombre baleado ingresó al centro de salud y nadie encontró en 19 salas de operaciones del hospital el equipo que se necesitaba para atender su herida.
Según Castillo, el equipo fue hallado en el Hospital La Católica. Ahí, al parecer, era utilizado en trasplantes de riñón por los dos urólogos y el especialista en Vascular-Periférico que hoy están acusados por la Fiscalía.