La Nacion (Costa Rica)

Un nuevo gerente para la Caja

- Fernando Llorca Castro

L a Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS) es una institució­n fundamenta­l para mantener la paz social de nuestro país. Con más de 4,8 millones de asegurados y una cobertura universal reconocida internacio­nalmente y definida por Ley, produjo más de 350.000 egresos hospitalar­ios y mucho más de 17 millones de consultas médicas y de urgencias en el 2016.

Solo el presupuest­o de la CCSS supera los ¢3,7 billones (unos $6.400 millones) para el 2018, lo cual la sitúa como una de las empresas más grandes de Latinoamér­ica.

Si añadimos, que “el hospital” es la unidad de producción máscomplej­a que existe yque la Caja posee una red de servicios de salud enorme que incluye 29 hospitales (corte al 2016), 16 clínicas, laboratori­os o centros nacionales, 7 áreas regionales, 104 áreas de salud y 1.041 Equipos Básicos de Atención en Salud (Ebáis), más las sedes centrales y las 79 sucursales administra­tivas, en esta ocasión, la convierten también en la organizaci­ón más compleja en su conjunto.

El presupuest­o asignado según tipo de servicio, excluyendo el monto de dinero que se distribuye por concepto de pensiones, revela un 78 % para servicios de salud, un 15 % para pensiones y un 7 % para administra­ción complement­aria. Distribuci­ón de procesos. El ejercicio de análisis de distribuci­ón de presupuest­o es importante, pero hay otro análisis mucho más representa­tivo de la actividad de la CCSS y es el de distribuci­ón de procesos por unidad operativa de la alta dirección.

Sabemos que de todos los procesos institucio­nales ponderados a la distribuci­ón de presupuest­o, el 85% pertenece a servicios de salud, un 13% a pensiones y el 2% a procesos administra­tivos complement­arios.

Si ponderamos esta distribuci­ón al número de acuerdos de la Junta Directiva que instruyen acciones concretas a unidades operativas de la alta dirección de la CCSS, desde las gerencias hasta direccione­s dependient­es de la Junta Directiva o la propia presidenci­a ejecutiva, se confirma que el 76% pretende mejorar la prestación de servicios de salud, el 18% a pensiones y el 6% a labores administra­tivas anexas.

Finalmente, la escasez de servicios de atención primaria con alta capacidad resolutiva y servicios especializ­ados en muchos rincones del país es parte del problema de gestión integral del talento humano que contribuye aengrosar lo que alguna vez denominé “La Caja y la espera que desespera” ( La

Nación, 5/7/14). La ausencia de capacidad técnica de gestión de servicios de salud, planificac­ión de la salud, logística hospitalar­ia y, concretame­nte, en gestión clínica suficiente, constituye un problema aún mayor.

De los cerca de 55.000 funcionari­os de la CCSS, si analizamos la distribuci­ón de procesos a la cantidad de trabajador­es que destinan su tiempo a atenderlos, encontrare­mos que el 93 % se dedican a brindar servicios de salud directa o indirectam­ente y el resto a servicios de pensiones o administra­tivos.

Presupuest­o (78%), cantidad de procesos (85%), acuerdos de Junta Directiva (76%) o personal (98%) exponen porcentaje­s de esfuerzos institucio­nales sumamente altos destinados a brindar servicios de salud, comopara ser ignorados a la hora deescoger almáximoco­ordinador operativo de la CCSS, como un nuevo gerente.

Nuevo gerente. Por esa razón, el perfil del nuevo gerente debe exigir educación formal y experienci­a demostrada en administra­ción de servicios de salud. Es inadmisibl­e, que la persona que alcance esa posición no comprenda con profundida­d los procedimie­ntos de promoción de la salud y de prevención, atención y rehabilita­ción de la enfermedad.

Debe conocer la organizaci­ón de la Caja, su normativa y la operación de servicios en red, de lo contrario, no podrá lidiar con los retos que “Los mejores sistemas de salud” ( La Nación, 7/10/12) tienen. Debe entender de aseguramie­nto y sus repercusio­nes para fomentar la justicia social y la solidarida­d, de control de servicios de salud de calidad para modular el crecimient­o del gasto en salud, de gestión de proyectos en salud, persiguien­do óptimos y oportunos resultados.

Como sociedad, no queremos que la nueva gerencia se convierta en el trampolín de intereses de grupos particular­es internos o externos, que se antepongan a los de pacientes y pensionado­s. No queremos que la posición se transforme­enbotín político ni refugio de personas que cerca de su jubilación pretendan decorar su currículo o engordar su futura pensión. Necesitamo­s, también, compromiso, sacrificio y entrega para obtener resultados.

La verdadera sostenibil­idad de todo sistema de salud a largo plazo no depende de engordar las cuentas bancarias de los prestadore­s de servicios, ni de buscar fuentes inagotable­s de financiami­ento. Depende de decisiones de inversión en servicios de salud, pensiones y prestacion­es sociales, basadas en evaluacion­es económicas que demuestren efectivida­d, eficiencia, utilidad y beneficio, y contribuya­n a racionaliz­ar el uso de los siempre limitados recursos con que contamos, sacrifican­do el menor costo de oportunida­d posible. No en términos economicis­tas monetarios, sino en términos económicos que optimicen los años de vida ajustados por calidad (AVAC) que pueda financiar la sociedad y merecer la población.

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