La Nacion (Costa Rica)

‘Me acabo de enterar de que soy viuda’

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MAR DEL PLATA. AFP Y AP. - La noticia de una explosión detectada en el área donde navegaba el desapareci­do submarino ARA San Juan, en el Atlántico sur, desató en Argentina desolación, cólera y el sentimient­o de que los 44 tripulante­s murieron en altamar.

La Armada(marina deguerra) reveló este jueves que dos fuentes, una de Estados Unidos y otra de Austria, registraro­n un ruido compatible con una explosión en el área por laque transitaba el sumergible antes de desaparece­r, el 15 de noviembre.

La nave se dirigía a su base en Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires. Aúnno se aclara por qué eldato de la explosión tardó ocho días en ser revelado.

Se trató de “un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear, consistent­e con una explosión”, afirmó a la prensa, en Buenos Aires, el portavoz naval Enrique Balbi.

“Nos está faltando saber dónde está el submarino y a qué profundida­d está”, señaló, al dar el parte oficial nocturno. Buques y aviones de 14 países buscan el submarino en la zona donde se detectó el ruido.

La noticia desató, más temprano, muestras de dolor, angustia y furia en la base naval de Mar del Plata. Algunos familiares salieron llorando; otros se abrazaron, sentados en el suelo, desconsola­dos.

A Balbi le preguntaro­n si los tripulante­s estaban muertos. “Hasta que no tengamos evidencia certera de dónde está (el submarino), nopodemos concluir con una afirmación contundent­e”, respondió.

En la zona de la explosión, hay profundida­des desde 200 hasta 3.000 metros. El ARA San Juan soporta descensos de entre 500 y 600 metros.

Dolor. Los pocos familiares que hicieron contacto con la prensa en la base de Mar del Plata –que funcionó como centro clandestin­o de detención durante la última dictadura militar (1975-1983)– asumieron la muerte de los marinos, pese a la postura de la Armada.

“Son perversos y nos manipularo­n. Ellos sabían (que el submarino había explotado)”, afirmó Itatí Leguizamón, esposa del radarista del submarino German Suárez, a periodista­s en la base naval de Mar del Plata, destino al que debía arribar la embarcació­n. R VEA NOTA EN PÁGINA 28

“No nos dijeron la palabra ‘muertos’, pero ¿qué se puede entender”, expresó Leguizamón con enojo.

“No nos quedó santo a quien rezarle, no nos quedó santo por pedir. Pero cada uno tiene un destino marcado”, afirmó, en tanto, Jésica Gopar, esposa del tripulante Fernando Santilli.

“Las esposas, los hijos nos

tenemos que unir; tiene que hacerse justicia”, agregó.

Escenario complicado. La explosión se detectó tres horas después de la última comunicaci­ón del submarino con su base, según la Fuerza Armada.

Balbi precisó que, si un submarino sufre una explosión, “no va a terminar flotando en superficie”. Un submarino “implota, no hay nada que salga” a la superficie, manifestó. El casco es muy resistente.

Siete días de temporales en la zona de búsqueda abonaron esperanzas de que el capitán del submarino hubiera preferido asegurar una navegación sumergido en vez de emerger.

Sin embargo, no fue detectado en la ruta que debía seguir desde Ushuaia, en el extremo austral del país, a su apostadero. Debía haber llegado a puerto entre el domingo y el lunes.

“Un grave problema con las baterías puede generar hidrógeno. Hidrógeno por encima de cierto porcentaje es explosivo. Explota por sí mismo. Si hubieran tenido una explosión... entonces todo está perdido”, dijo un excomandan­te de submarino que pidió el anonimato.

Gustavo Mauvecin, director del Centro de Medicina Hipérbáric­a de Mar del Plata, indicó a la AFP que “el tema del hidrógeno es siempre candente en ese tipo de vehículos. Los motores son eléctricos”.

La exministra de Defensa, Nilda Garré, bajo cuyo mando se reparó al ARA San Juan, dijo, en un comunicado, que el submarino fue “puesto a nuevo” entre el 2008 y el 2014, y que “no debería haber navegado si tenía alguna avería detectada”.

El “ruido” compatible con una explosión fue detectado a 400 kilómetros de la costa y 60 kilómetros al norte de la última posición comunicada por el submarino.

En esa zona se concentró la búsqueda, en la que participan buques oceanográf­icos con sondas de barrido y aviones con detectores magnéticos.

Unos 4.000 efectivos buscaron al ARA San Juan en barcos y aviones de Argentina, Alemania, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Noruega, Perú, Reino Unido y Uruguay.

Rusia también comprometi­ó su apoyo luego de una comunicaci­ón con el presidente Mauricio Macri.

Estados Unidos envió dos cápsulas de rescate submarino que arribaron al puerto de Comodoro Rivadavia (1.750 kilómetros al sur de Buenos Aires). También un hospital había sido puesto en alerta para recibir a los submarinis­tas.

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AFP Y AP Jessica Gopar (al centro) salió llorando de una reunión con la Armada argentina: les dijeron que una explosión pudo destruir el submarino con 44 tripulante­s, donde viajaba su esposo, Fernando Santilli. Itatí Leguizamón (arriba) también sufre por su...
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AFP Y AP Familiares de los tripulante­s del submarino se abrazaron en medio del llanto, ayer en la base naval de Mar del Plata. Allí, las personas han dejado banderas como muestra de solidarida­d por la tragedia.

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