Deficiente formación técnica en INA y MEP
Una primera explicación de las fallas es que tanto INA y MEP tienen presupuestos garantizados, independientemente de sus logros.
Una primera explicación de las fallas es que tanto el INA como el MEP tienen presupuestos garantizados, independientemente de sus logros Existe una tendencia en el sector público a confundir objetivos institucionales con logros efectivos
La Contraloría
General de la República dio a conocer los resultados de un estudio sobre la formación técnica ofrecida por el Ministerio de Educación Pública (MEP) y el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA). El principal hallazgo es que los graduados salen con escasos conocimientos y eso obliga a los empleadores –que hacen aportes específicos para el mantenimiento del INA y con impuestos generales también contribuyen amantener el MEP– a incurrir en gastos adicionales para volver a capacitar a los graduados que contratan (“Patronos tienen gastos extra por deficiente formación de técnicos”, La Nación, 22 de enero del 2018).
Lo señalado no deja de ser una calamidad. Es preciso analizar las causas y tomar acciones correctivas cuanto antes. Una primera explicación es que tanto el INA como el MEP tienen presupuestos garantizados, independientemente de sus logros. Eso puede llevar a los administradores a anteponer sus propios intereses a los objetivos generales de esas entidades.
En el INA, por ejemplo, hay una preferencia –común entre los servidores públicos de alto nivel– por viajar al exterior por cualquier motivo (“Jerarcas del INA y AyA acumulan más de 90 días en viajes”, La Nación, 22 de junio del 2017). El presidente ejecutivo del INA, por ejemplo, ha hecho no menos de 20 viajes al exterior con propósitos poco claros, como es el caso de uno controversial a Abu Dabi (capital federal de los Emiratos Árabes Unidos y del emirato homónimo) el año pasado, de altísimo costo ycuyo propósito fue tan pobremente definido que no puede ser objeto de verificación.
Esto lleva a identificar otro problema: la tendencia en el sector público a confundir objetivos institucionales con logros efectivos. Por ejemplo, el Sistema Nacional de Educación Técnica a cargo del MEP tiene como fin “promover la integración de los niveles de educación técnica, a nivel ( sic) público y privado (…) mediante ac- ciones concertadas entre las instituciones formadoras y el sector productivo del país”. Luego, el gobiernomanifiesta que estemarco “estandariza los niveles de cualificación, eleva la competitividad, disminuye la curva de aprendizaje y facilita los procesos de reclutamiento y selección de personal”.
El objetivo es la adopción de acciones concertadas para mejorar la educación técnica, pero lo que muchos funcionarios públicos ofrecen por resultados son enunciados generales, de tipo burocrático, como los que destacamos en la segunda cita del párrafo anterior.
Mientras entidades como el INAy elMEP no operencon metas cuantificables y mientras sus presupuestos estén garantizados con independencia de su ejecutoria, como es el caso en la actualidad, tendremos resultados pobres como los destacados por la Contraloría General de la República en su informe sobre educación técnica. En efecto, la Contraloría manifestó que “las debilidades relacionadas con las capacidades teóricas y prácticas de las personas egresadas de (los programas técnicos) ocasionan costos adicionales a los empleadores”. Además, “existen algunas otras rigideces de oferta, tales como la lenta capacidad de respuesta de los colegios técnicos profesionales del MEP y los centros de formación del INA respecto de las demandas del sector empresarial”.
Lo anterior lleva a pensar en la importancia de someter los presupuestos futuros, al menos el del INA, a una rigurosa verificación de logros y, en caso de que estos sean pobres, como indica la Contraloría, autorizar a las empresas a canalizar parte de las cuotas que hoy pagan al INA a sufragar programas de capacitación en centros autorizados. De esta manera, la capacitación técnica pasará a ser fundamentalmente movida por la demanda, como debe ser, y no por la oferta, es decir, por la ineficacia de entes estatales que están llamados a suplirla.