Preguntar para votar
P ara responder, primero hay que preguntar. Para decidir, también. Para votar, ni se diga.
Nos interrogamos constantemente sobre aquello y aquellos que nos rodean. Unas veces lo hacemos de formaintuitiva, automática, imperceptible, incluso inconsciente. Otras, con racionalidad, método y objetivos claros.
En política, usamos ambos tipos de ejercicios mentales para escoger candidatos y partidos. Marcar una papeleta –como enrolarse en un trabajo o decidir qué bicicleta comprar– es un ejercicio en que se mezclan la emoción y la razón. ¿Cómo conducirlo para obtener el mejor resultado posible el 4 de febrero, o reducir el margen de arrepentimiento tras el 8 de mayo?
Mi respuesta: afinar nuestra curiosidad y convertirla en un cuestionario estructurado. Porque, como escribió el filósofo contemporáneo español Fernando Savater, “a veces entender mejor lo que uno pregunta es ya casi una respuesta”. Por algo uno de sus libros más exitosos, además de accesible y orientador, se titula
Lo reco- Las preguntas de la vida. vo y negativo respecto a cada candidato o la candidata bajo consideración, saque un “promedio” cualitativo de cada uno y considere seriamente votar por los que logren mejor resultado, aunque tengamos la certeza de que están lejos de lo ideal.
Podrá haber otra serie de factores, quizá insondables (espero que no inconfesables), ajenos a esta breve lista.
Acepto, como escribió el multipensador y moralista francés del siglo XVII, Blas Pascal, que “el corazón tiene razonesquela razón no conoce”. Sin embargo, al decidir el voto, la mente debe imponerse al corazón y, sobre todo, al hígado. Quizá estas 20 preguntas ayuden.
El segundo grupo, “Carácter y actitudes”, se acerca mucho más a lo personal: cómo percibimos rasgos individuales, relevantes para gobernar, entre los 12 candidatos y la única candidata.
En este caso, la dimensión subjetiva aumenta, razón de más para interrogarnos con distanciamiento.
Finalmente, en “Él (o ella) y yo”, planteo cuatro preguntas poco convencionales, que pretenden ayudarnos a escarbar en disparadores intuitivos y emocionales en relación con los aspirantes.
Para tomar su decisión final, le sugiero que haga un balance entre lo que defina como positi- miendo.
Siguiendo esta guía, a finales de diciembre, comencé a articular una serie de interrogantes para orientar el voto. Seleccioné las 20 que consideré más útiles y las publiqué, una a una, en Twitter y Facebook.
Al repasarlas días después, me di cuenta de que se refieren a tres grandes grupos de razonamiento o intuición. Decidí, entonces, clasificarlas y distribuirlas en cada uno, afinar su estilo y publicarlas en mi soporte mediático preferido (el impreso), que es también el más propicio para la permanencia y reflexión. Aquí están, en el cuadro que acompaña es-
Debemos interrogarnos, conscientemente, sobre los candidatos y sus partidos
te artículo.
El primer conjunto lo componen aquellas que podemos responder con mayor grado de objetividad. Se refieren a antecedentes, decisiones, planteamientos, hechos y capacidades (o ausencia de ellos) que es posible documentar con cierto distanciamiento, aunque no podamos separarnos totalmente de elementos subjetivos. De aquí su título: “Propuestas, trayectorias y capacidad”. ■