Peculiar especie de murciélago volvió a aparecer en Costa Rica
AEjemplares de ese tipo no se veían en Costa Rica desde hace 45 años AEn el país hay 115 especies de estos animales, el 11% de los que hay en el orbe
El hotel SelvaVerde Lodge, en Chilamate de Sarapiquí, Heredia, cuenta con peculiares huéspedes: una colonia de murciélagos de la especie Fu
ripterus horrens, ejemplares que no se veían en el país desde hace 45 años y que son poco abundantes en el mundo.
Los particulares inquilinos anidaron debajo de una de las habitaciones tipo bungaló –construida sobre pilotes de madera– con las que cuenta ese centro turístico y, producto de eso, los propietarios decidieron no alquilar más ese recinto a clientes, con el fin de no perturbar a los actuales “ocupantes”.
Se trata de 80 individuos de una especie que Bernal Rodríguez, profesor de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR), cataloga como sumamente extraña.
“Esta reaparición es una gran noticia porque es una especie que, posiblemente, íbamos a declarar como desaparecida en el país. Es extraña en toda su distribución; en ninguna parte del mundo es abundante. Es rara y poco conocida”, aseguró.
Tanto él como otros biólogos fueron contactados por los propietarios del hotel luego del hallazgo de los murciélagos, con el objetivo de que confirmaran el tipo de especie de la que se trataba.
“Uno de los colaboradores de Selva Verde había trabajado con murciélagos conmigo y con otra investigadora, entonces fue él quien los vio. Es una especie fácil de identificar porque el ala les cubre parte del dedo gordo, que es el dedo que tienen libre en las alas los murciélagos”, narró Rodríguez. Nuevo hábitat.
Estos mamíferos, pertenecientes a la familia
Furipteridae, comen insectos durante el vuelo, son muy pequeños y tienen gran habilidad para detectar obstáculos.
Se distribuyen desde Nicaragua hasta Brasil. En ese país suramericano, en cuevas del bosque seco de un lugar llamado Sacatinga, el costarricense también realiza investigaciones con murciélagos.
Por eso, aseguró, el hecho de que estos animales hayan anidado en una edificación humana resulta sorprendente.
“Como es una especie tan rara, hay muy poca información sobre esta. No se puede determinar que llegaron ahí por la temperatura o por la luz. De hecho, parte de la investigación que vamos a empezar implicará hacer la descripción del refugio, las condiciones ambientales, cuánta luz hay, cómo varía la temperatura a lo largo del día, porque para ellos es muyimportante la temperatura del refugio”, añadió Rodríguez. Un redescubrimiento.
Según el experto, la primera vez que estos especímenes fueron vistos en Costa Rica fue en 1973. Richard LaVal, estadounidense que dedicó su vida al estudio de estos animales, los halló en la Estación Biológica La Selva, también en Sarapiquí.
La colonia de 60 individuosdetectada en aquel momento, apareció tan solo a unos kilómetros del hotel donde se reportó el nuevo hallazgo.
“Solo en esa ocasión se habían observado; luego desaparecieron. Y a pesar de todos los trabajos que hemos realizado en Sarapiquí, tanto en La Selva como en la Reserva Biológica Tirimbina, y en todo el país, no se habían vuelto a registrar. De hecho, ya la especie la habían buscado aquí, porque hay gente que viene a hacer estudios, pero no había aparecido”, aseveró el especialista.
Actualmente, los biólogos David Villalobos, Willy Pineda y José Iván Castillo trabajan en una publicación científica sobre el hallazgo.
Losmurciélagos son elúnico grupo de mamíferos que vuela. Tienen pelo y se alimentan de leche. Estos constituyen el segundo grupo de mamíferos más diverso del mundo, después de los roedores.
Unos comen peces; otros, insectos, ranas, ratones o arañas, pero también pueden alimentarse de frutos o del néctar de las flores.
Mundialmente, existen más de 1.200 especies de estos animales; en Costa Rica, 115. Es decir, que el 11% de murciélagos del orbe habita en nuestro país.
Dos de las especies más conocidas en el país son la Artibeus
jamaicensis, que es posible observar en parques de San José, y la Glossophaga soricina, que se nutre de néctar y, por eso, algunos de sus ejemplares llegan a los jardines de las casas.