Calor atenta contra la laguna del Poás
La inmensa laguna del cráter del Poás ha bajado de nivel en los últimos días tanto por falta de lluvias como por las altas temperaturas del volcán, confirmó Eliécer Duarte, vulcanólogo del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori).
También lo confirmóuna fotografía tomada ayer a las 8:30 a. m., desde 12.000 pies de altura sobre el nivel del mar (3,5 kilómetros), por el piloto Federico ChavarríaKopper, quien sobre- voló este coloso, ubicado a una elevación de 2.708 metros y que tiene un impresionante cráter de 1.300 m de diámetro.
“Era esperable el descenso, ya que tiende a tener días más secos. Podría secarse mucho más, hasta inicios de mayo cuando se inicia el periodo lluvioso”, manifestó Duarte.
Añadió que la actividad sísmica se mantiene muy baja, mientras que el tremor ha sido de baja amplitud y no se ha de- tectado emisión de ceniza. La fotografía de Chavarría deja ver no solo el cráter, sino el mirador de la laguna Botos, un antiguo cráter –ubicado muy cerca del principal– que está rodeado de espesa vegetación. La laguna del Poás había desaparecido el 2 de junio del 2017 por las altas temperaturas y la constante salida de gases y cenizas. Nuevamente se formó entre el 18 y el 20 de enero, pero tiene unos 15 metros de profundidad. En sus buenos tiempos llegó a tener 45myun diámetro de hasta 300 m.
Aunque a los ticos una laguna le podría parecer algo muy común, la realidad es que de los 714 volcanes registrados en el planeta, solo unos 85 de ellos albergan lagunas en sus cráteres.
El Parque Nacional Volcán Poás permanece cerrado desde abril, cuando aumentó la actividad eruptiva del coloso.
El 20 de febrero, en una inspección de funcionarios del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), se mostraron varios aspectos por mejorar antes de su reapertura.
Entre estos, destacan la colocación de medidores de gases y de rótulos con medidas de precaución y rutas de evacuación, al igual que la construcción de refugios cerca del mirador del cráter para que los turistas puedan protegerse en caso de nuevas erupciones.
Además, solo se permitirá la entrada de grupos de entre 50 y 100 personas, con una permanencia máxima de 45 minutos.