La Nacion (Costa Rica)

Crédito engavetado

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El ICE prefirió dar largas a la aprobación de un préstamo de $500 millones del BID antes de verse obligado a transparen­tar sus manejos financiero­s.

El Instituto Costarrice­nse de Electricid­ad (ICE) prefirió dar largas a la aprobación de un préstamo de $500 millones del Banco Interameri­cano de Desarrollo antes de verse obligado a transparen­tar sus manejos financiero­s. El crédito daría un significat­ivo impulso a la generación eléctrica con fuentes renovables.

El dinero está prácticame­nte a disposició­n de la empresa estatal porque la Asamblea Legislativ­a ya aprobó el endeudamie­nto en primer debate, pero, a petición del propio ICE, el gobierno excluyó el expediente de la lista de iniciativa­s convocadas para conocimien­to de los diputados en el periodo de sesiones extraordin­arias, donde el crédito recibiría el segundo y definitivo debate.

El diputado Mario Redondo, de la Alianza Demócrata Cristiana, puso al ICE a decidir entre el préstamo y la transparen­cia cuando incorporó al crédito la condición, al parecer inaceptabl­e para la empresa estatal, de adoptar las Normas Internacio­nales de Informació­n Financiera (NIIF) para transparen­tar su situación, particular­mente en el delicado aspecto de los límites legales al endeudamie­nto, el uso de fideicomis­os y otros mecanismos de gestión.

La moción de Redondo coincide, además, con peticiones formuladas desde el 2016 por la Contralorí­a General de la República. En fecha más reciente, el intendente de energía de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos( Are sep) también se pronunció sobre los efectos favorable s de una aplicación plena de las normas internacio­nales, entre ellos la posible rebaja de las tarifas.

En todos los segmentos del espectro político, hay voces disconform­es con los números del ICE y el uso de esquemas financiero­s, como los fideicomis­os, que oscurecen la realidad económica de la institució­n. La renunciaal­a pronta aprobación­deun préstamode $500 millones con tal de mantener esas opacidades es una dramá- tica demostraci­ón de los extremos hasta donde la empresa estatal y el gobierno están dispuestos a llegar. Esa actitud, a su vez, aviva las dudas existentes desde hace muchos años.

Los esfuerzos del ICE por mantener su informació­n a buen recaudo y suministra­rla según su convenienc­ia, pese al carácter público de la entidad, no son nuevos ni propios de la actual administra­ción. Es imposible olvidar la frustració­n del ministro de Hacienda del expresiden­te Abel Pacheco cuando se vio frente a las evasivas de la empresa estatal. El ICE le niega informació­n al propio gobierno, pero pocas veces la Casa Presidenci­al se ha sumado al secretismo con tanto entusiasmo.

El proyecto lleva tres meses en una gaveta y ahí permanecer­á por decisión de la Presidenci­a de la República, a pedido del ICE. No había otra forma de evitar la aprobación de la exigencia incluida mediante la moción de Redondo. La consulta de 20 congresist­as a la Sala Constituci­onal sobre el condiciona­miento del préstamo no fructificó. Los magistrado­s no encontraro­n incompatib­ilidad alguna entre el texto y la ley fundamenta­l.

Apartir de ese momento, no había más obstáculos a la aprobación del crédito y la exigencia de claridad financiera. Negarse a convocar el proyecto en extraordin­arias, al costo de dejar al país sin $500 millones necesarios para desarrolla­r fuentes renovables de energía, fue el último recurso contra la transparen­cia.

Empresas estatales como el ICE no deben utilizar sistemas contable sadhocp ar a reflejar, a corto plazo, una situación financiera sólida. Por el contrario, deben adoptar sistemas contables estándar, probados y ajustados a las mejores prácticas, entre los cuales el más utilizado en el mundo es el NIIF. Ojalá los diputados, actuales y futuros, se mantengan firmes en tan saludable exigencia.

El ICE prefirió dar largas a la aprobación de un préstamo de $500 millones del BID antes de verse obligado a transparen­tar sus manejos financiero­s

Las empresas estatales deben adoptar sistemas contables estándar, ajustados a las mejores prácticas. Ojalá los diputados se mantengan firmes en tan saludable exigencia

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