Cada uno debe asumir su responsabilidad
Desde hace ya muchos años, una buena parte de nuestra sociedad viene hablando de corrupción y delincuencia. Más ahora, al aproximarse el día de las votaciones en segunda ronda, el primero de abril.
Entonces, decimos que nos preocupan estos dos temas y esperamos que el gobierno haga algo para acabar con ellos.
Ya sabemos que los políticos resolverán uno, dos, o a lo sumo tres, de cada diez problemas que les encarguemos. Con esa nota, no ganarían el año ni en la escuela, ni en el colegio, ni en la universidad. Así que es un sinsentido esperar de ellos la solución.
Me parece evidente que, con solo leer los periódicos o ver la televisión, el problema está en nosotros mismos como sociedad, como conjunto de familias.
La verdad es que nuestro comportamiento personal es muy malo. La mayoría de nosotros cae en la tentación con suma facilidad. Cometemos faltas graves o gravísimas con total tranquilidad. Como si nadie se estuviera dando cuenta.
Pretendemos que, logrando que esas faltas se toleren, se disimulen, se maquillen, se acepten como normales o se perdonen en los juzgados, vamos a quedar impunes.
De sobra conocidos.
No es necesario enumerar hechos que confirman nuestra mala manera de actuar, ya que los conocemos perfectamente bien.
Dos de los resultados de nuestra mala manera de conducirnos son, precisamente, la corrupción y la delincuencia de las que tanto nos quejamos.
Los corruptos y los delincuentes salen de las familias costarricenses. Es ahí donde aprenden, se forman y se entrenan.
Pero rehusamos aceptar que en lo interno de nuestras familias están ocurriendo grandes dramas que dan como resultado ese tipo de individuos.
Como dice un conocido: “Los secretos de la familia no se comentan con nadie, pues son eso, secretos de familia”.
Nosotros los adultos, desde hace muchos años estamos dando un mal ejemplo a nuestros niños y jóvenes. Y lo hacemos con el mayor descaro y sin sentir vergüenza o culpa.
Todos sabemos si estamos actuando mal, si cometemos errores, si afectamos a los demás, si robamos, o si tenemos una conducta delictiva. Habrá casos excepcionales en que esto no es así, pero en esas situaciones estaríamos frente a verdaderas enfermedades mentales.
Nosotros vivimos en un país donde fácilmente podemos abusar de nuestra libertad.
Debemos tratar de controlarnos. Evitar hacer daño a la colectividad.
Responsabilidad.
Al fin y al cabo, sabemos que somos los costarricenses los que consumimos las drogas, los que nos tomamos el alcohol, los que robamos a los bancos o los que permitimos que les roben, los que ejercemos la prostitución femenina y masculina, los que mantenemos llenos los moteles, los que vemos horas y horas las telenovelas, los que evadimos impuestos, los que cobramos comisiones ilegales, los que planeamos y ejecutamos estafas, los que amanecemos enfermos los lunes y saturamos los Ebáis y las clínicas de la CCSS, los que brindamos los servicios lamentables que, en muchos casos, los turistas vienen a buscar a nuestro país.
Somos nosotros, nosotros mismos, nadie más.
Los miembros de nuestras familias nos damos cuenta de lo anterior, pero protegemos al infractor y nos hacemos los que ignoramos esos problemas.
Así que es cada uno de nosotros el que debe portarse bien, si es que queremos combatir la corrupción y la delincuencia.
Cada uno de nosotros, en el metro cuadrado donde vive, debe tratar de portarse bien, en beneficio de toda la sociedad.
El domingo primero de abril debemos ir a votar. No nos quedemos esperando que los políticos resuelvan nuestros propios problemas. Cumplamos, cada uno de nosotros con nuestra responsabilidad.
Vivimos en un país donde fácilmente podemos abusar de nuestra libertad