La Nacion (Costa Rica)

Las dos caras del Paté

- Amado Hidalgo PERIODISTA hidalgo.amado36@gmail.com

Wálter Centeno está logrando muchas cosas. La principal: que hablen de él. ¡Para muestra, este botón! Todos le estamos poniendo atención, pero sobre todo los saprissist­as, quienes lo ven como el nuevo rey llamado a devolverle­s el trono perdido. También ha consolidad­o una idea que yo no creí posible, lo reconozco. Cumplió su palabra de poner a jugar buen fútbol a un equipo limitado en hombres y nombre. De pie a pie, desde atrás, hilvanando un pasabola que huele a añejo, pero sabe bien.

No ha conseguido lo que quiere de Grecia, pues no estuvo ni estará en la cuadrangul­ar de sus dos torneos dirigidos. Pero con poco ha hecho mucho y el benjamín de la temporada pasada dio y da batalla a los grandes, anima el torneo y ha estado muy lejos de un descenso que, pensamos, sería su destino a corto plazo.

Paté no fue el técnico fanfarrón que yo creía ver, detrás del hombre cuyas poses y modales semejaban más las de un artista de segunda que las de un técnico de primera. En ese aspecto me calló la boca y se ganó el derecho de ascender a un equipo con más aspiracion­es y nombre que el griego.

Pero como persona sigue en deuda conmigo. Le falta el respeto al equipo que le da de comer e irrespeta a la institució­n que lo hizo grande como futbolista. Ni Grecia ni Saprissa se merecen lo que él les está haciendo. En lugar de criticar a sus jugadores por actuar bien solo contra los grandes, debería analizar si no es que ellos proyectan su yo escapista, que tiene los pies en Grecia, pero la cabeza en la Cueva.

¿Qué es eso de andar criticando la forma de juego de Saprissa? ¿Cómo es eso de estar ofreciéndo­se a la institució­n morada? Hay códigos en la vida. El fútbol los tiene en una vitrina. Hablar mal de cómo juega un rival y a la vez promoverse para dirigirlo, es un acto de traición al deporte, a su oficio de técnico y a todas las normas éticas que lo rodean.

Vladimir fue su compañero de camerino. No es él, Centeno, quien debe juzgar si Quesada lo hace bien o mal como técnico. Menos, vender la idea de ser el entrenador que Saprissa merece. Para mí, Paté se mutila sus alas en ese vuelo que intenta con destino a Tibás.

Wálter menospreci­a al equipo que le da de comer, al que creyó en él, y le dio la ventana para asomarse a la Primera. En la cancha ha hecho suficiente para que Saprissa lo tome en cuenta. Pero esa falta de respeto hacia el rival y a su mismo equipo, puede que retarden por mucho su sueño, exhibido a los cuatro vientos en las conferenci­as.

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