CSC cruza los dedos para retener a Blanco
El Club Sport Cartaginés (CSC) busca evitar el descenso pero además intenta no verse muy mermado para el próximo campeonato y por eso cruza los dedos para retener a Ricardo Blanco, una de sus figuras más regulares en un torneo para el olvido.
Los blanquiazules le hicieron una propuesta económica que catalogan de “muy importante” y esperan respuesta. La principal traba está en que Saprissa también lo pretende.
La Nación tiene informes de que ya hubo contactos con los morados, aunque en el CSC dicen que el jugador les indicó que aún no firma con nadie.
“Con Ricardo hablamos hace mucho tiempo, luego le hicimos una propuesta y aún no responde. Conociéndolo y sabiendo todo lo que él le ha dado al club y el club a él, estamos prácticamente seguros de que no ha tomado ninguna decisión sin hablar con nosotros antes”, indicó Martín Arriola, gerente deportivo brumoso.
Reconoció que para el club, Blanco es carta clave, a pesar de que aún no definen si el técnico Gustavo Roverano va a seguir.
Cartaginés también espera sostener a Dylan Flores, aunque su caso parece más complejo, ya que Alajuelense tiene interés en el volante desde el certamen anterior y el futbolista también posee opciones de irse al exterior, tema que definirá su representante, quien llegará a Costa Rica en dos semanas.
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Se trata del desgarrador testimonio de diez fantasmas que conviven con la imborrable experiencia del infierno nevado que experimentaron en la Tierra del Fuego, hace justamente 36 años (2 de abril de 1982), cuando desembarcaron en el conflicto que propició la entonces decadente dictadura argentina, en un vano intento de recuperar su imagen, al alto precio de arruinarles la vida a cientos de jóvenes, entre ellos los ahora veteranos, quienes en la época eran promisorios futbolistas de los grandes clubes de ese país.
Libres
Uno de ellos, Héctor Rebasti, guardameta de San Lorenzo, narra la noche en la que con hambre, un frío del carajo y en la orfandad de su trinchera soñó que, en vez del desigual enfrentamiento armado con los ingleses, resolvían en un partido de fútbol la soberanía de Las Malvinas. Conmueve escucharlo.
A pesar de los años, Rebasti denota cierta inocencia, casi infantil.
“Lloré cuatro horas cuando mi anhelo se cumplió en México 86. ‘La mano de Dios’ y el gol más bello de los mundiales, me dieron la razón. ¡Yo sabía que si jugábamos al fútbol, les podíamos ganar!”.
Si usted observa el citado documental, se sentirá identificado con esta historia verídica, y coincidirá con el suscrito en que la guerra es un flagelo del que los costarricenses estamos protegidos, gracias a nuestra tradición de paz.
Y que, tal como escribió un día de estos el argentino Alex Moya en redes sociales, los ticos no sufrimos, como les ocurrió a ellos, La noche de los Lápices, llamada así la serie de secuestros y asesinatos de estudiantes argentinos en 1976. Y que, por el contrario, recién protagonizamos una sorpresiva y espontánea revolución en la noche de las crayolas, en salvaguarda de nuestra identidad civilista.
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