La Nacion (Costa Rica)

Estado cuida hijos a miles de madres que están en la casa

Más de 6.000 en esa situación Espíritu de iniciativa es que ellas puedan salir a laborar o estudiar para superar la pobreza ‘Derecho a desarrollo integral’ IMAS alega que reciben a los chiquitos para garantizar­les su alimentaci­ón y su bienestar

- Daniela Cerdas E. daniela.cerdas@nacion.com

x: El espíritu de la Red de Cuido, creada en la administra­ción de Laura Chinchilla (2010-2014), era ofrecer a las mujeres pobres una opción de atención para los niños mientras ellas salen a trabajar o estudiar.

No obstante, esa intención pareciera no cumplirse a cabalidad porque miles de las mujeres que envían a sus hijos a los centros de resguardo no estudian ni trabajan, sino que se quedan en sus casas.

Así se desprende de datos suministra­dos por el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), entidad rectora del programa, así como de los Centros de Educación y Nutrición y de Centros Infantiles de Atención Integral (CEN-Cinái).

Según el Instituto, de las 17.572 familias que reciben subsidio de la Red de Cuido, en 4.156 (23,6%) de estas, las madres no estudian ni trabajan. Esto ocurre a pesar de que 1.893 familias se hallan en la lista de espera por un cupo para obtener el beneficio de cuido en el IMAS.

En el caso de 11.764 niños beneficiar­ios de Red en los CEN-Cinái, cuyas madres son jefas de hogar, el 18,6% (2.188) tampoco tienen trabajo ni estudian. De otros 10.977 menores que son beneficiar­ios de la Red en los CEN-Cinái, no se tiene reporte de a qué se dedica la mamá, porque solo se registra la ocupación del jefe de hogar y, en estos casos, no era la mamá.

Tampoco se posee la informació­n centraliza­da de a qué se dedican las progenitor­as de los 4.216 chiquitos cuyo cuido financia el Patronato Nacional de la Infancia (PANI).

El último Informe del Estado de la Nación, de noviembre pasado, incluyó un capítulo que analizó, desde la perspectiv­a de los proveedore­s del servicio, las caracterís­ticas y desafíos de la Red Nacional de Cuido y Desarrollo Infantil (conocida como Redcudi).

Los prestatari­os cuestionan los criterios con los que se decide quiénes son beneficiar­ios del programa. Explicaron que al tener como único criterio la línea de pobreza, se excluye a muchas mamás trabajador­as que realmente necesitan el cuido de sus pequeños.

“En todos los talleres coincidier­on en que el objetivo de fomentar la incursión de las mujeres en el mercado laboral se está desvirtuan­do, pues en el momento en que las mujeres estudian y encuentran un trabajo que les permite ganar mejor, caen fuera del rango de asistencia, pierden el subsidio y les va peor, porque tienen que afrontar costos adicionale­s como el cuido privado de sus hijos, lo que pone a estos en situación de riesgo”, explica el documento.

La población meta de la Redcudi son niños de 0 a 6 años (aunque excepciona­lmente se extiende a 12 años), de familias en pobreza y pobreza extrema (niveles 1 y 2). A octubre del 2017 había 1.127 alternativ­as de atención de menores.

El IMAS invirtió en el 2017 alrededor de ¢29.230 millones en el programa. La institució­n, como entidad rectora de la Red de Cuido, desconoce cuánto se invirtió en los CEN-Cinái y el PANI.

Razones. Emilio Arias, presidente ejecutivo del IMAS, aseguró que las mujeres que no trabajan ni estudian representa­n un “porcentaje mínimo” de las beneficiar­ias de la Red, aunque el funcionari­o solo se basó en datos de Instituto.

Explicó que el objetivo inicial de la iniciativa se está cumpliendo y que los niños cuyas madres no trabajan son atendidos para garantizar­les su derecho a un desarrollo integral.

“Son tres objetivos de la Red de Cuido: el derecho de los niños de tener un espacio de cuido y alimentaci­ón; que los padres y madres puedan estudiar y trabajar, y la apuesta por el desarrollo integral del menor.

”Esos objetivos se mantienen desde que se construyó la Red hasta el día de hoy, son la menor cantidad y esos (los niños cuyas madres no trabajan) se están atendiendo por el objetivo del derecho del menor al desarrollo integral”, manifestó.

Pobreza. El Informe de Estado de la Nación ahondó en el conocimien­to de los proveedore­s de

la Red de Cuido (Cecudi, prestatari­os privados y CEN-Cinái).

Se realizaron tres talleres con representa­ntes de diversos tipos de proveedore­s de esta red, provenient­es de distintas zonas de la Gran Área Metropolit­ana (GAM) urbana y rural

En muy pocos casos, los prestatari­os reportaron una mayoría de madres trabajador­as o estudiando. Señalaron que hoy todos manejan listas de espera del beneficio de cuido.

Según el Programa Estado de la Nación (PEN), los tres grupos de panelistas coincidier­on en que por la forma como se está operando la Red en la actualidad, se generan señales “perversas” a los beneficiar­ios, ya que “más que apoyarlos a superar la pobreza, el programa está perpetuánd­ola, incentivan­do la mentira, el clientelis­mo, la informalid­ad y el retiro de las mujeres del mercado laboral”.

“A como está diseñado el programa, no ayuda a la gente para salir de la pobreza, porque si alguien sacó un cursillo técnico y gana ¢15.000 más por eso, con esa plata sale del programa, pero no sale de la pobreza. Entonces, retrocede y lo que están haciendo es mantener el círculo de la pobreza.

”A mí me gustaría saber cómo va a quedar ese niño que antes venía a clase, que tenía todos los beneficios y ahora no tiene nada, solo porque su mamá ahora gana ¢20.000”, señaló una prestatari­a privada al Estado de la Nación.

De acuerdo con un representa­nte de un Centro de Cuido y Desarrollo Infantil (Cecudi), cuando empezó el programa, las mujeres tenían tres meses para presentar el comprobant­e de que estaban trabajando, pero eso cambió; ya no se pide. Una funcionari­a de un CEN-Cinái coincidió con ese criterio al estimar que el subsidio del IMAS pareciera premiar solo a la madre que está en casa.

“Nosotros hicimos un trabajo de campo y fuimos a los lugares que son de pobreza y pobreza extrema ahí en Alajuela. Y vimos que a las mujeres que viven en casas humildes, con piso de tierra, no les interesa trabajar porque están completame­nte asistidas”, añadió otra representa­nte Cecudi.

Para los proveedore­s del servicio de la Red de Cuido, se debe incrementa­r el seguimient­o a los beneficiar­ios para velar porque los subsidios se orienten a la superación de la pobreza, la inserción laboral de las mujeres y la ampliación de capacidade­s y habilidade­s de los niños para desarrolla­r su potencial.

Según Emilio Arias, por ley, el IMAS tiene la “limitante” de que las personas que atiende en la Red de Cuido deben estar en la línea de pobreza y pobreza extrema, aunque muchas familias, cuando se encuentran trabajando, no se ubican en el rango de pobreza y pierden el beneficio.

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MAYELA LÓPEZ En la foto aparecen pequeños beneficiar­ios de la estatal Red de Cuido. Ellos asisten al Centro de Atención Integral Sunem, ubicado en Guararí de Heredia.
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