Es la hora de reinventarse
PESCRITOR ara todos los movimientos políticos y religiosos del país, en especial para sus jerarquías, es clave entender que los cubículos mentales y emocionales del ayer son inútiles para comprender, interpretar y transformar las realidades actuales. Se necesita enriquecer los conceptos, los lenguajes y las prácticas a fin de sintonizar con las nuevas sensibilidades culturales, las necesidades sociales que las personas buscan satisfacer y los horizontes de realización personal y colectiva que inspiran a los costarricenses.
Las glorias del ayer son importantes, pero más lo son las del futuro, y estas se construyen en el único lugar donde nacen esperanzas y cambian realidades: el presente. Por ello, el desafío principal de las fuerzas políticas y sociales es reinventarse.
Es esta la más importante consecuencia del proceso electoral recién concluido, y existen otras también relevantes y complementarias de lo dicho: el bipartidismo se acabó, el extremismo liberal está en extinción, el centro político se confirma como la corriente hegemónica en la historia de Costa Rica. En lo que sigue me concentro en la reinvención política.
Nuevo gobierno.
Los méritos del Partido Acción Ciudadana son inobjetables. A esta organización se asocia el final del bipartidismo, la revitalización del centro político y la contención de los extremismos ideológicos. Pero estas fortalezas no deben hacer olvidar las falencias: primera, incapacidad para fusionar en un paradigma político común las corrientes socialdemócrata, socialcristiana, socialista y liberal que confluyeron en su fundación; segunda, insuficiencias en la gestión ética de los recursos públicos evidenciadas en su primera administración gubernamental; tercera, incapacidad para complementar los méritos de la apertura comercial con el énfasis en el valor estratégico del mercado interno, la empresa pública y el Estado; y cuarta, riesgo de abandonar el proyecto histórico original expresado en el pensamiento y la acción política de su fundador, en virtud de una adaptación en exceso oportunista al vaivén de las circunstancias.
Estas insuficiencias identifican los derroteros de la reinvención política en Acción Ciudadana: formular un planteamiento programático que unifique los componentes ideológicos que forman esta organización, revitalizar las exigencias éticas y evitar mimetizarse, por acción u omisión, con otros partidos políticos.
En el marco de la reinvención política de Acción Ciudadana, y más allá de ello, en el contexto de la situación del país, la gestión de gobierno de Carlos Alvarado adquiere un valor esencial.
El principal desafío de las nuevas autoridades es ejecutar decisiones que sitúen la ética del desarrollo en el centro de todas sus acciones, resuelvan la crisis fiscal, mejoren la eficiencia del sector público, fortalezcan la competitividad y productividad del sistema económico e impulsen una nueva reforma social para erradicar la pobreza y disminuir la desigualdad.
Carlos Alvarado no puede liderar nada de lo dicho apoyándose tan solo en el PAC; es imprescindible insistir en la responsabilidad de todos los actores políticos y sociales por el destino común de Costa Rica.
Cristianismo y modernidad. ¿Qué decir de la reinvención política del Partido Restauración Nacional (RN)? Está claro que tiene la posibilidad de consolidarse con una base electoral estable y en crecimiento, pero, para lograrlo, le es imperativo profundizar en su carácter de partido político laico y pluriclasista, apoyado por costarricenses de creencias religiosas diversas, o sin creencias religiosas, y de condición socioeconómica diferenciada.
En esta dirección, el desafío principal en RN consiste en interiorizar los méritos de la modernidad cultural (secularidad, ciencia, tecnología, humanismo).
Recuérdese que en la civilización occidental de raíces griegas y judeo-cristianas, el cristianismo constituye una de las fuentes del proyecto moderno, junto con la ciencia y el humanismo, y téngase presente que el pensamiento social de origen cristiano ha jugado un papel esencial y positivo en el nacimiento y desarrollo de la modernidad costarricense.
No debería ser problema asumir la modernidad cultural en RN, pero eso conlleva un cambio significativo en la educación política interna de esta organización; si el cambio se produce, RN aumenta sus posibilidades de convertirse en un factor clave del futuro, pero si se mantiene inmutable en los límites religiosos que marcan su origen, sus posibilidades de crecimiento y posicionamiento social disminuyen.
Ventanas al futuro.
La reinvención política del Partido Liberación Nacional y del Partido Unidad Social Cristiana se ve difícil, pero no imposible. Estos partidos políticos cuentan con vigorosas bases electorales de apoyo, fracciones parlamentarias relevantes e historias y experiencias que encierran méritos innegables; todo lo cual debe acompañarse de una radical y desgarradora autocrítica que inicie el proceso de reinvención política y promueva el surgimiento de nuevos liderazgos.
En el caso del PLN, esto implica relanzar una socialdemocracia moderna y posmoderna, y liberarse de las añoranzas por una socialdemocracia dominante en los años cincuenta, sesenta y setenta, pero que ahora es un resabio prehistórico.
Esta socialdemocracia moderna y posmoderna encuentra en el concepto de “tercera vía del desarrollo” una fuente de inspiración innegable. En el socialcristianismo, la reinvención política supone desarrollar la síntesis de pensamiento que se fraguó en los años noventa del siglo XX, cuando en el seno del PUSC se sintetizó el liberalismo político con la economía social de mercado, el humanismo secular y la doctrina social de la Iglesia católica.
La síntesis política e intelectual indicada, junto con la “tercera vía del desarrollo” fraguada en el interior de la socialdemocracia, constituyen fuentes importantes para la reinvención política del PLN y del PUSC, pero si estos partidos no sintonizan con el presente tales antecedentes se convertirán en prisiones sin ventanas al futuro.
Génesis de una mayoría social de izquierda.
¿En qué puede consistir la reinvención política de la izquierda agrupada en el Frente Amplio (FA)?
Tal reinvención supone incorporar al ideario partidario fuentes del liberalismo político y del liberalismo económico, al mismo tiempo que se renueva y enriquece la experiencia derivada del marxismo clásico, el neomarxismo y movimientos sociales como el ecologismo y el feminismo, pero ahora tomando detallada cuenta de las críticas efectuadas por estudiosos liberales y socialistas respecto a la teoría del Estado y la teoría del valor, la propiedad y la creación de riqueza.
Lo anterior conduce a innovar en gestión organizativa, abandonar la dialéctica amigoenemigo que caracterizó a las fuentes históricas primigenias del FA, dejar de ser un partido político que coloca su táctica y su estrategia en dependencia de otros partidos políticos y desarrollar una política de alianzas con segmentos poblacionales, capas y clases sociales.
Esta reinvención encierra para el FA la posibilidad de transformarse en el eje articulador de una mayoría social de izquierda, es decir, que no dependa de coyunturas electorales para subir o bajar en la preferencia de los costarricenses.
Concluyo. En la Costa Rica que se encamina a la celebración del bicentenario, las palabras “reinventarse” y “reinvención” deben convertirse en el santo y seña (contraseña) de la vigencia política.
■
LPOLITÓLOGO a situación da, por sí misma, vergüenza. El MOPT, encargado de la infraestructura caminera del país, se pelea con una comunidad pues, ante la falta de respuesta institucional, esta reconstruyó un puente con recursos propios y ahora que la obra, hechiza, se inaugura, el Ministerio manda maquinaria para derribarla por insegura… sin tener una solución en la mano. Dentro de seis meses, dicen, o parecen prometer, habría puente nuevo.
Cuestión de experiencia: sabemos que una promesa del MOPT o del Conavi no es creíble, menos si quien la hace es una funcionaria que en un par de semanas termina funciones. Lo peor: el espectáculo del MOPT derribando puentes cuando, por obligación, debería construirlos.
¿Cómo llegamos a este esperpento? Para empezar, buena parte de nuestra infraestructura es vulnerable y frágil a los embates de la naturaleza. El viejo puente en General Viejo se cayó por la crecida del río durante la tormenta Nate. Tenemos también un grave problema de gestión institucional: el MOPT es incapaz de hacer algo bien y a tiempo (para decirlo en corto y suavecito). Finalmente, la población resuelve sus problemas de movilidad de una manera u otra cuando los bienes públicos no están. En este caso, con organización y recursos comunitarios.
¿Y ahora qué? Los técnicos del MOPT dicen que el puente pone en riesgo vidas humanas. Es un argumento muy atendible. La gente de la comunidad dice que el puente aguanta y, en todo caso, que se la juegan mientras llega una solución que puede tardar meses e incluso años. Pareciera un problema suma cero: o el puente construido por la comunidad sigue o se derriba.
Creo que nadie discute que este puente es una solución temporal y que la clave es la construcción de uno nuevo. Una primera solución es que la comunidad se integre al diseño y construcción del nuevo puente, de manera que empujen a los cachazudos funcionarios del MOPT. Fijar un cronograma y que la comunidad esté encima, exigiendo cumplimiento.
Una segunda estrategia, no excluyente, es establecer los parámetros de uso y vigilar el empleo de la infraestructura temporal (peso, tipo de vehículos, condiciones climáticas). Que se cree un sistema de vigilancia y alerta temprana de base comunitaria, pero con acompañamiento institucional.
Lo importante es tener el nuevo puente en tiempo y calidad, pero sin desentenderse de las necesidades de la comunidad.
■
Las glorias del ayer son importantes, pero más lo son las del futuro y se construyen en el presente