Automatización acecha mitad de empleos del país
→Máquinas o aplicaciones asumen cada vez más tareas que hacían personas →Cámara de Industrias estima que afectaría al 15% de puestos en 5 años
Hasta hace un par de años usted llegaba al parqueo de un centro comercial y un encargado de seguridad le entregaba una ficha o tiquete de cartón, que antes de salir debía entregar a otro vigilante.
Hoy, aunque no está del todo extinta, esa situación es cada vez menos común, pues en la mayoría de establecimientos la entrega de fichas o tiquetes ha sido sustituida por agujas con dispensadores automáticos y máquinas de cobro que validan esos boletos antes de salir.
Ese ejemplo probablemente ha pasado inadvertido, lo mismo que decenas de actividades que cada día dejan de hacerse manualmente y en las que los humanos son reemplazados por máquinas, equipos tecnológicos o aplicaciones. Todas ellas forman parte de la llamada automatización del trabajo, proceso al que se encaminan los países, aunque a ritmos distintos.
En el caso de Costa Rica, un estudio del Banco Mundial estima que casi la mitad de los empleos podrían ser ocupados por máquinas.
El informe menciona al país dentro de un listado de naciones en desarrollo en el que, desde el punto de vista tecnológico, el 48% de los empleos podrían automatizarse.
Sin embargo, aclara el documento, los efectos se moderarían debido a los salarios más bajos y a la mayor lentitud de la adopción de la tecnología.
En situación similar se encuentran otras economías, como Ecuador, Rumanía, Tailandia, mientras que en países como Argentina, Malta, Croacia y Letonia el porcentaje supera el 60%.
“Es cada vez más habitual que las máquinas puedan realizar tareas rutinarias con mayor rapidez a un costo menor que los seres humanos, y muchas de las actividades que hoy se consideran no rutinarias (como la traducción, la suscripción de seguros o incluso los diagnósticos médicos) en el futuro podrían ser ejecutadas igualmente bien por computadoras”, señala el documento denominado Dividendos Digitales.
Las consecuencias de este proceso para los naciones en desarrollo dependen del ritmo de las cambios provocados por la tecnología.
“La proporción de ocupaciones que podrían automatizarse de manera significativa es en realidad más alta en los países en desarrollo que en los más avanzados, donde muchos de estos empleos ya han desaparecido”, cita el documento.
También se excluye de ese cambio, al menos en forma acelerada, a las naciones de ingreso bajo, debido a que presentan escaso avance tecnológico.
Otro análisis efectuado por la firma consultora internacional McKinsey, publicado a inicios del año pasado, estima que para el 2030 unos 800 millones de trabajos en el mundo podrían perderse por esta causa.
15% de puestos. Aquí, las autoridades no tienen datos sobre cuántos empleos ya han sido sustituidos por equipos o sistemas tecnológicos; sin embargo, coinciden en que a diferencia de lo que ocurrió con la llamada revolución industrial, esta vez el cambio será más rápido.
De acuerdo con la Encuesta Continua de Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) a diciembre del año pasado la cantidad de personas ocupadas era de 2,2 millones y la tasa de desempleo se situó en 9,3%.
José Salas, asesor de Talento Humano de la Cámara de Industrias de Costa Rica, explicó que las estimaciones del sector en el país para los próximos cinco
años, indican que se podría perder un 15% de los puestos, es decir, más de 330.000 empleos, basados en la cifra del INEC sobre ocupación a diciembre.
“Costa Rica tiene 85.000 trabajadores en el área técnica y en el área de tecnologías, pero a la vez hay un faltante en esa área de 8.000 personas; eso quiere decir que si usted como país va a tener un descalabro de este tipo por la automatización, incluso ahora está teniendo faltante para llenar estos cupos, lo que tiene que hacer es coordinar efectivamente para que las personas que van a perder su puesto laboral por las máquinas puedan ser recicladas a tiempo para ocupar nuevas profesiones”, manifestó Salas.
“Estos cambios no son tan lentos como era anteriormente, en cinco años el 50% de todos los negocios de comercio no van a ser como hoy, van a ser de entrega a domicilio, lo que estamos visualizando es que los cambios no son cada 25 años, ni siquiera cada seis meses, los cambios son diarios” , agregó.
Según el informe de McKinsey existen cinco causas que influirán en el ritmo y alcance de la automatización.
Entre otros factores, predominan la viabilidad técnica, el costo de desarrollar e implementar las soluciones y las dinámicas del mercado laboral en donde se incluyen la oferta, la demanda y el costo de mano de obra humana como una alternativa a la automatización.
También considera los beneficios económicos y, finalmente, la reputación y aceptación social que pueden afectar la tasa de adopción de las anteriores tecnologías.
El riesgo país. Además del eventual aumento en la desocupación que pueda provocar la automatización, una de las principales preocupaciones de las autoridades es el efecto en los regímenes de pensiones.
De acuerdo con el presidente de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), Fernando Llorca, en este momento desconocen
cuál sería el efecto sobre las finanzas del régimen de Invalidez y Muerte (IVM), pero tienen claro que a menor fuerza laboral, menor cotización.
El jerarca aseguró que la primera acción ante ese riesgo es empezar a medir el impacto y buscar la forma de introducirlo en los planes de transformación para la sostenibilidad del IVM.
“Esto no es para rasgarse las
vestiduras: la tecnología es bienvenida; lo que hay que hacer es replantear los procesos de formación de los profesionales; a lo mejor ya no ocupamos técnicos que contesten el teléfono, a lo mejor necesitamos personas que sean capaces de manejar redes”, añadió el jerarca.
Adelantó que ya considera posibilidades para comenzar a evaluar el impacto.