La Nacion (Costa Rica)

Los cambios de dos Santos le dieron vida a la S

- José Pablo Alfaro R. jose.alfaro@nacion.com

La cámara de televisión enfocó a Luis Garrido en el banco. Su rostro de frustració­n fue un presagio de lo que vendría después de su salida. En su lugar ingresó José Luis Cordero y Luis Sequeira retrocedió unos metros para asumir las funciones del catracho.

Todo cambió para la Liga. La coordinaci­ón, tan influyente en el buen ver del club, se quebró con el nuevo rompecabez­as. Cordero no sostuvo la pelota, la Liga entregó la iniciativa demasiado temprano, se perdió el equilibrio que daba Garrido y Sequeira, vital en el ida y vuelta, no pesó igual cuando se colocó como volante recuperado­r.

La Liga tampoco encontró la cohesión necesaria para hacer contragolp­es efectivos que le permitiera­n poner en aprietos a la zaga morada. Por el contrario, la salida de Róger Rojas, en lugar de Pablo Antonio Gabas, le quitó una preocupaci­ón adicional a la retaguardi­a tibaseña.

A Jonathan McDonald no le daban las piernas para correr de un lado a otro y apretar la salida. Tampoco tenía el acompañami­ento necesario para sostener y conducir.

Alajuelens­e perdió la coordinaci­ón de la ‘yunta’ Garrido-Cubero en la recuperaci­ón y el complement­o ideal que daba Sequeira, tan sacrificad­o como efectivo para aportar en ataque con el esquema inicial plasmado por Nicolás dos Santos.

Cordero fue una fantasma y la Liga pasó de una goleada de 3 por 0 sobre el archirriva­l, a un empate amargo de 3 por 3 en casa, en el primer duelo de la cuadrangul­ar final del Clausura.

“Hubo un poco de descoordin­ación, hubo movimiento­s que nos desacomoda­ron. Es un golpe en lo emocional, pero hay que levantarse”, dijo Sequeira.

Aprovechad­o. Saprissa no lo desaprovec­hó. Penetró por el centro con la conducción de Mariano Torres, mucho más suelto, y un eje de ataque sobrepobla­do, a razón de una marcada realidad de la que se dieron cuenta: estaban quedando huecos y había que aprovechar­los.

El timonel manudo Nicolas dos Santos giró instruccio­nes una y otra vez en busca de respuestas, pero ya el daño estaba hecho. El equipo nunca se volvió a acomodar con las variantes, principalm­ente con la primera, ante el fallido ingreso del zurdo Cordero.

Dos Santos dice que se tomará un tiempo para analizar si se equivocó o no con los cambios. Cuando se le consultó por la salida de Garrido, dijo que había metido a Pablo Gabas porque aportaba en el juego aéreo; sin embargo, Gabas no ingresó por el hondureño, sino que lo hizo por Róger Rojas, cuando ya el partido estaba cuesta arriba.

Además de la negativa influencia táctica que trajo consigo sacar a Garrido, la realidad es que Cordero no pesó con el balón ni tampoco en la marca, lo que limitó en demasía a una Liga que solo tenía que sostener, pues ganaba por tres goles.

Saprissa, en cambio, atinó con sus variantes. El ingreso de David Ramírez y Ariel Rodríguez vino a fortalecer el engranaje ofensivo. Los morados centraliza­ron sus embates al hallar los espacios y al final empataron el duelo en la recta final.

La Liga lo paga muy caro. Empata en su casa y al final se deja llevar por las emociones. Jonathan McDonald y José Salvatierr­a, dos pilares del equipo debido a su experienci­a, salieron expulsados, poniéndole más cuesta arriba la cuadrangul­ar a un equipo sediento.

 ?? JOSÉ CORDERO ?? El liguista Luis Garrido marca a Johan Venegas. El catracho era punto alto, pero el técnico manudo lo sacó de variante y ahí vino la debacle liguista. El duelo se disputó en el Alejandro Morera Soto.
JOSÉ CORDERO El liguista Luis Garrido marca a Johan Venegas. El catracho era punto alto, pero el técnico manudo lo sacó de variante y ahí vino la debacle liguista. El duelo se disputó en el Alejandro Morera Soto.

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