Hora de plantarse
Los sindicatos del sector público se manifestaron ayer en defensa del derecho al veto que les fue concedido por el gobierno actual El nuevo gobierno tiene la oportunidad de aprovechar los bríos del estreno para explicar al país, con todo detalle, los elem
Los sindicatos del sector público se manifestaron en defensa del derecho al veto que les fue concedido por el Gobierno actual.
Los sindicatos se manifestaron este miércoles contra el proyecto de Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, es decir, se manifestaron a favor del derecho al veto concedido por el gobierno actual, cuyo periodo constitucional está a punto de concluir. Para la administración Solís, la protesta apenas pasó del espectáculo. No hay tiempo para actuar frente a ella, en uno u otro sentido, y los dirigentes sindicales no lo esperan. Ni siquiera hubo conversaciones para levantar la huelga. Nació con una expectativa de vida muy limitada.
El mensaje para la próxima administración es de advertencia y trasciende en mucho el espectáculo. Sin el plan fiscal, el nuevo gobierno no logrará el despegue y tendrá a los sindicatos en las calles reclamando el pago de salarios y beneficios aunque las arcas del Estado estén vacías. Es mejor enfrentarlos de entrada, en aras de un proyecto de ley apto para avanzar hacia la solución de los desequilibrios fiscales, que hacerlo más tarde, cuando los recursos queden cortos frente a las exigencias.
Ese, por supuesto, sería el peor de los casos. Mucho mejor es conversar y convencer, sin someter al país al trauma de una paralización de servicios indispensables, pero el nuevo gobierno debe prepararse para resistir, si es necesario. La advertencia de ayer es una medida de la determinación requerida para impedir la transformación del próximo gobierno en rehén de los sindicatos estatales. Lo contrario será motivo de lamentos a lo largo de la administración y, quizá, por varias generaciones si la crisis fiscal llega al punto de difícil retorno.
La nueva administración enfrentará problemas incubados a lo largo de varios gobiernos. La diferencia, justa o injusta, es que no hay espacio para seguir manejándolos o siquiera para ignorarlos, como en la administración Solís, que apenas llegará al 8 de mayo próximo luego de sortear, mediante caros endeudamientos, sus graves problemas de liquidez. Las maltrechas condiciones en que cruzará la meta es producto, precisamente, del empeño en conservar el statu quo para no enfrentar sobresaltos. Carlos Alvarado difícilmente pueda darse el mismo lujo.
El legado de Solís a Alvarado incluye la renuencia a plantarse en defensa de las finanzas públicas, las concesiones gratuitas y aquel incomprensible arreglo para rescatar del fracaso a la endeble huelga del 2015, cuando el diputado Ottón Solís habló de “compadre hablado” entre gobierno y sindicatos.
La contribución de los partidos opositores a la firmeza del gobierno es indispensable. Comienza por dejar clara la determinación de no permitir la creación de nuevos tributos si no hay un compromiso con la disminución del gasto. Comprende, también, la renuncia a anotar puntos políticos fáciles o aprovechar, de forma alguna, el clima creado por los sindicatos.
Los partidos opositores deben cerrar filas con la nueva administración si da muestras de rectificar los errores de su antecesora. Al mismo tiempo, deben rehusar financiar nuevos yerros que, a fin de cuentas, solo posponen la crisis definitiva. Ninguna cantidad de ingresos frescos bastará para controlar el desequilibrio de las finanzas públicas si no se les pone coto a los disparadores del gasto. Por su parte, el aumento de la carga tributaria tiene un límite si no queremos estancamiento económico y desempleo. Los sindicatos del sector público deberían comprenderlo.
El gobierno, por su parte, tiene la oportunidad de aprovechar los bríos del estreno para explicar al país, con todo detalle, los elementos de la propuesta fiscal y las razones existentes para impulsarla. Es importante, también, correr el velo que disimula los privilegios disfrutados por un puñado de empleados públicos a costa de las más amplias capas de la población.
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Los sindicatos del sector público se manifestaron ayer en defensa del derecho al veto que les fue concedido por el gobierno actual
El nuevo gobierno tiene la oportunidad de aprovechar los bríos del estreno para explicar al país, con todo detalle, los elementos de la propuesta fiscal